Días de la semana: Milena Hachim

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"Soy diseñadora, pero estoy dedicada a la ilustración y la cerámica, así que mi tiempo se divide en esas dos cosas. Soy tan mala para hablar, que siento que la ilustración me permite decir cosas y comunicarme; se me hace más fácil hablar dibujando. La ilustración me ha hecho perder un poco la timidez, porque soy muy callada. Antes hasta me daba vergüenza subir cosas a Instagram y mostrar mi trabajo. Pero perdí un poco ese miedo y ahora muestro todo.

Tengo la cerámica y la ilustración divididas, pero se combinan en algún momento. Cuando paso mucho tiempo ilustrando echo de menos hacer cerámica, y viceversa. Pero es en la cerámica cuando se unen bien estos dos oficios, porque es ahí donde aprovecho de dibujar sobre los objetos que hago.

Soy un poco ermitaña. Me paso todo el día trabajando en mi taller y no salgo hasta que termino. Aparte, paso por períodos; con la ilustración uno sabe más o menos cuánto tiempo va a tomar, pero la cerámica es un proceso. Uno empieza con la arcilla, después el horno, y así sucesivamente. El espacio cambia cuando estoy en la cerámica, porque me tengo que mover, ya que no tengo el horno en mi casa que es donde yo trabajo. Cuando ya está terminado todo, las cosas vuelven a la normalidad. Pero después empieza todo el proceso de nuevo. Tengo lleno de arcilla y pintura por todas partes.

Me he acostumbrado a tener el taller en el mismo lugar donde vivo. Para almorzar hago espacio en la mesa y después sigo trabajando. Funciono súper bien; me levanto y trabajo, no me quedo en pijama. Eso sí, para hacer ilustraciones, debo poner música y todo tiene que estart ordenado a mi alrededor. Para hacer cerámica, en cambio, tengo que poner una serie o algún podcast. No puedo estar haciendo cerámica y no hacer nada más. Me arma de paciencia ver algo al mismo tiempo.

Siempre quise aprender a hacer cerámica, porque me encantan ese tipo de oficios. Tomé talleres de bordado también, pero fue la cerámica lo que me quedó gustando. Me enamoré de ella. En mi trabajo anterior como diseñadora siempre trataba de meter mis dibujos en algún lado, a ver si me los aceptaban. De repente me funcionaba, pero otras veces me decían "ya, muchos monos, Milena".

Hace ya dos años más o menos que soy independiente. Tenía un trabajo estable en el que estuve por dos años, pero renuncié porque no era feliz encerrada en una oficina. De inmediato tomé un taller, pero mi plan jamás fue ponerme a vender mis productos. Se fue dando de manera orgánica. Como a la gente le gustó, me puse a hacer más cosas y de forma más seriada. Y más en serio, también.

Ahora me siento libre. Me he dado cuenta de que puedo vivir de las dos cosas. Cuando se cae un poco la ilustración y no me llegan tantos pedidos, me pongo a hacer cerámica como loca. Aprovecho muchísimo el tiempo. Eso me gusta también de este oficio; te pones a trabajar con ganas y el resultado es algo concreto que la gente va a querer. Algunas veces me encariño mucho con las cosas que hago y me da pena venderlas, porque son únicas, pero sé que tengo que dejarlas ir. Es parte del proceso.

Milena Hachim estudió diseño en la Universidad Católica de Chile, pero se desempeña como ilustradora y ceramista independiente.

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