Amplificada

Al igual que muchas mujeres cuando terminan una larga relación de pareja, Lily Pérez se cortó el pelo cuando dejó RN, partido en el que militó desde los 24 años. Tras esa tormenta, ahora, con 50 años y liderando el movimiento político Amplitud la senadora se siente tranquila, madura y capaz de todo, incluso de ser Presidenta de Chile. "Conozco mi valor", asegura.




Paula 1151. Sábado 5 de julio de 2014.

Una repentina ráfaga de hielo se cuela intempestivamente en un pasillo del ex Congreso Nacional cuando en una mampara se cruza Lily Pérez de salida, con Carlos Larraín (ex presidente de RN) que viene entrando. Él abre la puerta, la senadora pasa. Se encuentran cara a cara. Se escuchan los pasos en el piso alfombrado. Se percibe el chillido de la vieja puerta mezclada con los movimientos torpes de quienes se (des) encuentran. Algo así como el estridente ruido del silencio incómodo.

No son más de cinco segundos.

Lo cortés y lo valiente.

Y claro, no se saludan. Lily Pérez, hoy integrante del partido Amplitud, se fue en enero de este año de Renovación Nacional después de 25 años de militancia, pateando la mesa y pegando un portazo. Habló de intolerancia, clasismo y personalismo, haciendo clara referencia a la directiva del aquel entonces presidente del partido, Carlos Larraín, el mismo que ahora pasa por su lado y apenas mira.

No bien dejó el partido se cortó el pelo en señal de cambio radical. Hoy, a seis meses de su renuncia, viene llegando de Israel, invitada por la Fundación Iniciativa, para conocer las políticas públicas de ese país. Lily Pérez es judía y la última vez que fue a Tierra Santa lo hizo con el ex Presidente Piñera y regresó a Chile directo a la clínica con una severa neuralgia del trigémino que la hizo perder una muela de tanto apretar los dientes por el dolor. Esta fue su quinta visita a Israel, y viajó con Cecilia Pérez, la ex ministra y su amiga, que también estaba invitada. No tuvieron mucho tiempo para pasear, salvo para ir al Muro de los Lamentos, donde la senadora pidió serenidad para enfrentar los desafíos que se le abren tras su reciente tormenta política.

¿Has somatizado el estrés de tu salida de RN?

Por el contrario, si seguía ahí me iba a enfermar. Estaba tan contenta cuando tomé la decisión de renunciar que me despegué emocionalmente de la mala situación que estaba sintiendo en el partido. Hoy me siento muy bien.

Tener cuero de chancho hace mal para la salud.

No tengo cuero de chancho. A mí sí me afectan las cosas, y me afectan mucho. No ando llorando por la vida, pero me duelen. Claro que todas estas situaciones hacen mal para la salud, pero estar en política implica tener sangre, y tener sangre implica sentir y apasionarse, involucrarse y comprometerse. Yo no creo en eso de que la política es sin llorar.

Es con llanto entonces.

Sí, y se llora harto, sobre todo por las deslealtades.

Tu salida de RN no parte con la renuncia. Esto viene de antes, como los divorcios y las separaciones en general que, además, son muy dolorosas.

¿Sabes que me pasó? Viví mi proceso de separación de RN como una experiencia muy de mujer. Hice todo para que no sucediera, eso que hacemos las mujeres de decir "esto va a cambiar, vamos a conversar, vamos a arreglarlo". Tal cual, como el proceso previo a una separación.

¿Cómo fue el día en que dijiste "me voy"?

Escribí mi carta de renuncia en completa soledad y no se la mostré a nadie. Fue un miércoles en la noche, venía llegando súper tarde del Senado y me dije: "Es el momento". Me inspiré y comencé a escribir. No era solo una cuestión política, sino lo que estaba sintiendo en lo más profundo de mi corazón. No sacaba nada con seguir dando para recibir patadas a cambio.

¿Cuándo comenzó la decepción?

En la campaña del Presidente Piñera, de la cual fui vocera, él sacó el tema del Acuerdo de Vida en Pareja y te juro que recibimos una andanada de críticas de la directiva de RN. Esa fue la primera desconocida que a mí me inquietó. Y ya en el gobierno, no había cosa que hiciéramos sin que nos criticaran.

¿Por qué crees que pasó eso?

Mira, cuando Piñera gana, lo hace porque exacerbamos al máximo el liberalismo dentro de la centro derecha. Y eso es lo que les molestó, alejarse de la extrema derecha.

Pero, por otro lado, el partido le critica que se alejó de la base que fue la que le dio sustento para que fuera Presidente.

Eso es absolutamente falso. Ellos se farrearon al gobierno, la verdad es que las directivas de los partidos de la Alianza se derechizaron al máximo durante los cuatro años de gobierno, lo criticaron en público, varios de ellos le hicieron la vida imposible por todos los medios.

"Me encanta cumplir años. Lo máximo es verse bien sabiendo que has vivido. No critico a quienes se hacen una cirugía pero yo no lo haría".

El fuego amigo.

O sea, era un fuego enemigo declarado. Detrás de esa crítica de que Piñera abandonó las ideas, hay algo más profundo: Piñera representa la centro derecha liberal contemporánea y es justamente ese olorcito liberal lo que no les gusta. Eso es todo. O sea, cuando la bancada de senadores del partido al que perteneces vota en contra de una ley antidiscriminación, con el solo argumento de que esto abre la puerta a un futuro matrimonio homosexual, o sea, qué penoso su argumento, qué penosa e irritante la homofobia latente.

¿Cómo se gobernaba en estas circunstancias?

La trastienda era dura, pero a mí lo que me sostenía era el tema con la gente, el amor que recibo, el apoyo ciudadano, mi región. Eso me hacía aguantar todo. Era, siguiendo la metáfora de la separación, como cuando alguien aguanta en un matrimonio por los niños. Pero en un momento no aguanté más. Me fui y por eso me corté el pelo. Quería que se notara que había hecho un corte y un cambio.

Pero antes de irte aceptaste ser la vocera de Evelyn Matthei durante su campaña presidencial.

Eso fue la gota que rebasó el vaso. Fue una campaña muy dura, muy sola, con muy pocos recursos. Éramos cinco gatos los que teníamos que hacer todo. Y no hubo una sola vez en la que pudimos plantear nuestras propuestas sin tener que hacernos cargo de las declaraciones de nuestro mismo sector aportillando la candidatura. ¿Te cachái eso todos los días durante cinco meses?

¿Les hicieron bullying?

Fue bien duro, fue terrible.

¿Qué les decían?

O sea, cuando acepté ser vocera de la candidata Matthei varios de RN me dijeron: "Lily, ¿pero para qué lo vas a hacer, para qué vas a gastar tu capital político en una batalla perdida?".

¿Y cómo fue dar una batalla perdida?

Dentro de todo con una alegría enorme, así como una cosa media épica, sentíamos que estábamos haciendo lo correcto y lo probable es que lo hicimos justamente porque somos dos mujeres. Creo que si no hubiéramos sido mujeres jamás habría sacado el 38%, ni un gallo lo habría hecho. Bueno, cuando terminó la campaña yo dije: "no más, no más".

Y te fuiste.

Cuando lo hice me sentí bien, fue duro, difícil y definitivo. Fui súper gallita. ¿Has cachado que los políticos dicen: "voy a renunciar"? Bueno, yo no lo anuncié, fui al Servel y lo hice.

"Mira, si yo fuera Presidenta lo haría el descueve. Tengo claro lo que me gustaría hacer, pero también tengo claro que no me gustaría pisotear mis convicciones por llegar a lograrlo".

POLÍTICA DOMÉSTICA

Tu marido también se fue de RN cuando tú renunciaste.

Miguel y mis mejores amigos militantes de RN como Óscar Hasbún, Salustio Prieto, María Eugenia Amunátegui y Gastón Gómez, renunciaron. Todo mi entorno renunció.

¿Qué rol jugó tu marido en ese periodo?

Él fue un tremendo apoyo.

¿Cómo te las arreglas para dejar fuera del dormitorio los problemas de la política partidaria?

En mi casa sí se conversa de política, pero somos todos de pensamientos muy libertarios. Por lo tanto no hay discusiones. Con Miguel nunca nos despedimos en la noche enojados por algo. Tampoco nos vamos a la cama distanciados.

¿Cómo lo defendiste cuando se dijo de que fue por pituto que el ex Presidente Piñera lo nombró notario público en Coquimbo?

Miguel ha sido un gran abogado de prestigio y trayectoria toda su vida. Él sacó el más alto puntaje de un concurso público que hizo la Corte de Apelaciones de su región. Estoy orgullosa de él. Luego, e independiente de lo que pase, Miguel es mi gran apoyo, mi compañero, mi amante y mi esposo. Este mes cumplimos 12 años de matrimonio y la verdad es que nuestra relación es de mucha complicidad.

Él es tu segundo marido. ¿Cómo ha sido ser pareja en esta etapa de la vida en que tus hijos están grandes?

Nuestros hijos eran niños cuando nos casamos. Ha sido un gran trabajo armar una familia numerosa en la que sumamos siete hijos. Ahora estamos disfrutando que ya están grandes y estamos más solos.

¿Cómo le demuestras cariño?

Soy muy preocupada de la casa, de los detalles, de la mesa bien puesta. Me gusta que haya flores, las arreglo y las coloco en distintos lugares de la casa. Me preocupo de pequeñas cosas, como elegir un postre rico, que a él le guste. No cocino, pero me encanta lavar los platos.

Te ves delgada.

Debe ser el corte de pelo porque peso lo mismo de siempre: 56 kilos, mi peso histórico. Me cuido muy poco pero procuro comer sano. Obvio que de vez en cuando me antojo con una hamburguesa con papas fritas. Nunca he pensado en ser particularmente vanidosa. Solo le saco partido a lo que tengo.

¿Sigue tu hija diseñadora asesorándote con la ropa?

Sí, la Paola me ayuda ordenándome la ropa de vez en cuando y entregándome lineamientos en cuanto a colores y textura de las telas. Mi requisito es que me visto según mi estado de ánimo y uso accesorios que me gustan.

Ya tienes 50. ¿Te enrolla cumplir años?

Me encanta cumplir años. Lo máximo es verse bien sabiendo que has vivido.

¿Se te ha pasado por la cabeza hacerte una cirugía estética?

No critico a quienes lo hacen pero yo no me haría nada. Todos me dicen que es ridículo que cuente que cumplí 50 si me veo de diez años menos. Me gusta ser joven pero tener madurez y experiencia. Y eso solo lo dan los años y las vivencias y, en mi caso, todas las heridas, incluida la muerte de mi hermano, mi separación y haberme enfermado gravemente, me han enseñado a ser mejor persona.

"No tengo cuero de chancho. A mí sí me afectan las cosas, y me afectan mucho. No ando llorando por la vida, pero me duelen. Además, no creo en eso de que la política es sin llorar".

LIBRE SOY

Se ha dicho que Amplitud fue creado para pavimentar el regreso de Piñera. Lo han llamado "Servitud".

Lo tomo como una descalificación, nada más. Es parte de los que sabíamos que iba a pasar, gente que no entiende que en política hay que estar por ideas, no por razones personales. No hay por qué empatizar con gente que vomita odio todo el día.

¿En este movimiento te sientes libre al fin?

Cuando renuncié, la Karla Rubilar me mandó la canción de la película Frozen "Libre soy", y te juro que me emocioné cuando la vi. Tenía que decir la verdad y la verdad te libera, porque yo le di muchos años al partido. Yo no era una aparecida, a mí nadie me inventó, estuve 25 años ahí, llegué siendo una joven de 24 años y nadie dijo "ay qué simpática esta niñita, pongámosla en una mesa directiva". Al revés, siempre me la pusieron dura, y yo gané todas esas batallas con fuerza y con liderazgo.

Pero las palabras que ocupaste fueron de alto impacto.

Sí, pues, porque había poco apoyo al desarrollo del liderazgo de las mujeres, discriminación, arribismo.

¿En qué se notaba?

Ese es un problema de la política en general. Muchas veces las decisiones más importantes las toman los hombres y no en la comisión ni en la reunión de bancada, sino que a las dos de la mañana tomándose un whisky en la casa de uno de ellos. Las mujeres no somos así, a nosotras no nos invitan y si me invitaran diría que no porque yo un martes a las dos de la mañana quiero estar en mi casa, con mi familia.

Afirmaste que Amplitud era como el sueño erótico de la Concertación, ¿qué quisiste decir?

Mucha gente que votó por la Concertación, ahora se siente mucho más cerca de las ideas de Amplitud, porque nosotros creemos en las ideas de la libertad de verdad. O sea, mira a la DC, no les gusta la tributaria pero la votan a favor, no les gusta la reforma educacional pero la votan a favor. Al final esa cosa de que no pero bueno ya, no pero bueno sí, es lo que en política tiene a la gente sin convicción en los partidos. Nosotros somos un movimiento pobre pero honrado.

¿Cómo piensas usar tu liderazgo en función de Amplitud?

Este es el año de las reformas y nosotros vamos a jugar un rol súper importante en todas porque, a diferencia de la reforma tributaria, que es de mayoría simple en el Senado y en la Cámara, todas las otras reformas son de quórum y mi voto es crucial para el gobierno. Mi voto es clave.

Es como tener un lingote de oro en la cartera… ¿Cómo se siente tener ese poder?

Sí, pues, es así. Por eso es una gran responsabilidad.

¿Y cuál es el sueño erótico de Amplitud?

En 2015 seremos un partido y en 2016 llevaremos candidatos a alcaldes y concejales y cores. El sueño es tener candidato propio en las presidenciales. Esa es nuestra ambición política.

Saliste en la encuesta Cadem, junto con Sebastián Piñera, como presidenciable más reconocida de la derecha actual.

Yo salí en la portada de la revista Qué Pasa, de rosadito, como presidenciable, y esa cuestión, además de llenarme de orgullo, me hace sentir una tremenda responsabilidad sobre mis hombros. Durante mi viaje a Israel, en el Muro de los Lamentos, además de dar las gracias por mi salud y por la gente que amo, me detuve a pensar mucho en eso. Me paso una cosa súper intensa, y pedí serenidad y sabiduría para enfrentar todo lo que tenga que enfrentar.

¿Qué tiene de malo decir que quieres ser Presidenta?

Nada. Mira, si yo fuera Presidenta lo haría el descueve. Tengo claro lo que me gustaría hacer, pero también tengo claro que no me gustaría pisotear mis convicciones por llegar a lograrlo; o sea, yo he trabajado mucho en mi alma y en mi vida interior como para tirarla por la borda por una cosa así.

Al parecer, sin falsas modestias estás clara de lo que vales…

Lo digo con humildad: yo hice el camino más largo de todos en política. No he actuado buscando la comodidad del poder. Partí de abajo: fui concejal, fui diputada, secretaria general elegida, candidata a senadora y perdí cuando enfrenté a Longueira, cuando ningún hombre lo quería enfrentar. Después fui senadora. Soy joven pero tengo mucha experiencia política, mucha sabiduría que la gente me ha entregado. Veo cosas que otros no ven.

¿Qué crees que los políticos ven en ti?

Que soy confiable, que soy una mujer de palabra.

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