El energúmeno número uno




Hasta cuándo van a seguir frenando la chimba

Yo no soy derechista ni izquierdista

yo simplemente rompo con todo

Con este "artefacto" me recibió Nicanor Parra en su casa de troncos en La Reina. Con un sombrero alón y la pipa en la boca, el antipoeta se disponía a pelear. Pero yo no iba a pelear.

Todo comenzó con el té con la señora Nixon, en la Casa Blanca. Este horrible pecado hizo que la Casa de las Américas lo desinvitara a formar parte de un jurado para discernir su premio anual de literatura y desencadenó una tempestad en Chile. Una batalla entre robots y energúmenos, como dice Parra, que se ha desarrollado a través de los diarios en forma virulenta y bastante folklórica. Los lectores de "El Mercurio" del domingo 5 de julio empezaron el día con una carcajada al leer la carta del poeta al presidente de la Sociedad de Escritores de Chile, que antes le había mandado otra con insultos surtidos. Allí Parra define el término Energúmeno, es decir, se define a sí mismo: "El Energúmeno –señor Presidente, dice– es un sujeto contradictorio, rebosante de vida, en conflicto permanente con los demás y consigo mismo. De un Energúmeno chileno puede esperarse prácticamente todo. Se abanica hasta con la propia idea de revolución. Nuestros enemigos no son los marxistas ni los capitalistas, sino los pelotudos de siempre (no se ponga colorado), los tontos solemnes, los conformistas incondicionales tanto de derecha como de izquierda. En una palabra, los robots".

El Energúmeno está ahora sentado frente a mí, con su típico sweater negro, en su escritorio abierto al sol. Ventanas con vitrales antiguos, cortinas hechas de trapitos por su mamá, muebles de caoba pasados de moda, mantas chilenas de colores y tapices de su hermana Violeta. La hermosa cabeza, como la de un patricio romano, el pelo gris revuelto entero, los ojos negros llenos de vida y una lengua mordaz siempre dispuesta a pelear. "De acuerdo, es difícil pelear solo, pero creo que puedo darme ese lujo. Alguien tiene que dar el ejemplo. Estamos embotellados, nadie se atreve a decir lo que piensa. Pues bien, yo he planteado una posición filosófica, la del Energúmeno. Y creo que hay muchos que quieren ser Energúmenos. O que lo son y no saben expresarlo".

–¿Y va a seguir peleando?

–Hasta el infinito. Pero de a uno por uno.

–¿Y si son muchos?

–Entonces voy a tener que usar armas nucleares.

No soy anti-izquierdista

Por lo del té con la señora Nixon, sus enemigos hoy se encuentran en las filas de la izquierda. Ayer estuvieron en otras tiendas.

–No soy anti-izquierdista. Por el contrario. Creo que la lucha (Mein Kampf) hay que librarla en colaboración con la izquierda. Y tengo muchos puntos en común con la izquierda. Soy anti-imperialista, estoy contra la guerra de Vietnam, contra la discriminación racial, contra la explotación de los pobres por los ricos. Pero tampoco creo que los que se denominan "de izquierda" sean los únicos dueños de esas ideas.

Su condición de Energúmeno político lo ha hecho ir dejando sus actividades científicas. Actualmente ya no hace clases de Matemáticas y Físicas en el Instituto Pedagógico y sólo mantiene su Taller de Poesía. Hijo de un profesor primario y de una costurera, Nicanor Parra se levantó solo hasta llegar a ser uno de los intelectuales chilenos más conocidos dentro y fuera de Chile. Premio Nacional de Literatura, traducido a muchos idiomas, respetado por y a pesar de su antipoesía, tenía más amigos que enemigos. Hasta ahora.

–Pero no vaya a pensar que esta posición filosófica mía es improvisada. No nació a propósito de esta conspiración de los robots. El concepto de energúmeno lo vengo elaborando desde que comencé los Antipoemas. Y en mi último libro "Obra Gruesa", aparece "La Batalla Campal", que describe un encuentro entre robots y energúmenos.

–¿Y quiénes son los robots?

–Bueno, el robot por excelencia es el policía. Pero hay muchos otros que tienen mentalidad de robot. Son ellos, los tontos solemnes, los conformistas incondicionales. Como Carlos Droguet (como escritor es mediocre y como persona es un hijo de p…), o Mahfud Massis, un resentido literario, un caso típico de robot que no sabe pensar por sí mismo. También hay periódicos robots, como "Puro Chisme", "Pu(N)to Final" y "El Siglo" en menor medida.

Tampoco es nueva su animosidad contra la Sociedad de Escritores. En su "Obra Gruesa" hay un poema en el que da sus "Últimas instrucciones":

"estos no son coqueteos imbéciles

háganme el favor de Velarme Como Es Debido

dáse por entendido Que en la reina

al aire libre –detrás del garaje

bajo techo no andan los velorios

Cuidadito CON velarme en el salón De honor De la universidad

o en la Caza del Ezcritor

de esto no cabe la menor duda

malditos sean si me velan ahí

mucho cuidado con velarme ahí".

Las instrucciones siguen pero Nicanor Parra está bien vivo y –en prosa– continúa peleando con la Sociedad de Escritores. "Allí están los burócratas de la literatura. Los que no escriben y por eso tienen tiempo para la burocracia. Los verdaderos escritores tienen mucho que hacer. Escribiendo".

Yippie sexagenario

Así le dijo Luis Merino Reyes, el actual presidente de la SECH.

Y Nicanor Parra le contestó:

–"Nuestro presidente es un analfabeto: no sabe que la condición de YIPPIE (léase ENERGÚMENO) no es una categoría cronológica. Bertrand Russel –a los 90 años de edad– era el Energúmeno Número Uno del Movimiento".

–¿Y qué es un yippie?

–Los yippies son los más auténticos revolucionarios. En Estados Unidos han configurado ya un verdadero movimiento. Son los marxistas del siglo XX y van tras una verdadera justicia social. Pero la justicia social no se refiere sólo al estómago sino que tiene que ser en tres planos: en el del estómago, en el de la cabeza y en el del corazón. Por eso, simultáneamente con la revolución del estómago, tiene que venir la revolución sexual y la revolución del pensamiento.

–¿Y cuál cree usted que debe ser la revolución del pensamiento?

–Lo primero de todo es la supresión de las consignas. Las inventaron los tontos para los tontos, para que nadie se dé el trabajo de pensar. La consigna significa la paralización del proceso espiritual.

Me muestra el libro del yippie más importante de Estados Unidos, Jerry Rubin: "Do it!", una carcajada irrespetuosa que me hace recordar la película "M.A.S.H.". "Eso es lo que pretenden. Terminar con los conceptos huecos de autoridad. Con las frases célebres. Con los héroes de monumento".

Ya es hora de que me vaya. En dos minutos, el antipoeta me hace dos "artefactos" de despedida:

CASA BLANCA

Casa de las Américas

Casa de Orates

y

SEGUNDO CABLE DE LA HABANA

Como chiste

no puede ser más triste.

El Energúmeno en Potencia está ahora convertido en un Energúmeno en Acción.

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