En clave íntima

Conocida por su personaje de La Malú, una suerte de Yerko Puchento en versión femenina que realizó en el programa de farándula Intrusos (La Red), este año la actriz María Luisa Mayol (33) regresó a las teleseries con el dramático rol de Soledad en No abras la puerta (TVN). Aquí, fuera de la ficción, deja al descubierto su verdadero yo, en el que el yoga ha jugado un papel fundamental




Paula 1162. Sábado 6 de diciembre de 2014.

"HE TENIDO QUE HACER UN CAMINO LARGO PARA PODER REALIZAR LO QUE ME GUSTA: ACTUAR. Comencé haciendo farándula, un lugar donde al principio no quería estar. Recuerdo cuando me ofrecieron trabajar en Intrusos (La Red) y pensé: cero posibilidad. Pero la Paz Bascuñán me dijo '¿por qué no, cómo que cero posibilidad?', y gracias a ella me atreví e inventé el personaje de La Malú para, desde la comedia, abordar la farándula. Luego reemplacé a la Fran García-Huidobro en Primer plano y después me llamaron de TVN. Y para el papel que estoy haciendo ahora, el de Soledad en la teleserie No abras la puerta, pasé por un largo casting, entonces pensaba 'pero, ¿para qué un casting si ya me han visto en televisión?'. Puro ego".

"TENGO TRANQUILIDAD CON MI CUERPO. Como todas las mujeres, hay días en que me miro al espejo y lo encuentro fatal. Pero no soy una obsesiva y creo, de verdad, en que todos los cuerpos son lindos y dicen cosas. Un cuerpo obeso que no puede bajar de peso está diciendo algo, hay una historia allí que descubrir".

"Mis padres me dejaron al cuidado de mis abuelos cuando tenía 10 meses, no se hicieron cargo de mí. Ese es mi gran tema en la vida. He construido una familia con mis amigos: La Paz Bascuñán y su marido; la Tamara Acosta, que es como mi hermana grande; la Amparo Noguera, la Javiera Díaz de Valdés. Con ellos soy incondicional y no transo. La vida quita por un lado y da por otro".

"EL YOGA HA SIDO MI GRAN SALVACIÓN. Practico hace 11 años, todos los días, desde las 7 hasta las 9 de la mañana. Hubo un tiempo en que les tenía miedo a los aviones, a las tormentas, a todo, y cuando llegué al yoga se me desenredó algo en la cabeza, a nivel inconsciente, que terminó con esos miedos. Mi rollo este año ha sido intentar ser más flexible, menos estricta, tal vez una noche ir a carretear y saltarme la clase temprano del día siguiente. Pero me cuesta".

"VIAJAR ES MI GRAN PASIÓN. Creo que tiene que ver con escapar, aunque encuentro más valioso no hacerlo. Pero para mí viajar es desaparecer, no pensar, no sentir. Y tengo un pensamiento recurrente: ¿quién sería yo, en qué me transformaría, si me fuera a vivir a otro lugar?".

"MI GRAN TEMA EN LA VIDA SON MIS PADRES. Ellos me dejaron al cuidado de mis abuelos paternos cuando yo tenía 10 meses. Por distintas circunstancias no pudieron hacerse cargo de mí. Crecí con otros seis tíos-hermanos en un campo en Curicó y fui muy feliz y amada, pero en la adolescencia eso me pasó la cuenta y con mucha rabia. '¿Por qué a mí?', '¿por qué mis amigas tienen familias distintas?'. Durante años sufrí mucho por eso hasta que me sané, en parte, cuando entendí que todo lo que soy hoy es por esa historia. Si mis padres no me hubiesen dejado al cuidado de mis abuelos, yo sería otra Malú".

"El yoga ha sido mi gran salvación. Practico desde hace 11 años, todos los días. Hubo un tiempo en que les tenía miedo a los aviones, a las tormentas, a todo, y llegué al yoga que me desenredó algo en la cabeza, a nivel inconsciente, que terminó con esos miedos".

"LA MATERNIDAD ES, POR MI HISTORIA, ALGO QUE ESTOY TRABAJANDO. No descarto ser madre y tampoco tengo la certeza de que lo seré. También pienso en la maternidad desde el punto de vista de mi madre que, creo, me dejó al cuidado de otros empujada por el instinto animal de cuidarme, de dejarme en el mejor lugar en el que yo podía crecer. Me emociona pensar que dentro de toda esa inconsciencia había también mucho amor".

"UNA GRAN FAMILIA QUE HE CONSTRUIDO SON MIS AMIGOS. La Paz Bascuñán y su marido; la Tamara Acosta, que es como mi hermana grande, y su marido; la Amparo Noguera, la Javiera Díaz de Valdés, y otros que no son del medio. Con ellos soy incondicional y no transo. Los ayudo, protejo y defiendo, y siempre han estado en mis momentos difíciles. La vida quita por un lado y da por otro. A mí me ha dado buenos amigos".

"MI GRAN MIEDO EN LA VIDA ES VOLVERME LOCA. Perder la cabeza, entrar en un estado de inestabilidad total. No me refiero a la locura de peinar la muñeca, sino a ese estado como histérico de estar fuera de mí, nerviosa y desequilibrada. Por eso mi trabajo diario y constante hace años es trabajar la calma. Pero jamás he ido a un sicólogo o he tomado una pastilla. Cuando estoy mal, incluso cuando me duele la cabeza, siempre digo: 'cómo no voy a ser capaz de salir adelante por mí misma. Cómo no voy a ser capaz de mandar las señales correctas a mi cuerpo'".

"SOY UN ALMA SOLITARIA. Puedo estar horas y días sola, sin hablar con nadie, y me siento en paz. Es verdad que la soledad tiene algunos momentos tristes, pero sucede que me entretengo demasiado conmigo misma: puedo subir un cerro sola, pasar todo el día investigando sobre algún tema alimenticio o leyendo un libro. Y no necesito más".  ·

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