Gente mayor del siglo XXI

Desde 2006 el Observatorio Social del Envejecimiento y la Vejez de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile viene estudiando el acelerado proceso de envejecimiento de la población nacional. El decano y director del organismo, el sociólogo Marcelo Arnold, resume aquí los desafíos de un fenómeno sin precedentes en la historia.




Paula 1128. Sábado 17 de agosto de 2013.

Adulto mayor: el término es una convención. En Chile es a partir de los 60 años, en otros países desde los 65. Más allá de la edad, se relaciona con el término de la vida laboral y el fin del cuidado de los hijos. Al adulto mayor del siglo XXI en condiciones saludables le cuesta identificarse en el término, ya que tienen mejores niveles de satisfacción vital, condiciones de salud y de educación que sus padres y abuelos. Solicitan servicios que respondan mejor a sus necesidades de bienestar, dignidad e independencia. Sienten que tienen toda una vida por delante.

Nonagenarios y centenarios: es cuestión de tiempo para que en las familias chilenas sea habitual contar con al menos un integrante de 90 o 100 años. El crecimiento proyectado a 2050 para los mayores de 80 años será cercano a 5,5 veces; para los del grupo de 75 y 79 años será de 3,4 veces. Este fenómeno, llamado sobreenvejecimiento, pondrá en jaque el límite previsto para la vida humana: los 120 años.

"Los chilenos, en promedio, tienen una esperanza de vida de 78,7 años –81,5 para las mujeres–, nivel ligeramente superior al de Estados Unidos y el más alto de la Región. Los nuevos adultos mayores son más informados e independientes, y tienen una mejor salud que sus antecesores debido a sus hábitos alimenticios". dice Arnold.

Viejos/jóvenes: la tercera edad corresponde a los viejos/jóvenes, personas con buenos indicadores de salud y de integración social. Es una etapa que dura más que décadas atrás, en la que pueden llevar una vida plena e independiente. La economía ya los identifica como un significativo grupo de consumidores con una estructura de gastos dirigidos al esparcimiento, los alimentos y los fármacos.

La cuarta edad: el término surge debido al acelerado envejecimiento de la población y la prolongación de la vida en la etapa de la vejez. Son los viejos/viejos, quienes requieren, especialmente cuando han perdido su autonomía, de apoyo permanente y personas dedicadas exclusivamente a ellos. Generalmente son mayores de 75 años.

Comunas espejo: Ñuñoa y Providencia registran 7% y 8% de población de la tercera edad. Estas comunas son una suerte de espejo de lo que ocurrirá en Chile en unos 10 o 15 años más: una de cada cuatro personas será mayor de 60 años. En 2050 los mayores de 60 años serán cerca de 5,2 millones, es decir, casi 30% de la población (hoy son cerca de 13%). Las ciudades y el transporte público deberán adaptarse.

Mujeres, las más vulnerables: la población envejecida se compone mayoritariamente de mujeres. Bajo las condiciones actuales de los sistemas de pensiones y de salud, son las más expuestas. Junto con recibir menores ingresos que los hombres, tienen mayor incidencia de enfermedades como osteoporosis, osteoartritis y depresión. En el caso de los hombres, el desarraigo social en su etapa pos laboral repercute fuertemente en su salud provocando su relativa sobremortalidad.

La intimidad a distancia: los adultos mayores de este siglo desean envejecer solos, especialmente cuando están sanos y autovalentes. Mientras pueden, prefieren vivir en su propio entorno, no abandonar sus casas y mantener una relación a distancia con sus familiares más cercanos. Quieren evitar la sobreprotección o la discriminación positiva. Nace el concepto de "intimidad a distancia".

Mujeres cuidadoras: aunque son cada vez más numerosas las personas que envejecen solas, se presume que gran parte de los cuidados de los adultos mayores dependientes seguirán recayendo en su núcleo social más próximo, especialmente en las mujeres. Son ellas y las familias los diques de contención, por el momento. Pero se estima que las mayores expectativas de vida de quienes envejecen, y los requerimientos específicos de sus cuidados, harán en el futuro muy improbable que sean las familias las que sigan cumpliendo ese rol.

Fuera de las movilizaciones sociales: a pesar de lo deficitario de los sistemas de salud y pensiones, mundialmente no se registran movilizaciones sociales organizadas por adultos mayores al nivel de otros grupos sociales. Se explica principalmente debido a la diversidad que define a este segmento, pues cada uno ha hecho una síntesis muy personal de su propia y larga vida, lo que hace dificultoso que se organicen en causas comunes.

Los prejuicios: estudios dicen que los jóvenes chilenos quieren y pueden vivir más años que sus ancestros, pero no desean ser ancianos debido a las imágenes negativas: asocian "adulto mayor", "anciana" y "anciano" a personas dependientes, enfermizas, frágiles, conservadoras y sexualmente no activas.

Envejecientes: a las personas en proceso de envejecimiento se les llama envejecientes. Adulto mayor, personas grandes y senior son las palabras políticamente correctas. Viejo y vieja son palabras cargadas de un sentido peyorativo. Anciana y anciano están ligadas a la cuarta edad.

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