Sin pena ni culpa

Es ya una veterana de los programas de farándula y actual conductora de Intrusos, en La Red. La periodista Julia Vial practica este género sin ninguna culpa y asegura, además, que nadie está libre de la tontera televisiva. Optimista y aperrada, aquí cuenta cómo ha vivido la crianza de su hija con síndrome de Down. Entrevista de Monserrat Álvarez en La poca vergüenza, de radio Paula FM. Lee aquí lo que antes escuchaste.




¿Julia o Julita?

Me da lo mismo, aunque una vez conversé con Julita Astaburuaga y me dijo que debía prohibir que me dijeran Julia porque era nombre de vieja sentada en una poltrona con un rosario en una mano y un sándwich en la otra. Pero a mí me da lo mismo.

¿Y tu marido te dice Julia o Julita?

Parece que Julia es más cuando no he hecho las cosas bien.

Cuando el refrigerador está vacío…

Ahí es un Julia seco. ¡Ja!

¿Hace cuántos años con el mismo hombre?

Seis años pololeamos y vamos para los nueve años de matrimonio, claro que ocho sin tener hijos.

Dicen los sicólogos que la primera gran crisis del matrimonio es el primer hijo…

Ha sido todo lo contrario; nuestra hija nos ha unido muchísimo y, de verdad, vivimos por ella y nos fortalecimos como familia. Mirando retrospectivamente, el año más complicado fue el primero, lejos. Yo vivía sola con mi hermana en el departamento de mis papás, teníamos la nana, hacíamos fiestas, carretes, teníamos toda una vida fabulosa y de un día para otro, llegué a compartir mi espacio con mi pololo, desde el baño, la pieza, a hacerme cargo definitivamente de la casa, a tener nana una vez a la semana, con suerte. Claro: comenzaron los problemas de convivencia.

¿Cuánto tiene ya tu hijita Julia?

Acaba de cumplir un año. Y se lo celebramos con bombos y platillos. Parecía fiesta de 15, así como Quiero mis 15, así de siútico lo hice. Con vestido de Miguel Ángel Guzmán. Y no es chiste.

¿Ella o tú?

Ella. Él se lo hizo especialmente.

¿Y cómo se veía?

Increíble. Muy chistosa. Lo que pasa es que la Juli es una guagua súper esperada y no pudimos hacer su bautizo porque estaba con hospitalización domiciliaria. Veníamos de un año tan fuerte emocionalmente, tan cargado, que queríamos celebrar bien.

En algún momento decidiste abrirte y contar que Juli nació con síndrome de Down. ¿Cuánto te costo testimoniar públicamente esta situación?

Aunque no lo creas, aunque trabajo en un programa de farándula, yo soy súper reservada con mi vida privada. Uno tiene la opción de entrar a este juego y elegir cómo jugarlo. Yo termino mi programa y de ahí en adelante nadie sabe de mi vida. Por eso era complicado entrar a explicar que mi hija era una niña especial y todo lo que ha pasado. Pero lo que gatilló mi testimonio público fue la película de Nicolás López, donde se hacía un chiste con respecto a un joven que tenía síndrome de Down. A estas alturas me da lo mismo, sé que lo hizo sin mala intención, pero a mí me parece que uno puede hacer chistes de todo.

Yo no vi la película, ¿el chiste era tonto?

Era un chiste tonto, me enerva recordarlo. Lo que pasó es que en ese momento yo hablé con muchísimas mamás de niños con síndrome de Down que tienen 13 o 14 años, que les molestó y les dolió. Entonces yo, de alguna manera, que nunca quise esconder la condición de mi hija, me di cuenta de que podía llegar a tener un rol social, que tenía todas las posibilidades de hablar en los medios de comunicación en representación de mucha gente. Finalmente puedo ayudar a que haya más inclusión y me la voy a jugar por eso.

Me imagino que, en algún momento, debe ser emocionalmente más fácil andar con este tema de frente y como parte de tu vida, que ir contándoselo a cada persona…

Puede ser. Yo supe que mi hija tenía Down a los tres meses de embarazo. Lloré dos días y después entendí que no había tiempo para llorar ni para compadecerme ni para que me compadecieran.

Si yo me quedo llorando en un rincón, estoy perdiendo tiempo precioso: necesito estimularla desde el día que nace.

¿Ha sido más difícil vivir las enfermedades y la operación de corazón de tu hija que la primera noticia, cuando estabas embarazada?

Quizás lo más fuerte fue vivir tres meses entre clínicas. Dormía una noche yo, una noche mi marido. Y la noche que dormía yo en la clínica me venía directo al canal, porque nunca dejé de trabajar.

¿Cuánto te han criticado o te han hecho la cruz los colegas periodistas por dedicarte a la farándula?

Más de alguno, pero la verdad es que me da lo mismo que me hagan la cruz mis colegas del "periodismo serio", como se autodenominan. Yo lo paso bien, me río, hago farándula y he hecho periodismo político. Quizás mañana pueda volver a hacer un programa distinto. No me miro en menos.

¿Y nunca te ha dado remordimiento pensar que estás aportando a la tontera nacional, por ejemplo?

No, porque me gusta esta tontera nacional y lo paso bien. Además, que si tú hoy ves los noticiarios, también hay notas que son de una tontera y una frivolidad máxima.

No estamos ninguno libre de la tontera nacional, dices tú…

Yo creo que nadie que está en la tele puede decir que está libre de la tontera. La televisión es entretención.

¿Y cuál es tu mensaje o recado al Presidente Sebastián Piñera?

Uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras. Cuando uno es Presidente tiene que tener muy claro eso.

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