Sin marido, con amor

En la serie Los 80, Nancy, el personaje de Katty Kowaleczko (47) está feliz porque se acaba de casar. Pero la actriz, que ya pasó dos veces por ese evento, asegura que ya no le interesa tener a nadie metido en su cama y que el pololo puertas afuera es la fórmula perfecta. Sepa por qué. Entrevista de Monserrat Álvarez en La poca vergüenza, de radio Paula FM. Lee aquí lo que antes escuchaste.




¿Eres una de tantos chilenos que ve Los 80, o la fiebre no llega a los protagonistas?

Por supuesto que la veo, y en familia, como un gran evento. Y nunca cuento lo que viene en el capítulo. Me gusta que sea sorpresa.

¿Y cómo lo hacen para que, incluso, la guagua, Anita, actúe bien?

Se eligió a una niña que se integrara como si fuéramos una familia para ella. Tratamos de que nos llamara como los personajes de la historia porque para ella sería muy complicado distinguir entre el nombre del actor y el del personaje. Ella me dice Nina siempre, Nina, porque soy su madrina. El equipo de dirección y producción le da mucho tiempo a la guagua para que se integre bien a las escenas. Así se logra algo que es muy difícil: que los niños no sean solo un adorno de la historia.

Y pasando a lo más personal: ¿cuántas veces en tu vida has tenido que recurrir al sicólogo o al siquiatra para lograr mayor equilibrio espiritual?

Me dio la famosa depresión posparto. Me quedó el despelote en mi vida: separación, seguir sola con una hija.

¿Y esa fue la gran depresión en tu vida?

Ah, no. Tuve que ir antes, hace muchos años, por una historia de violencia familiar. En mi primer matrimonio, que fui maltratada, terminé con tratamiento para levantar el alma, el espíritu, la autoestima, todo.

¿Cómo una mujer fuerte, bonita y talentosa, pudo ser víctima de maltrato?

En mi caso, tenía 18 años, era muy joven. Pero hay otros casos de mujeres que son más adultas y que toleran esto por muchos años. Yo estuve muy poco tiempo, por suerte. Es una situación en la que uno está vulnerable y que el amor pesa mucho. Hay esperanza ciega de que nunca más va a pasar, de que pasó solo esta vez.

¿A pesar de ser maltratada seguías enamorada?

Sí. Yo me casé creyendo en un proyecto de familia que era para siempre. Estaba muy sola también, viviendo en Arica, sin ningún amigo, sin nada de familia.

¿Por eso cuesta tanto salir de una situación así?

Es muy difícil. La única forma de salir es hablar y empezar a pedir ayuda a las personas más cercanas.

¿Cuánto tiempo estuviste callada?

Seis meses. En el primer viaje que tuve a Santiago hablé con mi madre y ahí se tomaron las resoluciones.

¿Te agarró del ala y de trajo de vuelta?

Sí, porque yo estaba pegada pensando que se le iba a pasar.

Y después, ¿entendiste que no se pasa?

Así era, porque él tenía una patología siquiátrica severa. Cuando fui al siquiatra me dijo que yo, con 18 años, sin hijos, lo que tenía que hacer era empezar de nuevo, de cero.

¿Cuánto te costó enfrentarte a otra relación de manera sana y confiar?

Yo fui muy apoyada por mi familia, por mis amigos más íntimos, aunque hubo mucha gente que no entendió, que pensaba que yo me casaba y me descasaba por una pataleta. Finalmente, con el apoyo afectivo, con un tratamiento siquiátrico adecuado, vas saliendo de a poquito. En un año ya estaba trabajando, había recuperado peso y las ganas de seguir viviendo, que es lo más importante.

Y hoy, ¿cuál es tu estado sentimental y civil?

Separada hace tiempo, pero con una muy buena relación con mi ex marido. Aparte, tengo un pololo puertas afuera.

¿Por qué la opción de puertas afuera?

Es más entretenido, se echa de menos, pero también puedes estar un ratito sola. Tienes tu espacio.

¿Esto fue la conclusión a que llegaste después de tener dos matrimonios?

Yo creo que la experiencia que tengo, el hecho de que soy mañosa, me han hecho ver que para mí son muy importantes mis espacios. No necesito tener a alguien metido en mi cama. Dormir es una acción que se hace solita, es como leer, ja, ja, já.

Pero igual lo dejas alojar a veces en tu casa, ¿o no?

Sí, pero son eventos, grandes eventos. Y eso es lo bonito, no es una rutina.

A hartas mujeres les pasa eso con la madurez, fíjate.

Yo lo recomiendo. La gente joven dice que es poco romántico. Yo creo que es una manera de defender el romanticismo.

Hablando de sexo, ¿qué cosa, circunstancia o actitud masculina logran anularte la libido por completo?

El tener demasiada confianza, como los pedos, ja, ja, já.

¿Encuentras que esas "confianzas" matan las relaciones de pareja?

Claro. Cuando a la pareja ya le da lo mismo es fome. Hay que mantener un poco la magia. Yo creo que es importantísimo.

Cuando te miras al espejo, ¿con qué parte de ti no logras conformarte?

Los dientes medio chuecos que tengo salidos para fuera, la celulitis en el poto, en la pierna, que ya está más que arraigada. Pero es lo que hay nomás.

¿Has entrado o entrarías al quirófano para corregir alguna cosita?

Entré hace mucho tiempo para subirme las pechugas, porque se me habían caído con la maternidad. Como estaba en un momento en que hacía hartos desnudos, entonces me daba vergüenza. Pero fíjate que todavía siento que no son mías las pechugas que tengo. Estoy esperando que se me venzan las prótesis para sacármelas.

¿Para sacártelas y no ponerte otras?

No. A estas alturas no creo que alguien me pida un desnudo.

No estaría tan segura, pero bueno. Antes de despedirnos, ¿podrías mandarle un recado al Presidente Sebastián Piñera?

Que no trate de hacerse el gracioso. Yo creo que es un gran error de los políticos el tratar de ser más simpáticos de lo que son, más graciosos y con más sentido del humor del que tienen.

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