El nuevo líder estudiantil

Este año no se va a resolver el tema estudiantil. La discusión no termina con el presupuesto. El proceso va a durar muchos años.

El movimiento ya tiene dos victorias: logró construir un consenso en torno a que la educación no podía seguir así y logró plantear que la institucionalidad política no estaba dando el ancho. Eso es importante.

Me marcó la Escuela de Reforzamiento Paulo Freire que nació del sindicato de trabajadores de la UC. Yo daba clases de Matemáticas. Era un auditorio gigante, pero había gente en las escaleras, en las mesas, donde fuera, para recibir un poquito de conocimiento. Y, la verdad, era terrible. Había cabros más mateos y probablemente más inteligentes que yo y sabía que la mayoría, por mucho que se esforzara, no iba a entrar a la universidad. Ahí sentí que estaba tapando el sol con un dedo y nació mi necesidad de hacer cambios estructurales. Ya no bastaba: había que pasar de la ayuda a la justicia.

Me da miedo la farandulización. La revolución pingüina empezó a decaer cuando en la tele hicieron 'Miss Pingüina'.

Mis abuelos vienen del Este de Europa. A los 16 años mi abuela Marianne escapó de Alemania, se fue a Inglaterra, donde trabajó de nana y luego llegó a Chile, que era como un refugio. Me preocupa esa tendencia a aplastar a los distintos, me importa la discriminación. Por eso me interesa la causa mapuche. No entiendo que en los colegios se hable de la 'pacificación de La Araucanía', deberían hablar de genocidio.

Mis papás se conocieron en Estados Unidos, donde estudiaban y no quisieron volver a Chile por la dictadura. Además, mi papá estudiaba Administración Pública, qué íba a hacer acá. Se fueron a Francia y después a Israel. Allí nací yo.

He sentido los prejuicios. Hay gente que asume que porque eres judío vas a ser fascista o que estás contra de los palestinos. Se ha olvidado toda una tradición de la izquierda judía. Volodia Teitelboim y, bueno… ¡Marx!.

En la UC nos han gritado '¡Váyanse a la Chile!', pero nosotros queremos a nuestra universidad. Tanto así, que la queremos cambiar.

Hay muchos voluntarios universitarios que solo limpian su conciencia. La caridad es muy bonita, pero lo que sirve es la justicia.

Nos acostumbramos a la felicidad en la medida de lo posible, a ser recatados, a que un sector pidiera 10, otro ofreciera 0 y se pusieran de acuerdo en 2. Estábamos adormecidos, pensábamos que no había alternativa. Hubo una generación del temor después de la dictadura.

Mis abuelos, sobrevivientes del Holocausto, vivían con el terror de que volvieran los nazis, con una maleta debajo de la cama. Ese temor se transmitió a la siguiente generación, pero fue disminuyendo en las generaciones más jóvenes. Creo que en Chile está pasando lo mismo.

Me parece casi irrelevante quién asuma la próxima Presidencia de Chile. No me importan las personas, me importa lo que representan. Pero no me da lo mismo que gobierne la derecha. Yo, en el sentido amplio, soy de izquierda.

No tengo nada contra el ex ministro (Francisco Vidal). Pero dijo que la victoria del NAU (Nueva Acción Universitaria, de la Universidad Católica) era 'nuestra victoria para el 2013' y estaba pasando a llevar a mucha gente. Espero que sirva para el futuro: este movimiento les pertenece a las miles de personas que lo están apoyando, no a la Concertación.

Me gusta la Violeta Parra y me gusta harto Pablo de Rokha. El hijo pintor de De Rokha era compañero de colegio de mi abuelo Abraham, que era tan malo para el dibujo como toda la familia. De Rokha le hacía los dibujos con la mano izquierda para que no le quedaran tan buenos. También le enseñaba canciones cochinas que después mi abuelo nos enseñaron a nosotros.

¿Si vengo yo de una familia acomodada? Prefiero no hablar en esos términos.

Lo del nombre es un rollo. Nos han agarrado para el leseo con 'Giorgio', 'Noam' y ahora 'Scarlett' (Mac-Ginty), que está reemplazando a Camila Vallejo en la Fech. La gente cree que me llamo Noam por Noam Chomsky y esa idea me gusta, así es que no lo voy a negar ni confirmar.

El Padre Hurtado y Salvador Allende son dos personajes que cito con frecuencia. Allende decía que ser dirigente y mal estudiante es fácil, pero ser dirigente y buen estudiante es mucho mejor. Porque un profesor podrá estar en desacuerdo, pero igual te tiene que respetar.

No es cierto que no tengamos miedo. La mía es una generación con temor: el temor a no cumplir las promesas, como no las cumplieron nuestros antecesores; temor de prometer que la alegría va a venir y que no venga. Nuestro mayor temor es a repetir la historia.