La tecnología, uno de los mayores desafíos para los padres




El frenesí por la tecnología y la necesidad que sienten nuestros hijos/as por estar siempre conectados se ha convertido en un gran desafío para mamás y papás. Y es que el hecho de que para algunos quedarse sin señal pareciera ser lo peor que les puede pasar, esa necesidad de conexión inevitablemente impacta no solo en el cómo los educamos en este ámbito, sino también en la comunicación que tenemos con ellos, generando un punto de inflexión.

El mercado ofrece la posibilidad de que incluso los bebés puedan formar parte de este mundo tecnológico, y aunque claro está que los papás podemos frenar esa inserción, lograrlo se hace muy difícil cuando hay andadores con iPad o porta tablets especiales para que los pequeños no tengan ninguna dificultad al sostenerlos. Así, por una parte tenemos el uso y consumo de las redes sociales que cada día se instala de manera más prematura en la vida de nuestros hijos/as -ya sea por la adquisición del celular o porque comienzan los grupos de Whatsapp, Hangout de amigos o curso en los celulares de los mismos papás o mamás, lo que para muchos es una presión no querer quedarse fuera, presionando para conseguir la autorización de introducirse en este mundo-; y por otra los videos juegos, cuyo uso comienza ingenuamente con juegos que hasta los adultos usan, pero que luego se transforma en una batalla por los límites de tiempo, horario y el tipo de video que pueden usar, teniendo como presión aquellos que se juegan en línea con los amigos.

Existen muchos estudios y especialistas que han planteado las problemáticas del uso temprano y excesivo de la tecnología por la adicción que provocan, así como la irritabilidad, baja creatividad, agresividad, impulsividad, riesgo en el autocuidado, entre otros. A esto se suma las tensiones que aparecen a nivel de acuerdos familiares en este ámbito, teniendo como presión los beneficios que trae consigo, los cuales no podemos desconocer y han quedado expuestos de manera innata en esta pandemia.

En vacaciones, cuando nuestras hijas/os están en la casa la mayor parte del tiempo y nosotros en nuestro trabajo, es más difícil controlarlos sobre su uso. Con los más grandes, que quieren estar presente en redes sociales y conectados con sus amigos compartiendo sus panoramas, inevitablemente los límites acordados se traspasen. Algo que puede ayudar a manejar este tema, que en muchas familias o en algunas etapas de nuestros hijos/as se hace más difícil, es conversar y concientizar los riesgos del uso temprano y excesivo, generando sentido a las normas que se implementen.

Muchas veces nos cuánto tiempo durante el día es adecuado que usen tecnología, cuándo debería entregarle celular a mi hijo/a, a qué edad pueden tener redes sociales y cuáles, o si es malo que tengan Whatsapp desde el celular de alguno de sus padres. Y las respuestas aparecen según lo que leemos, lo que otros padres han realizado o lo que vamos investigando en el camino.

Algo que puede ayudarnos es reflexionar previamente qué queremos como padres o familia del uso de la tecnología, cómo queremos que esté presente en la vida de nuestros hijos, para qué y por qué. Esto permitirá ir trazando una ruta para cuestionarnos qué le aporta la tecnología a ellos/as para aprender, generar conexiones neuronales, desarrollar la creatividad, promover la autorregulación y fomentar habilidades emocionales como la empatía.

Si como padres vemos que no hay ningún aporte quizá puede ayudar el atrasar su uso y no ceder ante la presión social de que queden excluidos. ¿Podrá eso afectar nuestra propia relación con la tecnología en la enseñanza de ésta a nuestros hijos? Creo que la clave está en lograr que la tecnología esté a disposición de nosotros y no al revés, algo que suena tan simple y que, sin embargo, se convierte en una batalla si no lo hemos reflexionado como adultos.

Son muchas las investigaciones que hoy existen y la información a la que podemos acceder que nos puede ayudar como familia, pero no son recetas que se puedan copiar ni tampoco “tips” que podamos usar sin contemplar las necesidades y realidades de cada familia y niño.

Josefina Montiel es psicóloga clínica con postítulo en familia y educación. Instagram: @ps.josemontiel

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