La camisa blanca y Elliott Sailors




Paula 1149. Sábado 7 de junio de 2014.

El jueves 29 de mayo el Desfile que abrió la edición 2014 de Ropero Paula fue un homenaje a la libertad de las mujeres en la vida y en el vestir. De estar sometidas a apretados corsés, zapatos chinos, crinolinas y otros artilugios constrictores, semejantes a camisas de fuerza, las mujeres han ido conquistando espacios de autenticidad y autonomía en su interacción social, su intimidad y su vestuario. En las épocas en que ser femenina obligaba a apegarse tanto a restringidos patrones de conducta como a estrictos códigos de forma y color en la moda, muchas mujeres se vieron obligadas a vestirse como hombre para alcanzar sus objetivos intelectuales y laborales, como la inglesa Margaret Ann Bulkley, quien a mediados del siglo XIX se hizo llamar James Barry y vistió trajes de varón para cumplir su sueño de estudiar Medicina y sacar su título de doctora.

Hoy, los gestos que alguna vez fueron opresores y sus antónimos, transgresores, así como las prendas alguna vez catalogadas como decentes o indecentes, adecuadas o inadecuadas, se funden paulatinamente para las mujeres en un abanico de posibilidades donde se van diluyendo las fronteras de género, raza y edad para dar paso a las infinitas formas de la creatividad y la personalidad sin estereotipos.

Como símbolo de esta constatación-aspiración de libertad, el Desfile Paula se articuló en torno a la camisa blanca: una prenda simple, antes exclusiva del clóset masculino e históricamente asociada a conceptos de orden, pulcritud y estructura, que en la pasarela se desplegaron en su más explosiva versatilidad: severa y lánguida, sensual y fría, femenina y masculina, rígida y libre.

La protagonista del desfile fue Elliott Sailors, modelo estadounidense, invitada internacional de revista Paula y Tricot para Ropero 2014 conocida mundialmente como "la modelo andrógina del momento". Sailors dio hace dos años un radical giro en su carrera de modelo cuando, frente a una baja de ofertas laborales, y después de haber sido una de las curvilíneas figuras de Martini, se cortó su largo pelo y modificó su silueta. No solo su marido la apoyó, también la aplaudió la industria de la moda.

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