Días de furia

Lloran, sufren, tienen arranques de cólera, sobreactúan. Todos sabemos que las mujeres están más irritables los días antes de menstruar. Pero cuando este cuadro se sale de control, estamos frente a un Trastorno Disfórico Premenstrual, un desorden del ánimo que no hay por qué resignarse a padecer. Aquí, cómo reconocerlo y los tratamientos para regularlo.




"Me siento poseída por mis hormonas. No hablo de dolores de pechugas o de guata, que anticipan el momento que viene. Hablo de convertirse en otra persona, llorona y sensible, mal genio, a la que todo le afecta. Una loca de patio que no tiene control de su boca y su cuerpo. De verdad es terrible, porque me transformo. Por suerte me dura un solo día, en que trato de no salir ni hablar por teléfono. No voy a trabajar, puedo hacerlo porque soy mi propia jefa y sé que más vale ser cautelosa; si no podría asesinar a alguien. Bipolaridad es una palabra pequeña para describir lo que me pasa. Literalmente me vuelvo doctor Jeckill, mala onda. Me da pena decirlo pero parezco loca". Marie La Salle, columnista del blog Zancada, describe así lo que le pasa días antes de menstruar. Una experiencia extrema que trastoca sus emociones y su personalidad. Alterando, de paso, su vida.

Antes de la regla, es normal y frecuente que las mujeres experimenten alteraciones físicas y anímicas. 80 por ciento lo ha vivido y es lo comúnmente se conoce como Síndrome Premenstrual. Lentitud, decaimiento, irritabilidad, antojo irresistible de cosas dulces, disminución del deseo sexual. A todas alguna vez nos ha pasado. Pero otra cosa muy distinta, y no tan frecuente, es enloquecer de veras. Convertirse en otra persona. Caer en depresiones, pensar en suicidarse. Responder a gritos o a golpes, cuando el resto del tiempo se es una persona con más control. Volverse un energúmeno. Esto se llama Trastorno Disfórico Premenstrual (TDPM), un diagnóstico que fue incorporado en 1987 por la Asociación Americana de Siquiatría dentro del manual de enfermedades siquiátricas. Se considera, de hecho, un trastorno depresivo. Un trastorno del ánimo. Ese manual, cuya versión actualizada es el DSM-IV, señala que entre 3 y 5 por ciento de las mujeres en edad fértil sufre un severo y sintomático trastorno del ánimo relacionado con el periodo premenstrual.

"Algunas presentan labilidad emocional, otras se deprimen o se tornan francamente irritables, con mal humor persistente, falta de freno de los impulsos y baja tolerancia a los contratiempos. Además, hay antecedentes de conductas violentas contra terceros o a sí mismas", señala el siquiatra Eduardo Correa Donoso, jefe de la unidad de siquiatría de la Clínica Reñaca.

En Estados Unidos, donde se han realizado estudios del tema, se ha constatado una mayor frecuencia de hospitalizaciones de urgencia en el sector siquiátrico durante el periodo premenstrual, así como un aumento en los intentos de suicidio y los crímenes pasionales durante ese periodo. En ese país, además, varias veces se ha aceptado el diagnóstico deTrastorno Disfórico Premenstrual como atenuante en crímenes cometidos por mujeres, pues se le reconoce el rango de desorden siquiátrico. Como en el caso de Cristina English que fue acusada de atropellar a su marido. El atropello ocurrió justo en esos días: sus días de furia.

Por culpa de las hormonas

Si las hormonas intervienen en procesos tan complejos como la maduración de un óvulo, la pérdida de masa ósea, el peso y la temperatura, no es extraño que afecten el ánimo. "Las hormonas son las moduladoras de todos los neurotransmisores del sistema nervioso central que regulan el ánimo", explica la doctora Marcela Bertossi, ginecóloga especialista en endocrinología ginecológica de la Clínica Las Condes.

El estrógeno como la progesterona, las dos hormonas del ciclo menstrual, impactan el humor de las mujeres: el estrógeno, las activa, la progesterona, las deprime. "No es que las mujeres que sufren de TDPM tengan un exceso de hormonas, sino que son especialmente susceptibles a los cambios hormonales. Se ha observado, además, que son más propensas a sufrir depresiones posparto y a tener un climaterio molesto, momentos en que hay cambios hormonales importantes. Esta predisposición probablemente es genética", dice la doctora Bertossi.

A falta de un marcador biológico, el diagnóstico es muy complejo, porque se confunde con otras patologías. Primero, hay que distinguirlo del Síndrome Premenstrual (SPM) clásico, donde predominan las molestias físicas y el impacto de los síntomas anímicos en la vida cotidiana es manejable. En cambio, en el Trastorno Disfórico Premenstrual los cambios emocionales son severos y claramente afectan a la mujer y su entorno. También se debe descartar depresiones o trastornos bipolares de base, para lo que se solicita un monitoreo de al menos 2 ciclos menstruales, que permita confirmar que los síntomas solo están presentes en el periodo premenstrual.

"Se sospecha cuando cuentan que algunos días en el mes tienen cambios bruscos de conducta y que esto viene ocurriendo desde su primera regla después del primer parto", señala el siquiatra Enrique Jadresic, especialista en salud mental femenina. "Es un diagnóstico poco frecuente. Muchas mujeres llegan a la consulta diciendo que se deprimen o se ponen irritables en su periodo premenstrual, pero al hacer un análisis riguroso no califican para ese trastorno. Los síntomas tienen que ser severos y presentarse en todos los ciclos, no sólo ocasionalmente", agrega.

Volver a ser normal

Más que agresiva, la traductora Fernanda Gómez (25) se deprimía y sufría intensamente los días previos a su regla. "Me descomponía tanto, que tenía que faltar a clases o perderme fiestas y reuniones con amigos porque no podía funcionar, menos concentrarme o pasarlo bien en esos momentos. A la menor crítica, me ponía a llorar o contestaba con una pachotada. Esto me trajo muchos problemas en mi vida personal; con mi familia, amigos y pololos. Y aunque yo lo asumía como parte de la naturaleza sufrida de las mujeres, fue mi mamá quien se dio cuenta que esto no era normal y me llevó al doctor". Fernanda se demoró diez años en que un ginecólogo le creyera todo lo que ella decía sentir y acertara en el tratamiento que finalmente bajó los síntomas a una escala normal y manejable.

El doctor Manuel Parra, ginecólogo especialista en Síndrome Premenstrual de la Clínica Alemana, asegura que las mujeres con Trastorno Disfórico Premenstrual consultan en promedio 5 médicos antes de dar con el diagnóstico correcto y, por ende, con el tratamiento justo. "Requiere de un manejo ginecológico y siquiátrico. Para los síntomas anímicos se usan inhibidores selectivos de la serotonina (como la fluoxetina) durante la fase lútea; es decir los días que van de la ovulación a la regla. Además, los anticonceptivos de uso continuo (que evitan la ovulación) son eficaces para disminuir los síntomas físicos: el dolor mamario, la retención de líquido, el dolor menstrual", explica el doctor Parra.

Además, hay cambios en el estilo de vida que se complementan bien con el tratamiento y ayudan a sobrellevar los días previos a la regla. Evitar la ingesta de sal, café y azúcar en la fase premenstrual es una de las formas de prevenir la hinchazón propia de ese periodo. También, hacer actividad física ayuda a liberar endorfinas, las hormonas de la alegría.

Fernanda lleva un año tomando reguladores del ánimo y anticonceptivos de uso continuo. "Fue impresionante el cambio. Adelgacé, me puse más sociable. Y, lo más importante: me volví normal. Es decir, ahora tengo que tener una razón muy poderosa para llorar a mares o enojarme", dice.·

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