La ética de la generosidad

El filósofo australiano Peter Singer es un polémico profesor de la prestigiosa Universidad de Princeton cuyo curso de ética es un verdadero hit. A sus alumnos, casi todos de una clase privilegiada y muchos futuros gerentes de importantes firmas, les enseña la importancia de compartir sus riquezas para llevar una vida más plena, un tema que cobra sentido en Chile en el marco de las discusiones que se han generado con la reforma tributaria y de la educación. Estas son las lecciones de Singer.




Paula 1162. Sábado 6 de diciembre de 2014.

Peter Singer (67) pregunta: "¿si tenemos más de lo que necesitamos para satisfacer nuestras propias necesidades, vivir una vida ética requiere compartir nuestra abundancia con los que sufren la pobreza extrema?". Esa es la pregunta central de su libro The life you can save que publicó en 2013 en español con el título Salvar una vida. Y la respuesta que da es que es responsabilidad de todos acabar con la pobreza del mundo y propone cómo podemos hacernos parte de ese trabajo.

Para Singer, hay un interés fundamental en la vida que merece siempre un tratamiento igualitario: la capacidad de sufrir por sobre los placeres triviales. Por esto, su caballito de batalla ha sido la preocupación por la pobreza, la que argumenta es moralmente indefendible cuando otros viven en abundancia. Los que tienen más deben, desde su perspectiva ética, dar lo que realmente no necesitan para ayudar a los otros.

Pero cuando en 1993 fue invitado a realizar la cátedra DeCamp de Bioética en el Center of Human Values, de la Universidad de Princeton, Estados Unidos, uno de los mayores benefactores de esa casa de estudios y ex alumno suyo, el millonario Steve Forbes, publicó una carta donde anunciaba que no daría más dinero a la universidad hasta que Singer dejara de hacer clases ahí: "Peter Singer es parte de lo que el Papa ha llamado 'la cultura de la muerte'", escribió.

¿Qué justificaba tan fuerte rechazo a un filósofo que en el último tiempo se ha hecho famoso por su lucha contra la pobreza? Singer, reconocido como el fundador de la llamada "ética práctica o aplicada", dedicó gran parte de su carrera a dar respuestas a temas especialmente complejos como la eutanasia, el aborto, el infanticidio y el trato a los animales, sacando más de una roncha en diferentes grupos, incluyendo, por supuesto, al señor Forbes.

Como para Singer lo fundamental es que cada persona haga todo lo posible para evitar el sufrimiento, está de acuerdo, por ejemplo, con que los padres puedan practicar la eutanasia a un bebé con una discapacidad síquica o física profunda para evitar el sufrimiento del niño y de ellos mismos. A su vez, afirma que el gasto que ese niño "especial" genera, podría hacer feliz a varios niños sanos, por lo que sus detractores lo acusan de estar a favor de la eugenesia (seleccionar solo a los mejores humanos).

Bajo la misma premisa de evitar el sufrimiento, Singer ha dicho que los animales, al tener la misma capacidad de sufrir que los humanos, merecen un trato ético igualitario. Agrega que el asunto de la inteligencia no es un argumento válido, puesto que una persona con discapacidad mental no pierde sus derechos por ser menos inteligente que el promedio de su especie. Afirma, incluso, que un delfín puede ser más inteligente que ciertos humanos y no por eso aceptamos que esos humanos deban sufrir. Yendo un paso más allá, Singer dice que un recién nacido no puede ser calificado como persona, porque no tiene conciencia de su existir. "La vida de un recién nacido es menos valiosa que la de un cerdo, un perro o un chimpancé", escribe en su libro Ética práctica, frase que ha sacado ronchas.

Pero, a pesar de lo polémicas que resultan estas afirmaciones, 400 alumnos se inscriben semestralmente en su curso en su universidad y aprenden la importancia de asumir su posición privilegiada en el mundo para ponerla a disposición de los más pobres. Singer no deposita su confianza en la política o en la Iglesia, a quienes acusa de estar alejados de las verdaderas necesidades de la gente, sino en pequeñas donaciones que crecerían o disminuirían para cada persona según su renta. Dice que si con ese dinero un niño no enferma de malaria, estará mucho mejor empleado que en unas vacaciones en un hotel lujoso. Y, como la caridad empieza por casa, agrega que él mismo dona un cuarto de lo que gana.

Ha sido profesor en Princeton por casi quince años, ¿cómo ha sido la experiencia de enseñar a estudiantes de esta prestigiosa universidad a ser menos egoístas?

Habría que decir, para empezar, que muchos estudiantes de esta universidad son jóvenes que quieren hacer una diferencia positiva en el mundo y alcanzar una vida plena y gratificante. Así que discutir con ellos sobre cómo llevar una vida más ética ha sido una experiencia muy positiva.

¿Por qué le parece importante educar a los jóvenes en ser más generosos y altruistas?

Es extremadamente importante. He visto muchas veces cómo esto hace una diferencia en el mundo, cómo la generosidad y el altruismo de la gente ha salvado vidas, ha reducido el sufrimiento de animales y, en general, ha hecho del mundo un lugar mejor.

¿Puede explicarnos el famoso ejercicio que hace con los estudiantes de su clase de ética?

Luego de algunas clases discutiendo sobre los problemas que enfrenta el mundo, los estudiantes se dividen en grupos de doce personas y a cada grupo se les entrega cien dólares (gracias a la generosidad de un donante anónimo) para donar a una de las cuatro obras de caridad previamente seleccionadas. La primera era Fundación Malaria, que reduce las muertes por malaria al proporcionar mosquiteros para las familias que viven en zonas propensas a esta enfermedad y que no pueden pagarlos. La segunda era la Fundación Fístula, que realiza cirugías de bajo costo para mujeres jóvenes que, debido a una inadecuada atención médica durante el parto, han sufrido una fístula obstétrica (orificio entre el recto y la vagina o la vejiga y la vagina). Sin esta cirugía, que cuesta alredor de US$ 450, se convertirían en parias, y gracias a ella pueden tener una vida normal otra vez. La tercera organización era Future of Humanity Institute, de la Universidad de Oxford, que trabaja sobre la reducción del riesgo de la extinción humana, y la cuarta fue la Universidad de Princeton. Cada grupo votó a favor de su institución de caridad favorita: aproximadamente la mitad votó a favor de la fundación contra la malaria y la otra mitad para la Fundación Fístula. Ningún grupo votó a favor de dar dinero para el Future of Humanity Institute o la Universidad de Princeton, considerando que su labor es éticamente menos relevante que la de las otras dos organizaciones. En general, todos encontraron el ejercicio muy interesante y espero que los haga pensar más sobre sus propias decisiones de caridad en el futuro.

¿Cómo motivaría a los ciudadanos a ser generosos? ¿Dándoles más información? ¿Enseñándoles más sobre ética? ¿O desarrollando más políticas públicas que motiven a dar?

Diría que todas las anteriores. Además, tenemos que construir una cultura en la que la gente entienda que tendrán una vida mucho más satisfactoria y gratificante si hacen más por los otros.

"Las iglesias deberían hacer mucho más para ayudar a la gente a entender que la generosidad es una parte esencial de llevar una vida ética. Como dijo el Papa Francisco: 'las iglesias deben enfocarse en ayudar a los pobres y no en cuestiones como el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto, que son menos importantes'".

¿Dónde está el límite para dar? El santo chileno Alberto Hurtado decía que "hay que dar hasta que duela", ¿eso calza con su idea de ser "éticamente responsable"?

No creo que tengamos que sufrir. Mi opinión es que si la mayoría de las personas que son de clase media y alta donaran algo sustancial (por ejemplo con la escala que sugiero en www.thelifeyoucansave.org) en realidad estarán ganando más de lo que habrían ganado al tener más dinero para gastar.

¿Cree que la gente rica tiende a ser menos generosa?

No. Mucha gente rica es generosa, al igual que muchas personas pobres. A menudo es la clase media la que es menos generosa.

¿Por qué? En Chile una gran parte de la población se considera de clase media.

La cantidad que la gente dona es un porcentaje de sus ingresos, el que varía de acuerdo a cuánto gana. Si este porcentaje se transforma en un gráfico, verás que es una curva en forma de U, donde aquellos que ganan poco dan un porcentaje relativamente alto, y este porcentaje va descendiendo a medida que la gente gana más, hasta llegar a niveles muy altos de ingresos (en los EE.UU. esto es alrededor de 300.000 dólares al año) donde el porcentaje que se da para caridad comienza a elevarse por sobre lo que dan esas personas pobres que igual donan a caridad.

La explicación de esto no está clara, pero una hipótesis es que las personas que son pobres tienen un mayor entendimiento de qué tan necesario es que la gente dé y, por lo tanto, están más dispuestos a ayudar.

¿Por qué cree que la gente tiende a ser más generosa cuando está frente a una experiencia más cercana?

Porque durante millones de años hemos evolucionado como animales sociales que viven en pequeños grupos. Hasta hace un tiempo no teníamos la posibilidad de ayudar a los extraños distantes, por lo que no es sorprendente que todavía estemos más inclinados a pensar localmente en lugar de a nivel mundial.

"Mucha gente rica es generosa, al igual que muchas personas pobres. A menudo es la clase media la que es menos generosa".

¿Cuánto puede ayudar que los países aumenten sus impuestos en disminuir la pobreza?

Depende con qué se compare a los impuestos. Las tasas máximas de impuestos varían según cada país y los gobiernos deben ser cuidadosos en no reducir los incentivos para la inversión o subir los impuestos a un punto donde la gente talentosa prefiera salir del país. También está la pregunta de qué tan efectivamente se utilizará el dinero recaudado en los impuestos. Así que, aunque es posible que más impuestos para los ricos ayuden a recaudar dinero para reducir la pobreza, necesitamos tener cuidado con que esto no tenga malos efectos secundarios y el dinero sea bien gastado.

¿Cuál debería ser la labor de los gobiernos y las iglesias al momento de combatir la pobreza en el mundo?

Las iglesias deberían hacer mucho más para ayudar a la gente a entender que la generosidad es una parte esencial de llevar una vida ética. Como el Papa Francisco ha dicho: "Las iglesias deben enfocarse en lo que podemos hacer para ayudar a los pobres y no en cuestiones como el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto que, más allá de lo que piense cada persona, son cuestiones menos importantes". Los gobiernos también pueden desempeñar un papel educativo para alentar a la gente en que respondan a las necesidades de los demás.

Chile tiene la peor distribución del ingreso de la Ocde. Este fue uno de los temas más importantes de la última elección presidencial. ¿Cuál debería ser la prioridad de los chilenos al momento de ayudar?

Debemos dar nuestro dinero a donde llegue más lejos y haga el mayor bien. Así que la respuesta dependerá de qué tan pobres sean las familias chilenas más pobres. También dependerá del costo relativo de ayudarlos a ellos en lugar de la gente en los países que están menos desarrollados y tienen un mayor número de personas en extrema pobreza que en Chile.

En Chile hay una gran discusión sobre el aborto terapéutico. Usted es conocido por sus posturas polémicas respecto al aborto. ¿Cuál cree que debería ser el enfoque para resolver este tipo de problema ético?

Hay puntos de vista morales en conflicto respecto a si el feto es o no un ser con el derecho a vivir. Desde mi punto de vista, un balance en los argumentos favorece la visión de que el feto no es un ser con derecho a vivir. Esto porque, sostengo, para tener derecho a la vida en el sentido más completo y fuerte un ser debe tener alguna conciencia de su propia vida, de tener un pasado, un presente y un futuro posible. Un feto no tiene esto. Por lo tanto, creo que el foco del debate sobre el aborto debería ser el evitar el sufrimiento. Las mujeres sufren por tener que continuar un embarazo que no quieren y mientras el aborto se haga antes de las 20 semanas de gestación el feto no es capaz de sufrir. ·

La medida de la generosidad

En la página www.thelifeyoucansave.org se puede calcular cuánto habría que donar dependiendo de la renta de cada persona. Según la sugerencia de Singer, un chileno que gana un millón de pesos mensuales debería donar anualmente $169.178 (1,4% de sus ganancias). Todas las ventas del libro Salvar una vida son donadas por Singer a caridad.

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