Las Achacadoras

Mujeres que engañan a tipos solos y los asaltan en sus propias poblaciones. Tipos engañados por féminas que usan su cuerpo como arma letal. Un modelo de negocios dirigido por tipas duras, que se saben bonitas e inteligentes. Una aproximación nocturna hacia el corazón de la delincuencia femenina de hoy.




"¿Y por qué no vamos para mi casa, mejor?", le susurra Romina al treintañero que enganchó en un happy hour del barrio Suecia. En la radio del auto suena reggaetón, estilo musical de moda que los ha acompañado desde las primeras piscolas y su posterior bailoteo. Ahora, ella acerca su cuerpo, lo besa en la boca y le suplica con voz de niña chica, que diga que sí, que vayan a otro lado más tranquilo, más piola, más rico. Y él, algo atontado por el trago y sus voluptuosidades, acelera por Vicuña Mackenna hacia el sur. Piensa que la tiene loca y en la historia que les contará el lunes a sus compañeros de la oficina, mientras avanza por ese panal de casas pareadas, villas y poblaciones, donde él jamás había estado.

Ella le dice que es por acá. El tipo, nervioso, estaciona y se baja del vehículo. La casa es una especie de mediagua, con una reja de madera y un jardín con el pasto quemado. "¿Sabís, hueón?, yo no me llamo Romina. Ni tampoco soy secretaria. Quédate tranquilito y no te va a pasar nada", le dice cambiando el acento educado y sexy con el que lo conquistó.

Cuando ella abre la puerta y enciende la luz, el engrupidordescubre a tres tipos con cuchillas, sables y fierros. "Por caliente", repite la muchacha mientras lo golpean en el estómago sus socios. "¡Entrega todo!", le gritan. Le arrebatan la chaqueta, revisan sus tarjetas de crédito, le pegan en la cabeza, le sacan los últimos billetes que le quedan y la llave del auto. "Ahora nos fuimos para tu casa, ahueonao", le dicen agarrándolo del brazo.

Así trabajan Las Achacadoras. Jóvenes que se dedican a seducir, drogar y posteriormente robar a profesionales que deambulan en zonas de bares y discotecas como el barrio Suecia o Bellavista. O como diría La Cuarta, matutino que ha celebrado y seguido el caso en profundidad, "washas que se emperifollan como árbol de pascua para engrupirse a pepepatos que andan como huasca en bares".

Dos amigas y una ideóloga

Romina se llama Claudia Nathaly Herrera Alcapán (20 años). Junto a su compinche, Scarlett Melo Melo (18) -alias "La Pelusa"-, se dedicaban a robar a hombres solitarios y con dinero que vagaban por Bellavista y Suecia. Criadas en barrios duros de la periferia sur, descubrieron un modelo de negocios que daba dinero y al que podían integrar a sus amigos. Ambas ahora están detenidas en el penal femenino de San Joaquín junto a la veterana y cerebro de las achacadoras, María Isabel Vargas Oyarce (25), quien fue detenida el 13 de junio pasado en un consultorio de Lo Herminda, mientras se realizaba un control de embarazo.

María Isabel Vargas Oyarce llevaba años trabajando en esto. De hecho, ya en noviembre de 2005 había sido detenida por primera vez junto a otras dos mujeres cómplices. Se presume que Romina y La Pelusa aprendieron de ella las claves y variantes del negocio. Esto es, vestirse, seducir, cuentear, drogar y coordinar vía celular a los colegas que reducirán a las víctimas. Las tresdespellejadoras de giles como las bautizó La Cuarta, esperan este mes que comience el juicio oral.

La primera en caer fue La Pelusa el 20 de febrero. Para evitar una sentencia por dos delitos de robo con violencia, escapó hacia Antofagasta. Tenía además, otras veinte causas acumuladas en su contra en distintas fiscalías del sector oriente. Su historia personal desarrollada en La Pintana incluye madre trabajadora, maltratos infantiles que le incitaron un odio hacia los hombres, y una temporada en un hogar de menores de Carabineros a los once años. Se ha dicho en la prensa policial, que precisamente allí cultivó las amistades que la meterían en este mundillo delictual. Cuando la atraparon, estaba con otra chica y el hijo de ésta.

Romina, cómplice de La Pelusa, fue detenida el 6 de junio en El Bosque, a pasos de la mediagua donde junto a sus socios, golpeaban y robaban a las víctimas. En Investigaciones dicen que ambas no se pueden ver y que se acusan mutuamente de haberse introducido en el mundo del hampa.

"Los hombres piensan con el pene"

"Una cacha al tiro cuál es el hueón que puede caer. Es cuestión de acercarse, reírse y dejar que te invite un trago. Pero yo no soy como esas achacadoras, porque no le robo a nadie. Me aprovecho de lo calientes que son, que es distinto. Un copetito, algo de platita, de repente unos besos o algo más. Pero siempre yo controlando la situación. Todas sabemos que los hombres piensan con el pene"- dice Rocío (20), mientras se queda mirando a la calle en busca de víctimas en Suecia.

Es mitad de semana y los adultos jóvenes de clase media caminan cancheros y dispuestos a gastar plata (nunca demasiada) por la calle Suecia, convencidos de que este barrio es la capital el carrete. Bueno, así lo era efectivamente cuando estaban en el colegio, a mediados de los noventas, antes de las prostitutas, ordenanzas municipales y la cocaína. Ahora, tipos enfundados en sus trajes de multitienda y gel en el pelo se mezclan con turistas y reggaetoneros que nunca entran a ningún sitio.

"Igual entiendo que estas minas y sus socios les den duro a estos giles. Es como rabia, ¿cachái? Son igual que uno, que nuestros hermanos o primos, pero tienen plata y la gastan en hueás", dice Rocío. "No quiero irme en la profunda, tal vez es una hueá mía, pero podrían solamente robarles, pero les pegan hasta que queden en el suelo", reflexiona mientras fuma. Repite que no roba, pero que le gusta "engrupir minos", que tiene un montón de historias para contar y que no ponga su nombre verdadero, porque sus amigos la pueden cachar por internet.

La Dirección de Protección Civil y Seguridad de Providencia, consultada por Paula.cl, señala vía mail que "no se recibió ninguna denuncia por parte de la comunidad sobre estas jóvenes, tomando conocimiento de su accionar por las informaciones aparecidas en los medios", pero que cuentan con una línea gratuita que funciona las 24 horas (800 800 767), insistiendo en la necesidad de alertarlos de estos hechos.

El cuerpo del delito

Héctor Romero Palma, subprefecto de la BIROM (Brigada Investigadora de Robos Metropolitana) reconoce que Las Achacadoras se están reproduciendo en otras comunas e incluso regiones. "Se han denunciado al menos 15 nuevos casos en la zona oriente y sur". Funcionan distintas al caso de Las Promotoras, explica. En lugar de ser controladas desde la cárcel vía celular, Las Achacadoras arman el juego de seducción prácticamente solas. Las Promotoras dependen de un modelo delictual desarrollado por delincuentes encarcelados que se basa en simular un premio televisivo, para que desprevenidas víctimas abran las puertas de sus casas. Las Achacadoras, en cambio, actúan prácticamente solas, usando su propio cuerpo como señuelo sexual, como señala Doris Cooper en Criminología y delincuencia femenina en Chile. (Lom, 2002)

Lo interesante es la conciencia y arriesgado uso que tienen de su cuerpo como arma letal. Si antes para escapar del círculo de la pobreza lo usaban para la prostitución, ahora lo utilizan para engañar a la misma clase de hombre que no dudaría en tener sexo express con ellas. De hecho jamás hay sexo para Las Achacadoras, sólo su promesa, utilizada para inmovilizar a la víctima.

"Hay distintos modus operandi. Algunas drogan al hombre con burundanga y lo asaltan. A veces, los obligan a ir hasta la casa de una de ellas, lo golpean y luego lo obligan a ir a su propio departamento para desmantelarlo. Incluso se llevan el auto y las claves de las tarjetas de crédito", explica Romero Palma. El detective advierte que hay muchos casos que por vergüenza o por estar casados, no son denunciados. También que actúan al amparo de los happy hours y con cierta complicidad de los locales y cuidadores de autos, lo que aún no se ha podido comprobar completamente.

Las vacaciones y los feriados largos son sus épocas favoritas. "No te creas que estas chicas se ven como en la foto. Ellas se arreglan, se cambian el look, se ponen bonitas. Aunque el tipo se de cuenta por el tono de voz que esté mintiendo, tal vez eso mismo les gusta", aclara el inspector Víctor Toledo.

Lo único común entre Las Promotoras y Las Achacadoras es el protagonismo de las mujeres. Ellas son las ideólogas y las ejecutoras de la misión, usando la coquetería, la juventud y la belleza como arma letal.

Noches suecas

Cuando despierte el engrupidor que condujo a Romina hasta la casa y luego fue asaltado, lo primero que pensará es que cómo fue tan estúpido. Pero solamente se animará a denunciarla si no tiene que darle explicaciones a otra persona. Aunque hay denuncias, aún no se ha podido determinar quiénes son las discípulas de Pelusa y Romina. Las víctimas de Las Achacadoras a veces son padres de familia o profesionales en ascenso, por lo que un proceso judicial los estigmatizaría. Nadie quiere aparecer como engañado por unas cabras chicas. Los detectives han señalado a la prensa que un tipo incluso permaneció tres días secuestrado en la casa a la cual estas muchachas los invitaban.

"La recomendación es no confiarse de la primera mujer que se te acerca. Tampoco perder de vista el trago", recalca el subprefecto Romero Palma. Aun así, es sorprendente lo fácil que han caído las víctimas. "Ellas inventan que son ejecutivas, que son funcionarias públicas. Los tipos no se dan cuenta de que mienten porque se arreglan y se visten bien", agrega el inspector Víctor Toledo.

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