Códigos humanos

A los 29 años Santiago Ascui ha logrado consolidar un lenguaje propio y reconocible. Su trabajo surge de observar a las personas desde una mirada distante, perpleja y descomprometida. En sus composiciones, que juegan con la abstracción geométrica, las figuras humanas se reducen a formas esquematizadas: códigos que se combinan siguiendo patrones de color, ritmo y posición.




Paula 1132. Sábado 12 de octubre de 2013.

A los 29 años Santiago Ascui ha logrado consolidar un lenguaje propio y reconocible. Su trabajo surge de observar a las personas desde una mirada distante, perpleja y descomprometida. En sus composiciones, que juegan con la abstracción geométrica, las figuras humanas se reducen a formas esquematizadas: códigos que se combinan siguiendo patrones de color, ritmo y posición.

"De repente voy caminando por el parque y veo a un grupo de señoras  practicando baile entretenido. Esa situación me llama la atención: cómo se mueven, cómo se relacionan, cómo construyen una escena que, más allá de que pueda ser simpática o divertida, me resulta extraña y compleja desde el punto de vista visual. No me interesa saber por qué están ahí, ni quiénes son: miro la escena desde fuera, como imágenes repetitivas, no individualizadas. Esa percepción es lo que llevo a la obra", explica el artista Santiago Ascui.

"Cuando pongo figuras en relación lo concibo como una situación estética, de dos formas y colores que se juntan, que generan un ritmo. La obra no tiene una narrativa. Lo que aparece, yo creo, es la experiencia sensorial, visual", explica Ascui.

Cuando egresó de la Universidad Finis Terrae, Ascui pintaba al óleo misteriosas escenas, pero al poco tiempo se lanzó a buscar una estética propia. Abandonó los referentes pictóricos más académicos en busca de otro tipo de antecedentes que le permitieran experimentar, con otro lenguaje, conectándose con corrientes abstractas, como el constructivismo y las tendencias geométricas, que exploran la forma y el color. Esta experimentación, que sostiene hasta hoy, rescata, sin embargo, _la figura humana, que suele estar ligada más a la figuración que a la abstracción. Pero no es lo humano lo que lleva a la obra, sino la forma externa y esquematizada de la figura, que se reduce a un código mínimo que luego combina según criterios cromáticos y compositivos.

"Aunque a veces genero escenas de parejas o situaciones de relaciones humanas, siempre las situaciones son ambiguas. Es difícil descifrar los movimientos, nunca se sabe bien qué está pasando. Cuando pongo figuras en relación lo concibo como una situación estética, de dos formas y colores que se juntan, que generan un ritmo. La obra no tiene una narrativa. Lo que aparece, yo creo, es la experiencia sensorial, visual", explica Ascui.

Y así como la carga emocional de las personas es despojada de la obra, la técnica pictórica busca un código más frío. Por eso en sus cuadros desaparece el óleo y sus connotaciones afectivas, para ser reemplazado por esmaltes que cubren la tela con una rapidez y limpieza coherentes con su lenguaje gráfico.

UNA OBRA SINGULAR

Ascui reniega de los discursos cerrados que intentan explicar su obra: quiere que sus imágenes hablen por sí mismas y que sea el espectador quien interprete. Sin embargo, en el proceso previo a su pintura puede advertirse el deseo de reinterpretar y llevar a un plano visual elementos que están presentes en la cultura urbana. La masificación de los cuerpos, los erráticos movimientos que ejercen en la ciudad, las estructuras de circulación y composición que se imponen en calles y edificios son procesados y llevados a la obra como pura abstracción.

Por su singularidad, rigor y atractivo visual, sus trabajos despertaron el interés de galeristas y curadores que comprendieron que, más allá de la aparente ingenuidad, su obra planteaba el problema de cómo observamos y representamos al mundo, interrogando también las posibilidades de la pintura. A los 25 años fue elegido para participar de una exposición colectiva en Matucana 100; luego estuvo en Galería Animal y en la Galería Die Ecke, que ha sido muy exigente en la selección de artistas que trabajan a partir del estudio de estructuras formales. Desde entonces ha participado en distintas muestras de artistas emergentes y fue elegido, a través de una convocatoria internacional, para exponer su trabajo en el prestigioso Barbican Center de Londres, en 2012. Ahora, Santiago está preparando una obra para una exposición que realizará en diciembre en la galería Mil M2, en el Barrio Italia. (Más de su obra en www.flicker.com/lampiman).

* En los cuadros de Ascui las figuras se relacionan según criterios de color, ritmo y posición. Se trata de una pintura que utiliza los códigos compositivos del constructivismo y la abstracción geométrica.


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