Dos talentos narrativos

Coincide la publicación de dos autores de 30 años, Esteban Catalán y Felipe Becerra, que muestran una inusual energía. Ambos proponen, en diferentes tonos, una subjetividad radical, sin ningún miedo a ser políticos y perturbadores, hasta llevar al lector a la total ambigüedad.




Paula 1163. Sábado 20 de diciembre de 2014.

Coincide la publicación de dos autores de 30 años, Esteban Catalán y Felipe Becerra, que muestran una inusual energía. Ambos proponen, en diferentes tonos, una subjetividad radical, sin ningún miedo a ser políticos y perturbadores, hasta llevar al lector a la total ambigüedad.

Eslovenia, de Esteban Catalán (Montacerdos)

Los nueve cuentos que componen este libro están contados por jóvenes un poco abandonados, un poco desconcertados, pero muy lúcidos y conectados con sus deseos, por nimios que sean: ver una noche, por ejemplo, un hijo con su madre, un documental sobre un país que parece lindo y sin problemas, como Eslovenia. Eso es todo, y la maravilla de la narración de Catalán es que eso es mucho. "Soñé con volver a ser niño", dice uno de los personajes, dándose cuenta de que su padre le impidió ser tantas cosas por sus propios temores, y que él ya es irremediablemente otro. Fiestas de compañeros de curso, pololeos improbables, el intento de escribir algo, desplazamientos en bus para cobrar una plata: este tipo de cosas son contadas en su completa normalidad y mostrando las marcas que dejan y que se borran hasta llegar al caos y la completa incertidumbre de nada. Sin aspavientos, sin lujos ni quejas, y con un ojo tan abierto, tan certero y veloz, que conmueve y perturba a la vez. $10.000 en librerías Metales Pesados y Qué Leo.

Bagual, de Felipe Becerra (Sangría)

Ya está por salir su segunda novela Ñache, y otra novela corta titulada Paillaco Boys; Bagual, que es la primera, se publicó en 2008 en Perú pero recién aparece en Chile. Becerra es también poeta y trabaja junto a colectivos literarios y revistas de diferentes países. Su lenguaje y sonoridad, en todo caso, es profundamente chileno: "El mundo de la madre es como un chiste rarísimo, ¿cierto? Pero ese chiste también es de dolor y de locura y de un miedo que no se aguanta. Lo que sigue, por ejemplo, no tiene un pichintún de chacota. Ya se lo tienen advertido nomás". Desde esa figura carnal y omnipresente van apareciendo una serie de personajes fantasmagóricos y el espacio, el desierto del Norte, se deforma y construye a la vez con diversos narradores que van penetrando y perdiéndose. Bagual, palabra que se usa en la Patagonia para nombrar a los caballos y vacas que se vuelven salvajes, desarticula el discurso y propone un territorio imaginario punzante, que en su ferocidad es una plegaria por la fuerza de las palabras. $11.000 en librerías.

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