El primer Museo del Juguete Chileno

Desde soldaditos de plomo hasta autos a pedal de gran formato, la colección de este museo cuenta con 1.500 piezas fabricadas en Chile entre 1910 y 1980. Ubicado en el Castillito del Parque Forestal, desde junio se podrá visitar este acervo que grafica la historia juguetera del país.




Paula 1147. Sábado 10 de abril de 2014.

Desde soldaditos de plomo hasta autos a pedal de gran formato, la colección de este museo cuenta con 1.500 piezas fabricadas en Chile entre 1910 y 1980. Ubicado en el Castillito del Parque Forestal, desde junio se podrá visitar este acervo que grafica la historia juguetera del país.

Mientras cursaba un diplomado en Museología en la Universidad de Chile, hace 14 años, el artista Juan Antonio Santis (50) descubrió que nadie había investigado la historia de la industria juguetera nacional. Su especial interés por los juguetes venía desde niño, pero fue en ese instante cuando se dio cuenta que él mismo solo poseía piezas de marcas extranjeras, y ninguna de factura chilena. Fue así como se propuso crear el primer Museo del Juguete en el país y el quinto en Latinoamérica, luego de Perú, Brasil y Argentina, donde hay dos.

"El juguete antiguo es un objeto arqueológico, un testimonio patrimonial de la sociedad. Se trata del reflejo de la vida de ayer, pero en miniatura", dice Santis, que tras recorrer en todo este tiempo mercados persas, anticuarios y ferias, recolectó más de 1.500 juguetes: desde autos, barcos y aviones, hasta personajes como Condorito y Pepe Antártico, y animales de plástico, madera, yeso y trapo. Para determinar su año de origen, todos pasan por una minuciosa investigación histórica que incluye la revisión de publicidades y diarios de la época, el análisis de la antigüedad de los materiales con que fueron hechos y los diseños característicos según los distintos periodos. "La pieza más antigua es de 1910 y es una lata de leche condensada en miniatura que, a la vez, es un sonajero de la marca Lechero", cuenta Santis, quien explica que fue durante la Segunda Guerra Mundial que la industria chilena vivió su apogeo, cuando se interrumpió la fabricación en Europa, Estados Unidos y Japón, y hubo que satisfacer la demanda con productos locales de gran calidad, que se caracterizaron por su iconografía chilena.

Pese al aporte de su colección, no fue fácil para Santis encontrar un lugar para instalar el museo. Tuvo que realizar más de 20 exposiciones –incluida una en el Centro Cultural Palacio La Moneda en 2011–, y escribir el libro Juguetes, 100 años de fabricación chilena (2010), antes de que su idea se concretara en un espacio histórico: el Castillito del Parque Forestal, una casa construida como oficina de administración del parque a principios del siglo XX, donde en marzo abrió el restorán Brasserie Castillo Forestal (Av Cardenal José María Caro 390). Ahí, en una sala de 50 metros cuadrados, se inaugurará a fines de junio el Museo del Juguete Chileno, donde irán rotando cada cierto tiempo 300 piezas de su colección en torno a diversas temáticas.

Muñeca Guacolda, de 1943, clásico juguete recortable de la revista de historietas El Cabrito, editada por la editorial Zig-Zag en la década de 1940.

Bólido de hojalata litografiada de 1950, marca Ardilla.

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