La espectacularidad del movimiento

Ha expuesto en países como Francia, Grecia y Australia, acaba de participar en la Bienal de Venecia y exhibe su trabajo en Videobrasil. Con 28 años, este videoartista se sitúa como uno de los creadores chilenos con mayor proyección internacional.




Sin sonido ni cortes de edición. Así son los videos de Gianfranco Foschino (28 años, desiñador de imagen y sonido), parecidos a una fotografía o pintura en movimiento. Puede ser la ventana de un asilo por la que unos ancianos se asoman. O la escena campestre del patio de una vieja casa de madera donde varias gallinas picotean el suelo como en Home, obra que actualmente exhibe en Videobrasil, uno de los festivales más importantes de Latinoamérica. Foschino sabe cómo contar una historia. Lo hace con sutiles cambios en los paisajes, a veces casi imperceptibles. "Toda imagen cuenta una historia y, si no, el espectador se la inventa. Mis videos tienen ese espíritu experimental-documental y eso forma parte de su intriga. Intento seducir a partir de pequeños estímulos oculares", cuenta.

Ha sido esa mirada particular la que han alabado artistas como Iván Navarro y Paula Gaitán, viuda de Glauber Rocha. Y con razón. Por algo el año pasado expuso en el Image Festival de Canadá, donde conoció a un curador que más tarde lo llevó a exponer al I-20 Gallery de Nueva York. Este año ha mostrado su trabajo en Francia, Inglaterra, España, Grecia y Australia. Ahora, acaba de participar en el Pabellón Latinoamericano de la 54 Bienal de Venecia y está exponiendo en Panoramas do Sul de Videobrasil. Pero tal vez sea su obra Fluxus que expuso hasta mediados de septiembre en el Museo Nacional de Bellas Artes, la que más le ha gustado: ahí, en medio del hall central, exhibió un video en una pantalla LED de tres metros de alto que mostraba el Ventisquero Colgante Queulat de la Región de Aisén. Queulat significa "sonido de cascadas", pero el video carecía de eso. Me interesa volver a la espectacularidad que tenía el movimiento durante la primera época del cine, cuando aún no tenía sonido o montaje. Me atrae la pasión con que trabajaban científicos-artistas como Étienne Jules Marey o Los Lumière en busca de una nueva forma de representación de la realidad. ¿Por eso decidiste experimentar en un formato de gran escala? Es una obra que proyecté por mucho tiempo en mi cabeza. Permitía que los espectadores pudieran prácticamente integrarse en el paisaje como también contemplarlo en la lejanía, donde su movimiento se tornaba casi imperceptible. Fluxus representó un paso muy significativo. Sin duda, me interesa continuar experimentando con este y nuevos formatos.

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