Las mil caras de Javiera

Javiera Ramos, actriz, se obsesionó tanto con las máscaras que viajó a Venecia para participar en el carnaval.




Javiera Ramos, actriz, se obsesionó tanto con las máscaras que viajó a Venecia para participar en el carnaval.

En Venecia asistió a talleres y aprendió que existen distintos tipos de máscaras. En el pequeño taller que despliega sobre la mesa del comedor de su departamento, Javiera hace máscaras tipo antifaz que cubren la mitad de la cara, especiales para teatro, y máscaras de animales. También fabrica máscaras decorativas a partir de la cara de personajes famosos.

Todo empezó con una máscara que hizo de Marilyn Monroe, porque una amiga se enamoró de ella y la presionó hasta que Javiera se la vendió. Desde entonces las hace y las vende por encargo. Se demora una semana en hacer una, porque el trabajo es de una meticulosidad pasmosa: primero tiene que hacer un molde de su propia cara con yeso, a partir del cual modela la greda para crear a sus personajes. Del mismo molde puede hacer un sinfín de máscaras. "Me encanta inventar máscaras, porque mientras las hago se me olvida el resto del mundo, incluso los problemas", dice.

Javiera fabrica máscaras de greda, yeso y papel maché. Primero tiene que hacer un molde de su cara. Se echa vaselina y se cubre la cara con vendas para yeso humedecidas en cola fría y agua. Sólo deja la punta de la nariz al aire para respirar. Media hora después se saca el molde y lo deja secar. Finalmente lo rellena con yeso líquido.

Sobre el molde ya duro, coloca la greda, moldea la cara, le echa vaselina sólida y la tapa con bandas de yeso remojadas en cola fría. Encima le pone papel de diario y lo deja secar durante un día entero. Sólo entonces la máscara está lista para pintar.

Las máscaras que hace Javiera no son para usarlas si no para colgarlas. Es capaz de copiar la cara de cualquier personaje, recrear caras de animales y de hacer antifaces. A todas sus máscaras les agrega un accesorio, como un mechón de pelo, aros, plumas, pañuelos, pestañas postizas o bigotes, como una sutil manera de apropiarse de ellas.

MÁSCARAS DE TEATRO

Una de las cosas más sorprendentes que aprendió Javiera fue que las máscaras representan un arquetipo humano, es decir, una personalidad muy definida. Y que cada parte de la cara habla por sí sola: la frente representa los pensamientos; la nariz, las emociones, y la pera, los apetitos.

Una persona que tiene una nariz pronunciada es orgullosa y sensible. Si lo que mandan son la mandíbula y la pera, la persona sabe disfrutar de la vida. Esto se traduce en estas máscaras de teatro, todas hechas con huecos en los ojos y nariz y con diferentes personalidades sacadas del rostro de Javiera porque las hace con el molde de su cara.

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