Lo nuevo entre Matanzas y Pichilemu

Gracias a una renovada oferta gastronómica y hotelera, la costa de la Sexta Región ya no solo es destino obligado para los amantes de las olas, sino también para quienes quieren disfrutar de la naturaleza impoluta y un ambiente relajado. Aquí, seis datos para redescubrir una zona que ya se instaura como el nuevo epicentro turístico del litoral central.




Paula 1190. Sábado 2 de enero de 2015.

Gracias a una renovada oferta gastronómica y hotelera, la costa de la Sexta Región ya no solo es destino obligado para los amantes de las olas, sino también para quienes quieren disfrutar de la naturaleza impoluta y un ambiente relajado. Aquí, seis datos para redescubrir una zona que ya se instaura como el nuevo epicentro turístico del litoral central.

Casa Cuesta

El chef Sebastián Cuesta ya tiene su nombre en Pichilemu, tras haber estado a cargo del afamado restorán Costa Luna durante cuatro años. A fines de diciembre abrió este nuevo espacio a pasos del mar –con terraza protegida del viento–, que funciona como bar y restorán, donde vuelve a ofrecer su comida vasca con influencia peruana y chilena. "Esta carta es totalmente playera. Muchos mariscos, pescados en diversas preparaciones y productos de la zona, con mi estilo de cocina que se basa en las preparaciones en su punto", dice. Eugenio Díaz Lira 270. reserva@casacuesta.cl

La Juguera

En octubre reabrió la barra La Juguera, el playero emprendimiento de las primas Valeria y María José Hasbún, quienes hace dos años se fueron a vivir a Matanzas en busca de un estilo de vida más simple. En la calle principal de este balneario, a metros de la playa, armaron un espacio abierto con música y tablas de surf a modo de techo, que se ha transformado en una parada casi obligatoria para los windsurfistas que pasan a tomar desayuno antes de enfrentarse a las olas o a reponerse en la tarde después de una intensa sesión en el agua. Entre las combinaciones de jugos naturales que ellas mismas preparan están el Peterpan, hecho de arándano, maracuyá y jengibre, y el Detox, a base de betarraga, zanahoria, jengibre, naranja y verduras verdes ($ 2.500). La novedad de este año son los helados ciento por ciento naturales hechos solo a base de plátano con diferentes salsas ($ 2.500). Abierto los fines de semana de 9 a 19 horas; durante enero y febrero abre toda la semana.

Los restoranes de la zona han proyectado modernas construcciones mirando al mar, usando al vidrio como principal elemento integrador del paisaje.

La Lobera

La inhóspita playa de Pupuya le debe mucho a este restorán: de ser una costa frecuentada solo por windsurfistas, pasó a ser un destino turístico y familiar en la zona. Sus dueños, Ricardo Parot y Juan Pablo Tagle, construyeron un espacio totalmente integrado al paisaje, con vidrio como principal elemento, que respeta las dunas y que genera una zona protegida del viento. Desde septiembre que funciona, además de bar y restorán, como un club de windsurf y kitesurf con camarines, arriendo de equipo y duchas. Entre sus platos hay cebiche de pescado fresco ($ 5.900), carne braseada en caldo de vino tinto con puré rústico ($ 7.500) y sándwiches varios (desde $ 6.400). Mención especial merece su pisco sour ($ 3.000), que es parte de su barra especializada con más de 25 tipos de piscos chilenos. Abierto viernes desde las 19:00 y fines de semana; durante enero y febrero abre toda la semana. www.laloberaclub.cl

Pescado de roca

Rollizo, cabrilla, vieja, y billagay son algunos de los pescados de roca que destacan en los menús de la zona. "Son de carne firme, blanca y de sabor intenso, y tienen asegurada su frescura, ya que pasa muy poco tiempo entre su captura y su distribución", señala Alejandro Compte, dueño de La Pescadería. www.lapescaderia.cl

La Gran Ola

Elaborados solo con harina de trigo del secano costero, azúcar sin procesar e ingredientes de la zona, son los productos que día a día se hornean en La Gran Ola.

Tras 20 años a cargo del Para de Gozar, el clásico restorán en la punta de la playa de Puertecillo, Matías López se asoció con el banquetero Felipe Amtmann para formar una amasandería y proveer a restoranes y a particulares. Desde octubre en La Gran Ola empezó a hornear las recetas que sus propios dueños amasan. La gracia es que en sus preparaciones solo usan harina de trigo molido del secano costero, azúcar sin procesar, granos enteros y se abastecen de ingredientes artesanales de la zona. Sus productos estrella son las pizzas que venden en su restorán ($ 8.000), las empanadas de carne mechada ($ 2.500), y su línea de repostería que incluye kuchen de nuez ($15.000) y pie de limón ($13.000), entre otros. Cuentan con un punto de venta en el Para de Gozar (punta sur de Puertecillo) y en La Isla (costanera de Puertecillo S/N). www.lagranola.cl, contacto@lagranola.cl

Dormir frente al mar

"Además de un buen lugar para alojar, nosotros ofrecemos una experiencia", dice Manuela Irarrázaval, quien junto a su marido, Titán Durand –surfista que lleva más de 20 años viviendo en Puertecillo–, son dueños del ondero hotel-hostal Puertezion, ya un clásico de la zona. Situado en la playa misma de Puertecillo, cuenta con suites matrimoniales ($ 60.000) y piezas compartidas ($ 20.000 por persona), además de un café abierto al público. El alojamiento incluye fogón todas las noches, baños en el hot tub, clases de surf, paseos en zódiac a olas secretas y el trato personalizado de sus dueños. www.puertezion.com

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