Los modernos

Nina Mackena habla de la tendencia ecológica en la moda.




Los modernos, los verdaderamente modernos, comen comida orgánica, tienen o trabajan en empresas que intentan que su cadena productiva sea sustentable y, en su último eslabón, tratan de vestir ropas que respeten esas leyes, las leyes verdes o ecológicas que nos ayudarán a vivir más tiempo en la Tierra. Los modernos consumen mucho, pero eco.

Estoy leyendo un artículo de The New York Times al mismo tiempo que comienza la semana de la moda de Nueva York. La columna se llama Doing Their Part to Help Save The Planet, in High Style o algo así como, Haciendo su parte para salvar el planeta, con alto estilo. Y se trata del tema del momento, de la gran y suprema tendencia: lo orgánico y los intentos por introducir este concepto en la moda. Lo orgánico, sustentable, ecológico, verde, green, o como quieran llamarlo, es el gran debate ético que está afectando a todas las industrias. Y la industria de la moda ha sido bastante lenta en subirse al carro verde. El artículo dice que si las personas están comiendo comidas orgánicas por qué no pueden usar ropas orgánicas. Y así analiza un desfile ocurrido recientemente en NY en que se mostraban ropas hechas con fibras orgánicas y teñidos vegetales, pero cuya pasarela era de madera, hecha de "árboles muertos", entonces estaba todo funado desde el inicio.

No siento emoción alguna ni gran expectativa ante lo que está por comenzar aquí en Nueva York, en vivo. Todo parece muy moderno, pero no lo es tanto. La semana anterior viví la misma experiencia, pero en el São Paulo Fashion Week, y antes de comenzar el primer desfile tenía todos los pelos parados de emoción. ¿Qué es lo medular que diferencia la semana de la moda en São Paulo de todas las otras? Desde luego, es el hecho de que la semana paulista tiene una postura, una temática, un contenido que le da un marco a todos estos desfiles que acontecen uno tras otro durante cinco días seguidos. No se trata sólo de una acumulación de distintas marcas que muestran sus colecciones aunadas sólo por las fechas que convocan sus desfiles. No se trata sólo de qué vamos a consumir la próxima temporada. Algo más se cuece allí. Durante esta útima edición (invierno 2008), el gran tema de los organizadores fue el caos urbano y la soledad y desamparo del hombre inserto en esta Babel contemporánea. Todo, por supuesto, en el marco del discurso adoptado hace años ya en el São Paulo Fashion Week de una moda sustentable.

El tema ecológico no es nuevo, pero sus tentáculos, metidos en una de las industrias menos green de todas, como lo es la moda, es bien novedoso. Y en ese espacio los brasileños sí que se adelantaron, al menos en el discurso. Tanto se adelantaron al hablar del tema, que ya pueden reírse de él. Así es que mientras leo el serio artículo de The New York Times, leo en internet una columna políticamente tan incorrecta y tan cierta –firmada por la más despierta y creativa columnista de moda de Brasil, Ale Farah, relativa a los regalos que hacían en el São Paulo Fashion Week: "Paren de darme bolsas-eco. No las uso, son siúticas desde el nombre. Eco es muy años 90. Paren de producir ítems que no son necesarios. ¡Produzcan menos! Eso sí es ser moderno".

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