Matías Celedón

El periodista y escritor hace su recuento personal, que incluye: dos reacciones inesperadas, cinco lugares sagrados que no deberían ser jamás profanados y cuatro errores no forzados.




1 pecado capital

Pasarse de listo y hablar más de la cuenta.

5 lugares sagrados que nadie nunca debería profanar

1. La cama de mi madre, porque es muy blanca.

2. La cima del Everest.

3. El tablero durante una partida de ajedrez.

4. El correo ajeno, para evitar malas noticias.

5. El cementerio de Catapilco, por su cartel ("Sacar la basura del cementerio").

4 maneras de dormir solo

1. En un sofá, frente al televisor, a la hora de la Liga de Campeones.

2. En la escalera, esperando al cerrajero.

3. Contra la ventanilla, en un autobús.

4. Con otra frazada, enredado en las mismas sábanas.

3 tristes tigres (el bueno, el malo y el feo)

1. Steve Zissou, oceanógrafo y documentalista, protagonista de La vida acuática creada por Wes Anderson.

2. Jeff Costello, asesino a sueldo, inmortalizado –aunque muerto– en El samurái, la película de Jean-Pierre Melville.

3. Richard Bone, grabador de epitafios, la mano visible del poeta Edgar Lee Masters en el pueblo fantasma que llamó Spoon River.

2 reacciones inesperadas

1. Le quitas la etiqueta a una botella de coco-cola: pierde el gas.

2. Vuelves a Chile, compras cigarros y te encuentras con Don Miguel: ha envejecido.

4 errores no forzados

1. Un llamado entusiasta a las cuatro de la mañana.

2. Considerarlo un buen momento.

3. Confundir los nombres, porque efectivamente riman.

4. Insistir en la mañana, como si nada.

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