¿Por qué las dietas hacen volver siempre al punto de partida?

La nutricionista Dawn Cooper argumenta aquí por qué las dietas proteicas, hipocalóricas y detox son un atentado contra el metabolismo y llevan no solo a recuperar esos kilos perdidos rápidamente sino a ganar peso.




Paula 1154. Sábado 16 de agosto de 2014.

La nutricionista Dawn Cooper argumenta aquí por qué las dietas proteicas, hipocalóricas y detox son un atentado contra el metabolismo y llevan no solo a recuperar esos kilos perdidos rápidamente sino a ganar peso.

La mayoría de las dietas provocan un efecto rebote porque son programas a corto plazo que buscan resultados rápidos, pero que atentan contra el bienestar del metabolismo y, en general, consideran el peso como única variable a tener en cuenta obviando la composición corporal. No distinguen si la baja de peso es por pérdida de agua, músculo o grasa. Una dieta saludable debe contener todos los nutrientes necesarios: macronutrientes, como proteínas, carbohidratos complejos y grasas saludables, y micronutrientes, como vitaminas, minerales y oligoelementos. Una dieta saludable, con alimentos ingeridos de acuerdo a los requerimientos hormonales diarios, genera un equilibrio hormonal. Entonces se baja grasa, más difícil que perder, pero también de subir.

Dietas como la proteica, a base de pescado, carne, quesillo y grasa, son típicas generadoras del temido efecto rebote, ya que los hidratos de carbono (presentes en alimentos como la quínoa, el arroz y las pastas integrales) operan como el combustible del cuerpo junto con la grasa. Al eliminarlos, se pierde músculo, la falta de fibra produce estreñimiento y, por tanto, reabsorción de toxinas. Terminada la dieta el organismo sufre alzas bruscas de insulina, que desencadenan que los hidratos de carbono se transformen en grasa abdominal. Esto, porque la insulina es lipogénica, formadora de grasa en esa zona, e impide la lipolisis, o destrucción de esa grasa cuando está desnivelada.

Las bajas drásticas de consumo de calorías, de dietas a base de batidos o verduras verdes, provocan que el organismo reaccione bajando el metabolismo como mecanismo de supervivencia: tras experimentar una importante pérdida de peso, el proceso se estanca. Y, al comenzar a comer de forma habitual no solo se recuperan rápidamente esos kilos, sino que en buena parte de los casos las personas combaten la frustración comiendo de más. Es decir, suben de peso.

Están también las muy de moda dietas de desintoxicación a base de verduras y frutas, ya sea enteros o en jugos. Quienes las practican se sienten bien durante un par de días (no se recomiendan más de dos), pero luego pueden sufrir decaimiento, hipoglicemias, bajas de presión e, incluso, pueden enfermar debido al debilitamiento de las defensas. Dada la exclusión de la ingesta de proteínas se pierde masa muscular y, dado que son los músculos los encargados de la quema de calorías, una vez que se retoma la alimentación habitual viene el efecto rebote.

El camino, entonces, frente a los peligros de las dietas flash es un sistema de vida saludable. Un plan de alimentación orientado en esa dirección y que busque perder peso no se puede iniciar sin una evaluación especializada que considere la composición corporal, el metabolismo basal y el estado físico del paciente. Otro ítem fundamental es conocer en detalle sus hábitos alimenticios, para implementar un sistema realista. La actividad física periódica no es opcional; su intensidad dependerá de cada caso. Y, por último, debe existir un seguimiento por parte de los especialistas, fundamentalmente nutricionistas clínicos, para garantizar la salud y resultados a largo plazo.

* Dawn Cooper es nutricionista clínica de la Universidad de Chile, postgrado de la Universidad de Harvard y diplomada en Medicina Biorreguladora de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor.

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