Terapia de flotación

En Santiago se instaló el primer centro de flotación, terapia que consiste simplemente en flotar en una cámara aislada de la luz y el ruido. ¿Cómo es la experiencia? Aquí, un testimonio.




En Santiago se instaló el primer centro de flotación, terapia que consiste simplemente en flotar en una cámara aislada de la luz y el ruido. ¿Cómo es la experiencia? Aquí, un testimonio.

Abierto hace menos de un año, Flotares es el primer centro de flotación en Chile, una terapia que consiste en flotar en agua salinizada

y a 36 grados de temperatura, en una cámara completamente oscura y silenciosa. Sus beneficios son muchos. "Sirve para tratar el estrés, la ansiedad, la depresión y el insomnio; fortalece el sistema inmunológico; es un buen complemento para tratar lesiones físicas, elimina los dolores musculares y fortalece la elongación de la columna y las articulaciones", dice Ignacio Araya, sicólogo y dueño del recinto. La sesión cuesta

$ 25.000. No se recomienda para personas con depresiones severas, asmáticos, ni embarazadas.

Euzkadi 9310, fono 356 6945, www.flotares.com.

de la belleza, ya que, según Ignacio Araya, "durante la flotación se liberan endorfinas, poderoso antiedad"

Mi experiencia en un

tanque de flotación

En Flotares siguen al pie de la letra el sistema creado en la década del 50 por el neurofísico norteamericano John Lilly. Antes de ingresar a la cámara, Ignacio me explicó todas las sensaciones que experimentaría y me entregó un par de tapones para los oídos. Luego partí al camarín, me duché y me puse traje de baño. A la cámara se entra por una escotilla, con la ayuda del terapeuta. Ya en el agua, donde se respira un penetrante olor a sal, me dio angustia, ya que la oscuridad total provoca al principio algo de claustrofobia. Además, mientras flotas el cuerpo se mueve, pero se pierde la noción del espacio. Superado eso, que dura unos minutos, aunque no podría precisar cuántos, me quedé profundamente dormida. Terminado el tiempo de la sesión –45 minutos– me despertaron. Ya fuera de la cámara, y durante el resto del día, me di cuenta de que hacía semanas o tal vez meses que no me sentía tan descansada. C.A.

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