Mi amiga nos juntó después de morir

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Cuando estudiaba antropología, una de mis mejores amigas era la Amalia. Una mujer increíble con la que nos hicimos muy cercanas. En tercer año de la carrera, un día aburridas en su casa, comenzamos a hablar de lo que nos gustaría encontrar en un hombre. Yo recién había terminado una relación, así que en esas típicas dinámicas entre amigas, ella me dijo que hiciera una lista con las cosas que quería de un hombre. Puse cuestiones bien específicas: que se dedicara a las ciencias exactas, que tocara guitarra, que fuera más alto que yo, y varias más. Eran puras cosas ridículas, porque era un juego. Cuando terminamos, ella me dijo que conocía al hombre perfecto, el Baque, su mejor amigo desde kinder. Lo conocía muy bien porque de verdad que eran muy buenos amigos y me insistió bastante con que estaba segura de que nos llevaríamos bien porque era exactamente lo que yo había puesto en esa lista. Le dije que me lo presentara pero no quiso. Dijo que lo iba a hacer, pero que aún no era el momento porque estábamos en etapas muy distintas. 

En el tercer aniversario decidimos hacer una misa en el colegio de la Amalia. Su mamá -con quien yo me había hecho muy cercana, incluso trabajábamos juntas-  me dejó a cargo y me pidió que contactara a un compañero de curso para que me ayudara a conseguir los permisos en el colegio. Le dije que obvio, que feliz, que me mandara el contacto. Cuando me lo mandó, me dijo: este es su mail, le dicen Baque. Lo primero que pensé fue en ese papelito. 

Los días que vinieron hablamos mucho por chat. Me encantaba conversar con él, pero no podía estar cien por ciento feliz porque en paralelo estaba pasando por una situación muy compleja con el papá de mi hija con el que no estábamos juntos hace años, pero manteníamos una relación complicada. Tanto, que uno de esos días sufrí una situación de violencia física con él. Fue muy dramático, yo quedé muy mal, muy dañada. Esto fue un martes y el viernes de esa semana con el Baque habíamos quedado de juntarnos a comer. Iba a ser nuestra primera cita.

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