Nunca es tarde para amar

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Después de 47 años de matrimonio mi papá enviudó. Mi madre murió de un cáncer fulminante que nos dejó familiarmente desconsolados, choqueados y con muchos planes truncados. Ella tenía 70 años al momento de morir y mi papá 76 cuando la besó por última vez. En este proceso, sin duda el más afectado fue él que, resiliente y todo, se le desató una depresión que lo hizo bajar mucho de peso. Fue tanto, que incluso en ese momento pensé que también lo perdería.

Pero como el amor es energía, al año de enviudar, mi padre tuvo la fortuna de conocer a una mujer maravillosa que lo hizo tan feliz que rejuveneció. Viajaron juntos, jugaron cartas, vieron películas, cocinaron, fueron a bailar y se cuidaron en la enfermedad. Todo parecía un sueño hasta que a ella le encontraron un cáncer en etapa final y falleció a los tres meses. Una tragedia que a mi padre le hizo revivir lo de mi madre y sentir que nuevamente quedaba solo. Ahora, a sus 81 años y más recuperado, sigue creyendo en el amor y se ha animado a encontrarlo nuevamente.

Lo cierto es que la vejez no es impedimento para tener una vida sexual y amorosa. Al contrario, es una etapa de la vida que se vive de una forma más resuelta: se tiene claridad de lo que se quiere de una relación, se reconocen las carencias y dificultades del otro sin tanto drama y hay más disposición al compromiso. "Las personas a esa edad están tremendamente resueltas y buscan a un compañero. Más que el físico, les importa coincidir en sueños y miradas de la vida", explica Paula Herrera, una de las fundadoras de la comunidad virtual TenLove, plataforma senior para conocer parejas creada en 2019 y que ya cuenta con 80.000 seguidores de todo Latinoamérica.

Según datos del 'Anuario de estadisticas vitales' entregado por el INE el año pasado, los matrimonios de personas mayores de 75 años aumentaron respecto a los jóvenes. En 2017 hubo 225 mujeres que tenían 75 años o más cuando se casaron; y 707 hombres contrayentes de esa misma edad. Pese a estos resultados y a que Chile vive un acelerado envejecimiento de la población, nuestra sociedad invisibiliza a este grupo etáreo y sigue promoviendo la exaltación de la juventud como valor. "Existen pocos lugares creados y pensados para este segmento etario. Faltan espacios donde ir a bailar, tomar algo e ir al teatro", explica Nicolás Pino, socio fundador de TenLove.

Sexo toda la vida

María Graciela Lara (74) quedó viuda en 2005, a los 34 años de matrimonio. Cuenta que con su esposo tuvo tres hijos maravillosos y que la muerte de él fue tan dolorosa que nunca pensó en enamorarse nuevamente. Sin embargo, en una reunión familiar se enteró que la señora de un excompañero de trabajo había fallecido. "Decidí llamarlo para darle el pésame y él me intivó a almorzar. En la cita conversamos de todo, y al final me propuso ir juntos a las termas. Acepté esa invitación. Luego de ese paseo vinieron otros, hasta que un día caminando por la playa me dijo que lo tomara del brazo. Yo me sentí extraña, pero lo hice. Me abrazó y nos besamos. Y me gustó. Después de un tiempo, me pidió que me fuera a vivir con él, pero le contesté que mejor estuviéramos cada uno en su casa. ¡Ahora me lo agradece! Nunca imaginé enamorarme a esta edad. Soy muy feliz y me siento rejuvenecida. Todos dicen que se me nota en la cara".

Patricia Alegría, sicóloga de la Universidad de Chile y especialista en adulto mayor, señala que lo que se busca en la tercera edad es la compañía -como en cualquier otra etapa de la vida-, ser amados y validados por un otro. "Se establece en esta etapa una concepción distinta del relacionarse que tiene que ver con tener un compañero o un partner que brinde apoyo, compañía, confianza y protección en momentos de dificultades; y que, además, pueda acompañarte en proyectos y en las cotidianidades, el día a día", señala.

¿Y la sexualidad y el deseo? Para muchos todavía es incómodo imaginar que sus padres, avanzados en edad, tienen una vida sexual. Pero sí que la tienen. "Aún existe en nuestras cabezas la mirada de un viejito dando comida a las palomas en la plaza, pero no del mismo señor en la cama desnudo. La visión de la vejez todavía se inserta desde la mirada de adultos mayores sin sexualidad en roles de abuelos y no de personas con todas las necesidades que tenemos en distintas etapas de la vida. Es nuestro deber como sociedad no privarlos de cada una de sus necesidades. Debemos ser una sociedad que integre y no que segrege", dice Patricia.

Al respecto, el siquiatra Nicolás Zamorano señala que en esa etapa de la vida hay quizás algunas inseguridades respecto a la propia apariencia física y capacidad sexual. "Con el envejecimiento hay cambios físicos que pueden alterar el deseo, rendimiento y la capacidad para alcanzar el orgasmo. Sin embargo, para cada uno de esos problemas existen terapias farmacológicas y no farmacológicas que ayudan a optimizar el acto sexual. "Lo importante es que independiente de los años que se tengan, para mantener una buena sexualidad con la pareja siempre hay que tener una comunicación honesta", dice.

Si la autoestima, la fragilidad o lo económico están resueltos, esta etapa puede ser muy gratificante. Ya no existe la imposición de ser padres, trabajadores y amigos perfectos y menos tener que rendir en la cama. "En ese momento de la vida no se debe demostrar nada a nadie: lo que fuimos ya lo fuimos y lo que vivimos también. Es por esto que las imposiciones sociales no tienen peso y la sexualidad se vuelve un momento de conexión real con el otro donde explorar los sentidos, las emociones, el tiempo juntos y enamorarse incluso de las imperfecciones. Suele ser un buen momento para que la sexualidad no se reduzca a la genitalidad, sino a lo que realmente se obtiene de una vivencia sexual, que es la conexión, donde desde la complicidad se establece el amor", dice Patricia.

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