Más claro que el agua

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Nada nuevo bajo el sol: la deshidratación que viene "en combo" con los años es la fuente de todos los males de la piel. Una gama de productos a base de agua termal, recién llegada a Chile, promete protección y reparación a través de su acción sobre dos proteínas clave. ¿Cómo? Lee aquí.




Paula 1225. Sábado 6 de mayo de 2017. Especial Belleza.

El córneo y el estrato granuloso poseen proteínas que son fundamentales para el adecuado funcionamiento de la barrera cutánea. Esto es, para protegerla de agresiones externas (bacterias y alergénicos) y para impedir que la piel pierda agua, con sus posibles consecuencias de sequedad, rojeces, inflamaciones, irritaciones, líneas y flacidez.

La presencia de filagrina (en el estrato córneo) asegura una buena adhesión de las células al filamento lipídico. La claudina, en tanto, es una proteína del estrato granuloso que permite que ambos estratos se mantengan unidos y firmes para, a su vez, asegurar una perfecta impermeabilidad de la barrera cutánea.

EL área de I+D, de Laboratorios Uriage, ha demostrado que el agua termal que emana en esa zona de Francia (ver recuadro) es la única isotónica y rica en sales y oligoelementos (cobre, zinc, socio, calcio, magnesio, silicio, manganeso, entre ellas) y altamente eficiente en la restauración de la barrera cutánea.

Cuando se aplica en la piel agredida, penetra hacia el estrato granuloso para aumentar la síntesis de claudina con el fin de reconstruir las uniones estrechas y actúa volviendo a juntar las células del estrato córneo.

Asimismo, el agua termal tiene la capacidad de aumentar la síntesis de filagrina y, por esta vía, incrementar la síntesis de filagrina y reforzar el cemento lipídico. Ambos procesos contribuyen entonces a restaurar y conservar una hidratación  profunda óptima.

- Crema de Agua Ligera, $14.990 (40 ml).

- Sérum de Agua, $15.990, en Farmacias Cruz Verde, www.cruzverde.cl

Fuente curativa

Situada a pocos minutos de Grenoble, en el sureste de Francia, fueron los romanos, tras la invasión de la Galia, quienes descubrieron casualmente las propiedades cicatrizantes de las aguas que emanaban a 28 grados Celsius de esta fuente al pie del macizo de Belledonne.

A partir de 1823 la marquesa de Gatheron, propietaria de grandes extensiones de tierra en la zona y del castillo de Uriage, mandó a construir, sobre las antiguas termas romanas, el primer edificio propiamente tal que las albergó. En 1877 la Academia de Medicina la reconoció como de interés público y de ahí en más su fama ha crecido y se ha internacionalizado. En 2001, la marca Uriage instala sus laboratorios en las inmediaciones de la fuente, para la creación integrada de sus productos dermocosméticos que, desde una década antes, ya usaban el agua

termal como su componente principal. El poder curativo del agua se usa no solo en dermocosmética, sino también en reumatología y en otorrinolaringología.

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