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Constanza Miranda



Alrededor de la isla cubierta de mármol que está en el centro de la cocina de Tesi Ross, se pueden sentar cómodamente diez personas. Aquí todas las superficies están libres de objetos, excepto por un hervidor de agua y un set de tres pequeños maceteros con las hierbas frescas que usa en sus preparaciones. Pero este espacio no fue siempre así. Hace cinco años transformó la cocina de su casa en un lugar moderno, decorado en colores neutros y que se integra al comedor y a la terraza, una remodelación a la que le puso el alma. "La convertí en una cocina más informal. Hasta aquí pueden llegar mis nietas o mis alumnas y se sientan sin que nadie esté a la cabecera", dice.

Al igual que en su cocina, hace cinco años Tesi hizo una transformación en su vida cuando decidió dejar su trabajo como ingeniera comercial para dedicarse de lleno a la gastronomía. "Soy ingeniera y por años dirigí mi propia consultora. Le hice asesorías estratégicas a empresas grandes y hacía clases en la Universidad Católica. Llegó un momento en el que quise dedicarme a mi segunda pasión, que había quedado postergada desde mi infancia: la cocina".

Resuelta a dejar el mundo corporativo para dedicarse al de la cocina desde su casa, reconoce que cuando partió no tenía un plan claro, pero que aplicando la misma metodología que enseñó por años a jóvenes que querían aprender sobre cómo levantar un emprendimiento, sacó adelante el suyo. "Iba a la Vega o a Lo Valledor a comprar y comparar, hice estudios de mercado, analicé quiénes serían mis clientes", explica. "Me gusta mucho ir a ferias y probar de todo. Me encanta incorporar en mis recetas ingredientes que son nuevos para mí, como una forma de transmitir alternativas".

El día de Tesi transcurre casi por completo en la cocina y dice que nunca se aburre: "Cocino mucho. Es mi pasión y me relaja. Estoy siempre probando recetas o preparando platos para eventos. Este es mi espacio de trabajo y me gusta todo lo que pasa aquí, escuchar música mientras preparo algo, estar acompañada por mis alumnas o mi familia". Para Tesi hay claves de la cocina que siempre busca transmitirles a sus alumnas: "Una de las cosas más importantes que me gusta explicarles son los cómo y los porqué de la cocina. La principal razón por la que las recetas fallan es porque no entendemos realmente por qué pasan ciertas cosas. Cuando un queque no crece parejo en el horno es porque no cerniste bien la harina con los polvos de hornear y quedaron concentrados en una parte de la mezcla. Por eso es importante cernir y combinar bien, pero muchas veces nos saltamos pasos sin saber que tienen un rol clave. Todo en la cocina tiene una razón de ser", dice.

Su amor por la cocina partió cuando era una niña. Cuenta que su mamá era una excelente cocinera y que de chica era tan fanática de la gastronomía, que a los 12 años le regalaron su primera cocina de dos platos con un balón de gas. "Eso se ha mantenido; cuando hago una receta, antes de partir, me imagino el sabor en la mente. Tengo una enciclopedia de sabores y siempre que salgo a comer tomo notas de las cosas nuevas que pruebo. A partir de esas experiencias es que se me ocurren nuevas ideas. Para mí la cocina es un proceso de ensayo y error".

Su principal desafío en la cocina es la creatividad. "La parte que más me atrae es la de lograr que algo resulte, algo que no has probado. Cuando doy clases le explico a mis alumnas que una misma receta puede servir para muchas cosas. Si estamos haciendo una crema de lentejas, la misma salsa puede usarse para acompañar pastas si paras antes de agregar las lentejas. Lo que más me gusta de la cocina es eso, poder ser versátil y creativa".

La cocina es el centro de reuniones en la casa de Tesi. Sus cinco nietas la visitan con frecuencia y es en este espacio donde pasan la mayor parte del tiempo. "Cuando vienen les tengo las masas de galletas listas en el congelador, las sacamos y cortamos, horneamos y decoramos juntas. Hacemos chocolates o brigadeiros", cuenta. Para ella poder compartir su pasión por la gastronomía con la familia es clave, y por eso cuando se planteó el proyecto de crear una cocina integrada al comedor para poder impartir clases también incluyó una pequeña casa de muñecas dentro del mismo espacio para sus nietas. "A mi cocina le puse el alma. Todas mis nietas son chiquititas pero muy cocineras y cuando vienen podemos estar todos aquí compartiendo. La cocina es una actividad familiar y una oportunidad para estar juntos".

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