Besos sin lengua

beso 1

Columna de María Paz Rodríguez (@soylaro), autora de la novela Mala Madre y El gran hotel.




Paula.cl

Cita 1

Chica conoce a chico y, por un truco virtual de ella, él la invita a salir, conversan y ella piensa que tienen "tanto" en común. Esa noche nieva en Santiago y la chica lee esto como una señal. Caminan congelados, sobre todo ella que siempre usa vestidos a pesar de que hagan varios grados bajo cero. No importa, se dice, vale la pena, y la chica sigue la corriente de esa noche. Vuelven a salir, él es actor, ella escribe poesía en esa época y, más adelante, novelas. Él es tan alto como la chica    —lo cual no es fácil para una mujer de un metro ochenta— y ella quiere creer, insiste en su mente, en creer que este podría ser el definitivo. Lo contempla, cree que siente, le entrega todas sus expectativas y juega a que —después de varias citas— está enamorada. Hay un solo problema, pequeñito; una cosa poca que ella ignora y no le cuenta a sus amigas. Él le da besos sin lengua. Ella sabe que es raro. Bien raro en verdad, pero ella se dice —quiere creer— que él la respeta. No se atreve a preguntar, tampoco, a usar su propia lengua, y sigue saliendo a pesar de que después de cada cita, algo de extrañeza queda en el aire.

Cita 2

La misma chica, unos meses después, conoce a un nuevo chico. Se acerca a su mesa en un bar mientras él toma una botella de vino y lee un libro solo, triste y exageradamente cliché. La chica empieza a fantasear. Él es artista, pintor. Es perfecto, piensa ella, y al minuto se lo imagina en su taller; se lo imagina teniendo conversaciones sobre arte, sobre literatura, sobre las cosas que supuestamente conversa la gente culta con la que ella se identifica. El tipo tiene a su favor que es guapo, muy. Pero apenas abre la boca, ya en su mesa, esa noche, en ese bar, la chica se da cuenta de que el tipo no la deja hablar. La chica lo encuentra raro, pero ignora este pensamiento y se afirma en la idea de que los artistas son así y que bueno, el tipo es guapo, de nuevo, no hay que ser prejuiciosas con lo otro.

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