Un niño y su presente

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Hace un rato me da vuelta la idea de que tratamos a los niños de 0 a 6 años como anteproyectos. Los llamamos pre-escolares, como si fuera menos importante que un escolar, o como si estuvieran en un pre entrenamiento para poder llegar al status de escolar. Pero como que no importara tanto lo que se hace en estos años. Porque en teoría, ya viene la parte "power", el colegio y luego la universidad, donde "aprendemos" todo lo importante. Hay un error ahí.

Hemos empezado a escuchar a modo de slogan "los niños primero", "primeros de la fila" y otras lindas maneras de decir que por fin entendimos la importancia de esta etapa. Pero seguimos viendo cómo se desvaloriza todo lo que tiene que ver con esta edad con la excusa de que ya entrarán al colegio a aprender lo que realmente importa. O ya aprenderán ciertas cosas para la vida que aún no son capaces de entender. Y dejamos de atender y mirar a quien es el niño en su presente.

Para tratar de explicarme mejor, pongo el siguiente ejemplo: si tuviéramos un grupo de 50 niños de los que sabemos con certeza que no vivirán más allá de los 7 años debido a una terrible epidemia. ¿Qué haríamos con ellos? ¿No intentaríamos darles lo mejor posible? ¿No los educaríamos ni les entregaríamos lo que necesitan para su completo desarrollo en estos 7 años que vivirán? Creo que sí, y lo haríamos sabiendo que nada de lo que estamos haciendo con ellos es para el futuro, sino que tiene que ver con la etapa actual de esos seres humanos, con quienes son en el presente.

Y es que debemos mirar a los niños con esa misma perspectiva. Mirarlos en su ser actual, y no hacer o dejar de hacer cosas solo pensando en si les va a servir o no para su futuro. Porque que poco sabemos, además, de ese futuro. Si sabemos que se ve bastante desolador en cuánto al cambio climático y el daño que le hemos provocado a nuestro mundo. Poco sabemos de cómo será el mundo laboral en 30 años más, por lo que no debemos educar a nuestros niños pensando en lo que creemos que va a pasar, sino que la clave debiera estar que atender a sus necesidades e intereses actuales.

Creo de corazón que, debido a que hemos menospreciado esta etapa por siglos y los hemos tratado como "pre" no valorando el potencial de niños entre 0 y 6 años, es que el mundo está cómo está. Porque es en esta edad donde los niños tienen una capacidad inmensurable de entender lo esencial de la vida y una sensibilidad que perdemos con el correr de los años. Tienen una capacidad de asombro digna de imitar; se sorprenden día a día con cosas chicas, se conectan con la naturaleza desde el fondo de su corazón, la entienden. Entonces, ¿dónde debiéramos estar haciendo el mayor esfuerzo por entregar lo que realmente necesitan y son capaces de absorber?

Por ejemplo, con el tema de las pantallas usamos como excusa que estamos en un mundo tecnológico. Pero los niños también crecieron en un mundo con autos y no por eso los dejamos manejar. Lamentablemente, el caos mental que les estamos provocando con el uso de pantallas es más invisible. No sale en las noticias que un niño de 4 años está completamente enviciado con algún juego, o que confunde la realidad con la virtual. El caos que estamos provocando al no atender lo que puede y no puede recibir un cerebro entre los 0 y los 6 es invisible.

Todos nuestros máximos esfuerzos e inversión, como padres, madres, educadores y como país, debieran estar en esta etapa. Cuando atendemos a gente de la tercera edad y les damos cuidados paleativos, tratando de darles la mejor vejez posible, no estamos pensando en que el paso siguiente es un ataúd ni los estamos preparando para esa nueva etapa. Si no que estamos tratando de hacer de esa etapa, una etapa cómoda, agradable, sin dolores.

Miremos a nuestra primera infancia como una etapa en sí misma.  Como una etapa con una sensibilidad y capacidad de aprendizaje que no vuelve.

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