Ella se metió entre nosotros

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El año pasado, después de 8 meses de relación, terminé con un pololo con el que, en algún momento, pensé que pasaría el resto de mi vida. Creo que fue uno de los momentos más difíciles que me ha tocado vivir. Pasé por varias etapas: primero le rogué -no recuerdo por cuánto tiempo- que por favor volviéramos y luego me encerré en mi casa y no quise salir ni hablar con nadie.

Fue una gran amiga la que me ayudó a retomar mi vida lentamente, pero siempre con la pena de la ruptura. Algunos días de la semana íbamos juntas a comer después del trabajo y por harto tiempo el tema de conversación en esas reuniones era él. Yo buscaba constantemente explicaciones para entender por qué me había dejado. Mi amiga -que en general es bien directa y dura para decir las cosas- me trataba de convencer de que dejar de amar también era una opción para terminar una relación. Pero yo estaba obsesionada con que había algo más.

Reconozco que me puse un poco loca. Empecé a unir cabos sueltos y me faltó poco para pegar en la pared de mi escritorio ese típico mapa de sospechosos que usan los detectives. Las redes sociales me ayudaron bastante a fomentar mi locura. Hasta que un día, mi sospecha se confirmó: En un carrete con amigos de la universidad -donde nos habíamos conocido con mi ex- alguien dijo que habíamos terminado porque él me había puesto el gorro. No me lo dijeron a mí, pero mi amiga lo escuchó y obviamente me lo contó.

Enterarme fue como vivir un segundo duelo. Creo que lloré dos días sin parar. Revisé los comentarios de todas las fotos de él en Instagram y Facebook. Y claro, me encontré con que en varias había likes y comentarios de ella. Lo primero que pensé -creo que inconscientemente- fue que había sido ella la que se metió entre nosotros, que por su culpa él había terminado conmigo.

Es curioso eso que nos pasa a las mujeres. Creo que tiene que ver con la constante competencia en la que vivimos. Es como que por el hecho de ser más en el mundo nos enseñaran que tenemos que pasar por encima de otra para ganarnos un lugar en el trabajo o en el amor. ¿Por qué no culpé a mi ex si el compromiso de lealtad era con él y no con ella?

Tampoco creo que esté bien que entre nosotras andemos por la vida quitándonos el pololo ni el marido. Yo al menos soy de las que he jurado nunca meterse con un hombre comprometido y lo he cumplido. Pero más allá del error que pudo cometer esa mujer al involucrarse en una relación, no puedo culparla a ella de mi ruptura.

Los quiebres entre las parejas siempre tienen dos responsables y son únicamente quienes están dentro. Probablemente antes de que él se metiera con ella ya se le había acabado su amor por mí. O también está la opción de que él sea una mala persona y no tenga respeto por nadie, pero tenemos que erradicar esa conducta de andar culpando siempre a otras mujeres cuando los hombres nos dejan, como si fuesen simios sin control de impulsos y por ello no pudieran resistirse a los encantos de otra mujer.

Dejar de culparlas también es parte de la sororidad.

Fernanda tiene 27 años y es matrona.

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