Calor de invierno y matemáticas aplicadas

En su columna de esta quincena, la editora creativa de Paula aborda el dilema de cuánta piel _mostrar en público. Y lo hace citando a la periodista de moda de la revista Intelligent Life, _Rebecca Willis, quien aplica un sistema basado en la meteorología.




Paula 1129. Sábado 31 de agosto 2013.

En su columna de esta quincena, la editora creativa de Paula aborda el dilema de cuánta piel mostrar en público. Y lo hace citando a la periodista de moda de la revista Intelligent Life, Rebecca Willis, quien aplica un sistema basado en la meteorología.

Para nadie es un misterio que la ropa de invierno da mayores garantías que la de verano de acertar con un look interesante (para simplificar la imaginación y que resulte la premisa, pensemos solamente en looks urbanos). La ropa invernal trae consigo muchísimos extras que aportan elegancia, personalidad y ayudan a edificar una cierta noción de estilo, incluso para el más adolescente en materias de moda.

Algunos días calurosos que han interrumpido el invierno profundo, han adelantado un viejo y recurrente dilema: cómo hacer el tránsito al calor guardando el estilo ejercitado durante el invierno-invierno, no asarse, verse bien y no parecer una exhibicionista de piel. Cuánta piel expongamos en público es una materia personal, que a cada una y a cada edad tendrá respuestas diferentes. Pero a modo de dato, vale la pena citar un artículo publicado recientemente por la revista Intelligent Life, firmado por la periodista de moda Rebecca Willis, quien da una espléndida receta, prácticamente matemática, cuya frescura cautivó esta mente, cuyo entendimiento de esas materias no se aventura a desentrañar complejidades superiores al 2+2.

Willis admite que es algo anticuado hablar de reglas en la moda, pero reconoce que es bueno tener algunas recetas que ayuden en ese espacio en que el instinto a veces traiciona y anota que "vestirse en el verano puede demorar, paradójicamente, más tiempo que hacerlo en el invierno".

"Vestirse en el verano puede demorar, paradójicamente, más tiempo que hacerlo en el invierno", escribe la periodista de moda Rebecca Willis. Para simplificarse las cosas, y no caer en el error, ideó un sistema que garantiza el equilibrio respecto de cuánta piel dejar al descubierto.

Su política se basa en el sistema de octas, inventado por los meteorólogos para describir cuántas nubes hay en el cielo, y en el que una octa corresponde a la octava parte de la bóveda celeste, dividida en ocho partes iguales. Haciendo uso de esa lógica, Willis divide el cuerpo en octas. El torso equivale a tres secciones, los brazos a dos, las piernas a dos y la cabeza a una. De esta manera, una mujer vestida con una burka tendría ocho octas de cobertura y una mujer en topless tendría casi cero.

Willis invita a que cada mujer busque su propia zona de octa-confort. Su medida urbana, según escribe, son cinco octas de cobertura. Aquí comienza lo sabroso: si tiene los brazos desnudos, intentará llevar las piernas bien cubiertas. Si elige manga corta, puede mostrar más pierna. Si se pone una mini, el sistema la obliga a compensar con los brazos tapados hasta la muñeca. La gracia del sistema octas-Willis es que puede mostrar más por aquí o menos por allá, pero la superficie total de lo que se cubre jamás varía, lo que permite gobernar matemáticamente el impulso traicionero que el calor a veces instala en la mente.

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