Autismo en adultos: renacer con un diagnóstico

Autismo en adultos: renacer con un diagnóstico

En un mundo donde el autodescubrimiento a menudo toma giros inesperados, el viaje de muchos adultos con autismo suele percibirse como una especie de renacer o una segunda vida. Sobre todo para quienes por años navegaron las incertidumbres y los efectos de vivir con una condición que todavía es estigmatizada en muchos sentidos.




Según datos entregados por la Organización Mundial de la Salud en 2023, 1 de cada 100 niños está dentro del Espectro Autista, sin embargo, un gran número no recibe diagnóstico en la infancia. Muchos se enfrentan por años a los desafíos que representa vivir en una sociedad poco amable con las neurodivergencias y, el diagnóstico de autismo en la edad adulta emerge para ellos como una luz que abre nuevos caminos hacia la comprensión y la autoaceptación.

De acuerdo con información publicada por el Departamento de Salud de UCLA en California, el Trastorno del Espectro Autista (TEA), es una condición que afecta el desarrollo neurológico de la persona y que se suele diagnosticar en la infancia. Sin embargo, muchas personas dentro del espectro –especialmente mujeres– suelen no ser diagnosticadas hasta la adultez según datos de UCLA. La tendencia a pasar desapercibidas para el sistema ha sido tan prevalente para mujeres con autismo, que estimaciones tradicionales propusieron por años que el TEA era una condición eminentemente masculina, siendo los diagnósticos en hombres cuatro veces más probables que en mujeres.

Cambios en el paradigma tradicional sobre la salud mental y las neurodivergencias han llevado a que las nuevas investigaciones comiencen a dar cuenta de una realidad diferente. Y es que, según estudios recientes, la proporción de mujeres y hombres dentro del espectro autista es muy similar. A pesar de esto, otro de los datos publicados por Health UCLA recalca que las diferencias en términos de género todavía persisten cuando hablamos de TEA. Se estima que hasta un 80% de las mujeres autistas no ha recibido diagnóstico todavía al cumplir 18 años.

Miles de mujeres que reciben el diagnóstico de autismo en la adultez, lo perciben como una especie de renacimiento que les permite conectar con situaciones de la infancia. Etapas que quizás fueron difíciles pero que hoy pueden recibir un nuevo significado. Angélica Rebolledo es psicóloga clínica y mamá de dos hijos. Supo que estaba dentro del Espectro Autista siendo adulta. “Mi diagnóstico fue a los 35 años”, cuenta. “A raíz justamente de los diagnósticos previos de mis hijos”. Angélica, como muchas mujeres en el espectro que no fueron diagnosticadas de niñas, explica que, al aprender con sus hijos sobre el TEA se dio cuenta de las similitudes con su propia experiencia. Así fue como llegó ella también a una consulta neurológica para despejar las dudas y descubrió que no solo era TEA sino que, además, había vivido todos estos años con un Déficit Atencional con Hiperactividad sin ningún tratamiento.

Los especialistas a cargo de la publicación de Health UCLA aclaran que, para un adulto, el diagnóstico TEA suele ser “un gran alivio”. Permite explicar sintomatología física y emocional que de otra forma no habían logrado comprender y que, sin embargo, las había afectado durante toda la vida. Así fue precisamente para Angélica cuando escuchó por primera vez la confirmación de su diagnóstico. Para ella, ser diagnosticada marcó un segundo comienzo en muchos aspectos. “Ha sido un proceso de renacer. Un antes y un después del diagnóstico”, cuenta. “He podido vivir un proceso de sanación interna muy bonito. He podido reflexionar y entender mi pasado desde una mirada más conciliadora, más empática, con menos juicios de mí misma o de lo que quizás antes me cuestionaba de mi”, explica. La psicóloga comenta que, por años se cuestionó el no encajar fácilmente en grupos y también el porqué ella usualmente no hacía las cosas como el entorno esperaba.

Autismo en adultos: renacer con un diagnóstico

La experiencia de Angélica como mujer adulta que experimenta esta especie de segunda vida a partir del diagnóstico no es única. Como terapeuta y creadora del centro de terapias Espacio Neurodivergente, aclara que muchas personas en el espectro o que viven otras neurodivergencias, comparten esta idea del renacimiento post diagnóstico. “Es importante respetar mucho la individualidad de cómo cada persona quiera vivir este proceso”, comenta. Angélica ha podido observar en sus pacientes todo tipo de reacciones que conllevan emociones que pueden parecer contradictorias o paradójicas. “Creo que es muy válido sentir pena, rabia o miedo, cuando recibes la confirmación y, al mismo tiempo, sentir alivio y felicidad”, explica.

Según la especialista, estas distintas sensaciones son las que ayudan a entender quién realmente somos. “Empiezas a establecer tu propia identidad desde una nueva mirada”, cuenta. Agrega que, durante este proceso es clave el apoyo familiar tanto para niños como para adultos TEA. “Ya no buscamos encajar sí o sí en la mirada de la sociedad más neurotípica”, cuenta. “Más bien el foco pasa a cómo ser uno mismo con las potencialidades y las dificultades que tengo”.

Angélica es enfática en aclarar que el autismo no es una moda ni una tendencia creciente como algunas personas creen. “Hoy día hay mucha más información acerca de este tema y ha mejorado la capacidad de diagnóstico, pero todavía falta mucha investigación. Sobre todo para las mujeres TEA”, dice. Y agrega: “En muchas generaciones como la mía, las mujeres casi no han sido diagnosticadas y han tenido grandes dificultades. En ese sentido, para muchas mamás, nuestros hijos han sido la llave para entendernos. Hoy día puedo mirar las situaciones y a mis hijos, desde la comprensión de quién soy y, también, viendo un presente y un futuro más realista”.

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