El nexo entre menstruación e ideaciones suicidas




Una publicación en el American Journal of Psychiatry reconoció la relación entre el ciclo menstrual e ideaciones suicidas, por lo menos en pacientes psiquiátricos de Estados Unidos. Este escrito se suma a la creciente ola de estudios que han ahondado en los efectos de la menstruación en la salud mental y sus consecuencias conductuales.

En el estudio publicado a principios de este año, “Predicting Acute Changes in Suicidal Ideation and Planning”, se analizan casos de mujeres que requieren tratamiento psiquiátrico ambulatorio y han experimentado ideaciones suicidas. La investigación afirma que los pensamientos negativos relacionados a las ideas y planificación del suicidio empeoran en los días anteriores y al principio de la menstruación.

Se trata de un fenómeno en donde las hormonas de tipo esteroide de los ovarios producen un estado transitorio de conductas e ideas mayoritariamente negativas, lo que lleva a que las mujeres de la investigación experimenten mayor cantidad de pensamientos suicidas de lo normal en este período.

Monserrat (22), es una de las tantas mujeres que ve su salud mental declinar cada vez que se acerca su menstruación. “Yo me doy cuenta de inmediato cuando me va a llegar la regla. Por lo menos una semana antes, porque me pongo más depresiva y mi autoestima baja”, comenta la joven, reafirmando la existencia de un patrón familiar para las personas menstruantes.

La estudiante de diseño gráfico, sufre de depresión y de otros trastornos del ánimo, y ha visto los síntomas de sus padecimientos empeorar en los días anteriores a la menstruación. “Suelo tener muchos pensamientos suicidas en mi día a día, pero en los días antes de que me llegue el período son más frecuentes y lloro mucho. Durante la mayor parte de mi periodo suelo tener muchos cambios de humor. Me vuelvo muy inestable emocionalmente”, afirma.

Además, Monserrat está de acuerdo con lo establecido en el estudio sobre la influencia de su patología en los síntomas menstruales: “Creo que el tema de tener un trastorno psicológico y enfermedad mental me afecta aún más cuando me llega el período”, comenta.

Para Pamela Deino, psicóloga especializada en salud menstrual y co-fundadora del Centro Terapéutico Sigalit, una razón podría encontrarse en la disonancia entre lo que las hormonas liberadas durante el ciclo menstrual producen y el ritmo cotidiano de trabajo. “La progesterona nos invita al descanso, a parar y bajar un poco el nivel de exigencia, lo que va en dirección contraria a lo que el mundo espera de nosotras”, comenta la especialista.

La falta de energía combinada con el rápido flujo de trabajo, pueden producir un sentimiento de ineficacia o torpeza y, a su vez, exacerbar pensamientos negativos ya presentes. “Se supone que debemos hacer varias cosas a la vez y todas bien (criar, cuidar, trabajar, hacer tareas domésticas) lo que nos puede hacer sentir poco funcionales. Sería muy bueno hacer coincidir nuestra ciclicidad con los ritmos de la vida cotidiana”, dice la profesional.

Otra explicación podría ser el trastorno disfórico premenstrual o TDPM, una afección que produce cambios de humor intensos, problemas de concentración y dolor corporal. Se estima que aproximadamente 31 millones de mujeres y niñas sufren de esta condición, y eso es sólo contando a quienes se apegan al diagnóstico de manera estricta, con el número subiendo a 81 millones si se cuentan los casos de categorización provisoria.

Teniendo esto en cuenta, no es difícil de creer que el TDPM acompañado de otros trastornos del estado de ánimo produzcan el aumento de pensamientos suicidas, especialmente si se considera la gran cantidad de mujeres que sufren de depresión y ansiedad en Chile, llegando a un 20,2% y 30% respectivamente en abril del año pasado.

Deino asegura también que la educación podría ser útil al tratar con estos síntomas negativos, afirmando que “las niñas que viven sus primeros ciclos menstruales sin información sobre lo que ocurre en su cuerpo a nivel emocional, físico y social suelen vivirla con mayor ansiedad y riesgo de violencia”. Y es que si bien la normalización de los periodos menstruales ya sea en campañas publicitarias o por activistas ha ido en aumento, el sangrado y todo lo que ello conlleva mental y físicamente sigue siendo un tema tabú a nivel mundial.

Por su parte, Monserrat afirma que los efectos de sus diagnósticos en su período son temas que hace poco comenzó a analizar y que no los ha conversado con nadie aún. “Nunca he hablado con nadie el hecho de que en mi etapa de periodo tengo mucha angustia. Nunca se lo he comentado a algún psicólogo, ni tampoco a alguna amiga. Recién me lo estoy cuestionando”, concluye la diseñadora.

En el mismo sentido, aunque las investigaciones referentes a salud menstrual y psicología femenina han ido en aumento en los últimos años, el campo del psicoanálisis ha estado históricamente enfocado en los hombres, no en mujeres ni disidencias.

“Aún hay mucho camino que recorrer en materia de investigación, sobre todo porque somos parte de una cultura androcéntrica y eso hace que los estudios estén hechos de acuerdo a la necesidad de los hombres y no tanto de las mujeres”, afirma la psicóloga.

En las conclusiones de la publicación estadounidense se reconoce que, si bien el análisis es acotado, el estudio es un punto de partida para las investigaciones sobre salud menstrual y psicología femenina. Una mirada positiva para un campo históricamente enfocado en lo masculino y que podría servir de guía para nuevos tratamientos y entendimientos de los efectos de la menstruación en quienes padecen de esta.

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