Cuatro días con Celine Reymond

La actriz de la teleserie Primera Dama tiene un alter ego: la cantante gitana Kali Mutsá, nombre con el que se apronta a lanzar un disco. La acompañamos en los ensayos, en su casa, en su vida.




Ésta es la historia de una mujer demasiado rara, según muchos. Demasiado especial. Alguien demasiado alegre como para ser verdad. Demasiado histriónica. Demasiado pintamonos. Demasiado loca. Demasiado.

Se llama María José Celine Reymond y cuando estudia en el colegio Apoquindo no va a fiestas. No pololea. Y en lugar del pelo largo que usaban sus compañeras, tiene el pelo corto. Rapado. Lee a Mallarmé, Rimbaud y Corbière. Ve cine-arte. Escribe poemas. E inventa dolores de hígado justo antes de las clases de Matemáticas.

En lugar de matricularse en una universidad, como sus compañeras, María José elige la escuela de teatro La Mancha, camino a Farellones. Una vez egresada, viaja a Francia, a la tierra de su bisabuelo Henri Guy Reymond, donde se enamora de un dibujante de animaciones 3D y, a los tres meses, está esperando a su hija Alma. Se casa en Santiago. Se separa en París. Y vuelve a Chile a los 24 años, con una niña de tres y otro nombre: Celine.

La contratan en Canal 13 para un personaje menor y en los créditos de Descarado, su primera teleserie, sólo aparece su nuevo nombre francés. "Qué siutiquería", comentan algunos.

Se cambia de canal y figura en los dos éxitazos de TVN: Alguien te mira y El señor de la Querencia. Celine comienza a destacar y los medios la llaman la nueva belleza de la pantalla. Luego vendrán Gen Mishima e Hijos del Monte. Su desempeño en esta última termina mal. Pésimo. En medio de las grabaciones, abandona el papel y otra actriz toma su lugar. Qué raro es que Begoña Basauri la reemplace. La actriz tiene fama de compleja.

Dos años después, Celine Reymond vuelve a la tele, a Canal 13. Ahora como protagonista de la teleserie Primera dama. La crítica alaba su trabajo. Y es nominada a Mejor Actriz en los premios Altazor. "Un papel protagónico es muy difícil. Si yo mostrara la teleserie fuera de Chile y dijera que es su primera vez, no me creerían", asegura Gastón Rodríguez, director de la segunda unidad de Primera dama. La reconocen en la calle. Su fotografía aparece en portadas de diarios cuando termina su relación amorosa con Marko Zaror.

¡Quién habría imaginado! La mujer que era demasiado rara, demasiado alegre como para ser verdad, demasiado pintamonos, demasiado loca, es ahora la actriz del momento.

Personalidad caribeña

Celine Reymond (28) es avasalladora. Su buen ánimo y ganas de crear un ambiente agradable despiertan curiosidad. Isabel Ruiz, compañera de Teatro, asegura que no fue fácil llevarse bien con ella. "Era el primer día de clases y teníamos que ir en buzo, con tenidas relajadas, con polerón y zapatillas. Estábamos esperando la micro y, de repente, se me acerca la Celine, vestida como una muñeca con un enterito precioso. Sin conocerme, llega y me dice con demasiada confianza '¿Cómo estás?'.Me cargó", asegura. Celine, por más simpática que sea, no es de las que le caen bien a todos.

En el camarín de Canal 13, donde se maquillan y se peinan los actores de Primera dama, hay luces, cables y cámaras. Esta vez la escena se grabará ahí. Celine Reymond hace reír al equipo. "Hola chico", saluda con tono cubano a Marco Meza, el peluquero. Le muestran su vestuario: un vestido beige y zapatos modelo princesa de taco aguja negros. Mientras la arreglan, ella baila, canta y sigue hablando con acento caribeño. Se va a vestir. Y, cuando vuelve, le alisan su pelo ondulado. Celine está lista para el papel de Primera dama.

Gastón Rodríguez, uno de los directores, les pide a los actores presentes –Celine, Cristián Campos y Carolina Arregui– que ensayen antes de grabar. Celine pregunta cuál es la intención de la escena. Y rápidamente asume el personaje. Ya no es divertida, sino dura y dramática. Después de un par de tomas, la escena está lista. Tan rápido como se mete en el personaje, sale de él. Celine Reymond vuelve a hablar con acento cubano.

Tu personalidad no cae bien a la primera. ¿Lo sabías?

Puede ser, pero a mí me gusta que la gente lo pase bien conmigo. Hago mis personajes, hablo con diferentes tonos. Sé que eso a muchos les molesta. Me encuentran histriónica, pintamonos. Rara. No sé, como que siempre he vivido en lugares llenos de prejuicios. Hay gente a quien le carga mi personalidad, porque soy bien latina. A mi hija le digo mami, con tono cubano. Ésa es mi esencia. No sé de qué mundo vendré, no sé si ese mundo lo creé yo o si ese mundo me creó a mí. Pero vengo de otro lado, claramente.

¿Y como buena latina, eres también de andar tocando a la gente? Eso como que molesta.

Soy cariñosa y regalona. Fundida. Me gusta abrazar a la gente. Y típico que me malinterpretan. Siempre hay comentarios como "A la Celine le gusta el no sé cuántito", (con tono burlón). Y no es para nada así. Con algunos hago click, al tiro. Full amiga. Pero otros tienden a prejuiciarme.

Quizás el origen del prejuicio sea que dejaste de llamarte María José y te pusiste Celine.

Es que no es así. Cuando iba a nacer, mi bisabuelo le pidió a mi papá que si yo era mujer me pusiera Celine, como su mamá. Y así quedé hasta los ocho meses. Un día mi mamá fue a una reunión de ex alumnas de su colegio y le preguntaron cómo me iba a poner. Y ella dijo: Celine. Y una respondió: "Pero qué feo. Le van a decir Celine… Se limpia el poto…" Mi mamá se traumó y me pusieron su nombre, por eso me llamo María José Celine. Cuando era niña me decían 'María José chica' y me cargaba. Después crecí y dije: "No, no, no. Yo me llamo Celine". Y desde los 15 algunas amigas me dicen así. Igual siempre hay gente que me trata de pillar y me dice cosas como "Yo sé que en verdad te llamái María José"… La media noticia, como si lo estuviera escondiendo… Todavía hay amigas que me dicen Jose y no me importa.

Madre soltera

La personalidad de Celine nace de un mundo lleno de fantasías e historias increíbles. A los ocho años, creía en las hadas del bosque, en las nieblas de Avalon, la bruja Morgana y el rey Arturo. "Yo no soy tu hija, soy hija de una hada que intercambió a tu verdadero hijo por mí", le decía a su mamá.

En este mundo mágico, Celine tenía un oso panda en el jardín de su casa, tocaba un piano rosado y jugaba en un columpio de nubes. "Siempre fui súper, ultramentirosa. Pero de contar historias. Cuando mis amigas llegaban a mi casa, obvio que no habíanada de lo que les había contado y decían que yo era mentirosa… Yo sufría y lloraba. Después entendí que no soy mentirosa, si no que me gusta inventar historias", asegura. Según Victoria Larraín, amiga del colegio, la cabeza fantasiosa de Celine es su característica principal. "Ella siempre fue especial. Inventaba todos los juegos y creaba un mundo súper mágico. Todo el rato inventaba historias para entretenernos, porque vivía en un mundo ajeno a todas las demás". Para Isabel Ruiz, esta fantasía la reconcilió con ella. "Nos hicimos amigas cuando vi que vivía en un planeta mágico. Es una mujer muy inteligente y culta. Está medio loca, en el gran sentido de la palabra", asegura.

Se nota que este mundo de ficción ha marcado tu vida, ¿o no?

Sí, por eso soy tan romántica. Cuando vi al papá de la Alma, pensé: "Es Aureliano Buendía". Y me enamoré perdidamente de esa imagen. Pero era algo que sólo estaba en mi mente. Cuando volví a Chile con una hija me vi obligada a crecer y mi proceso se ha centrado en ir dejando de lado esta fantasía. Muchas veces te enamoras de la idea de una persona, de lo que crees que es, y al final no es para nada así. Yo me he enamorado una vez en mi vida de la persona de verdad. De la persona entera, con sus defectos, con todo. El resto de las veces me enamoré siempre de mi fantasía. De a poco, con la madurez, la he ido volcando hacia otros lados. Como tiene que ser.

La separación tiene que haber sido un aterrizaje forzoso.

No, se dio con la madurez. Si yo he crecido mucho… Todo este año ha sido de puro crecimiento. Durante años yo viví idealizando el mundo. Y me pegaba costalazo tras costalazo. Ahora prefiero ver el mundo como es. Es más placentero sentirse plena con cosas tangibles que fantasiosas. Y eso me lo dio mi hija. No podía seguir volando por los aires con una guagua. Como soy mamá soltera, tenía que estar con ella.

Pero si te casaste, no eres madre soltera.

Sí soy. Y he tenido que hacer de mamá y papá. A mí me encanta el rol de mamá: yo soy cariñosa, jugamos harto, pero me cuesta mucho ponerle disciplina, que es como el rol del papá.

¿Qué fue lo que más te ha costado de esta realidad?

Asumir que soy madre soltera. Yo siempre decía: esto no puede ser, yo soy chica igual. Mis compañeras de colegio están casadas y tienen hijos, y yo soy la única sola. Durante mucho tiempo me pregunté: "Por qué a mí, por qué yo tengo que ser la mamá soltera…". Hace poco me di cuenta de que tengo que agradecer que mi hija me eligiera para ser su mamá. Ahora la Alma es todo para mí. Ella es el gran amor de mi vida (se emociona y se le quiebra la voz). No me tocó lo típico, pero no por eso es menos bacán. Lo que ya es, es, y no se puede cambiar. Todo lo que ahora soy se lo debo a la maternidad. La Alma es alucinante.

¿Ha sido más complicado encontrar pareja?

No, para nada. Yo vengo con un bonus track. Mi hija es una fuerza de la naturaleza, es deliciosa, mi actitud no es como "pucha, ella es mi hija" (con tono lastimero). Al revés, somos las dos juntas y somos mucho mejores que solas. Aunque no es lo ideal, no conozco otra vida y mi vida me gusta. Por supuesto que me gustaría encontrar a un hombre y formar una familia. Por la Alma y por mí.

Celine y Alma son cercanas. De hecho, Reymond nunca ha visto Primera dama porque a las ocho, hora en la que dan la teleserie, revisa los cuadernos de su hija, le prepara la comida y juega con ella. Se jacta de que más que una casa, tienen un hogar. Hace poco hicieron un huerto en la terraza de su departamento en Vitacura y ahora preparan la decoración navideña. Tienen un árbol de pascua plateado, y debajo hay cinco tipos de muñecos del Viejo Pascuero que Alma compró con sus abuelos. Mientras cuelgan los adornos, se ríen de lo ridícula de la decoración.

Bar universitario

La última fantasía de Celine es un proyecto musical para el que creó el personaje de Kali Mutsá, una gitana que proviene de un valle mágico. Para desarrollarlo, Reymond decidió aprender romané. Buscó en la guía telefónica apellidos como Nicolich, llamó y se reunió varias veces con gitanos de Gran Avenida y Las Condes. Averiguó sobre cursos de romané en internet y encontró la Escuela Galbeno en Serbia y hoy toma clases por Skype. Celine Reymond es intensa y matea. Para interpretar a su personaje de Primera dama hizo algo parecido. Leyó biografías y se aprendió los discursos de Carla Bruni, Evita Perón e Imelda Marcos.

A Reymond se le iluminan los ojos cuando cuenta que tiene la intención de lanzar un disco. Le ha dedicado mucho tiempo a Kali Mutsá. Diseñó su vestuario y ya tiene enteritos de cuerina rosada y pantalones negros con grandes lunares blancos patas de elefante para sus presentaciones. Esto es un show. Y como parte de su entrenamiento, fue invitada por la Orquesta de la Memoria a cantar con ellos en La fonda Permanente, un bar universitario en Bellavista donde venden terremotos y piscolas a luca.

Reymond llega al lugar con un impecable vestido dorado, pantys caladas y un collar de mostacillas verdes, azules y blancas que simulan una joya egipcia. Todos la miran.

Mientras la orquesta toca, Reymond espera su turno en una pieza roñosa que hace de camarín, junto a otros músicos. El lugar es estrecho y está lleno de cajas de instrumentos. Ella se sienta en el único lugar vacío, un sillón de dos cuerpos que tiene el tapiz roto. Después de un rato, sale a disfrutar de la tocata. Celine Reymond, la actriz que está en las gigantografías de las calles, la exitosa protagonista, baila entre universitarios transpirados que saltan y se empujan al ritmo de la música.

Es hora de subir al escenario. "Ahora hay que ver si canta bien", comentan los asistentes. Es afinada, pero su fuerte es el papel que interpreta en escena. Se ríe y baila con los músicos. La gente la aplaude. Ahora muchos se atreven a pedirle fotos y decirle que la ven en la tele. Al parecer las piscolas han hecho efecto. Semiincómoda, Celine termina conversando y siendo simpática con las más de veinte personas que se le acercan. En su mayoría son hombres que le dicen que es linda. Muy linda. "Es raro que la gente se me acerque. A las mujeres y a las viejitas, les hablo feliz. Pero los hombres me dan un poco de nervio, como que se ponen jotes, sobre todo cuando andan medio curados", dice.

Detrás de la personalidad agitanada que, de primeras, es chocante, Celine mantiene todavía algo de la adolescente tímida que hasta los 18 años no salió porque en su primera fiesta, para la que se había comprado ropa especial y había arreglado con nerviosismo, nadie la sacó a bailar. Es sensible. Sentimental. Romántica. Y encantadora, después de superar el primer encuentro. Ya son las tres de la mañana y Reymond está cansada, esta semana ha grabado más de seis horas diarias y no está acostumbrada a salir hasta tarde. Se despide de los organizadores de la fiesta y se sube a un taxi. No le gusta manejar de noche. Tiene que cuidarse. Alma la espera en casa.

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