El momento estelar de Diana Bolocco

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Hace rato que dejó de ser la hermana chica de Cecilia Bolocco. Hoy brilla con colores propios: tiene conquistada a la pantalla con su conducción de Millonario alta tensión y ha salido más que airosa de su animación de Vértigo, el estelar de Canal 13. Lo mismo en lo personal, en que se encuentra disfrutando una maternidad más relajada con su tercer hijo Facundo, de 6 meses y medio. Entrevista de Monserrat Álvarez en La poca vergüenza, de radio Paula FM. Lee aquí lo que antes escuchaste.




¿Cómo fue tu debut en Vértigo? Un programa que significa mucho para el Canal 13. ¿Sentiste esa carga o no?

Claro que la sentí, había en todas las personas del canal muchas ganas de que regresara el programa. Me sentía como una novia: todos me felicitaban, me mandaron muchas flores. Yo creo que tiene que ver con la nostalgia, porque hacer nuevamente Vértigo marca el regreso de los grandes estelares y a la esencia de Canal 13. Era como ponerle la guinda a la torta en todo este proceso que hemos empezado a vivir en el canal hace un par de años. En ese sentido es un programa que simboliza mucho.

¿Cuánto te sorprende haberte convertido, en una etapa más madura de tu vida, en animadora? Por el hecho de ser la hermana chica de Cecilia Bolocco, ¿te habías aguantado y guardado esas ganas de trabajar en la TV?

Buena tu pregunta, pero no sé si me había aguantado las ganas. Es verdad que para mí trabajar en la tele no era un plan tan real. No me lo planteé como algo serio. Claro que a poco andar entendí que era mi profesión y ahí me puse las pilas, me lo tomé en serio, tan en serio que en algún momento este ritmo me pasó la cuenta.

Sí, porque tienes una guagua chica, y hartos programas…

Hubo un tiempo en que no paraba, pero este año ha sido más descansado. Desde marzo hasta julio estuve con posnatal y ahora estoy trabajando media jornada hasta que mi guagua tenga siete meses y medio. Grabo Millonario alta tensión en las mañanas y, cuando tengo Vértigo, no grabo, así que tengo un posnatal respetado 100%. Hago lo que muchas mujeres: me saco leche en el camarín y la dejo en un frigobar.

¿Cómo está tu guagua, Facundo?

Exquisito, le están saliendo dos dientes, se está sentando, delicioso.

¿Cómo ha sido ser madre más viejita?

¡Oye, que eres desubicada! (risas). Ha sido súper distinto. Tuve a mi primer hijo a los 23 y a Facundo a los 34. Antes era más rigurosa con los horarios y los hábitos. Ahora miro para atrás y pienso ¡qué tonta fui!, debí haberlo disfrutado más, como estoy disfrutando ahora a Facundo, al que le doy papa a la hora que quiere.

¿Cuál es el defecto que más deploras de ti misma?

No saber decir que no. Me sobreagendo y ando corriendo todo el día. Y me comprometo con cosas que no puedo cumplir.

¿Qué tipo de dueña de casa eres?

Soy maniática en muchas cosas y despelotada en otras. La cocina no es mi tema y la delego a una señora maravillosa que trabaja conmigo hace 9 años; ella cocina y hace las compras. Pero soy maniática del orden y la limpieza y fanática de la estética de los lugares. Ahora estaba ordenando mi clóset: ¡qué manera de gozar!

¿Cuántos zapatos tienes?

Divido mi ropa en dos: zapatos reales y los zapatos para la tele y esos los tengo en el canal y son hartos.

Y en la ropa real, ¿eres trapera?

Soy trapera, pero súper hippie. No ando de lady por la vida. Yo creo que la gente cuando me ve en el supermercado, debe pensar, "¿y esta es la misma o no la que sale en la tele?".

¿Hay gente que al verte, no está segura que seas Diana Bolocco?

Claro, me encuentran mucho más flaca en persona. Y siempre me dicen "se ve mejor en persona que en la tele" Quiero aprovechar este espacio para decirle a la gente que eso NO es un piropo.

¿Con qué parte del cuerpo eres especialmente pretenciosa?

Por esos días, con la cara, porque finalmente uno vive de eso.

Pero tienes una hermana que sabe mucho. ¿Te ayuda la Cecilia en eso?

Sí, en general y con mi otra hermana nos compartimos secretos.

¿Cuántas veces en tu vida has recurrido al sicólogo o siquiatra?

Una vez, hice una terapia de como un año y medio. Y agradezco tremendamente haberme dado la posibilidad y haber tenido la lucidez para tomarla, porque a veces cuesta entender que uno lo necesita. Pero al final el sicólogo es como ir al dentista, si tienes una carie, no se te va a salir solita lavándote más los dientes.

¿Cuál fue la gran lección acerca de ti misma que aprendiste en el sicólogo?

Pucha, tantas cosas, trancas. Yo creo que aprendí muchísimo a aceptarme con dos aspectos muy marcados que hasta ese momento pensaba que eran irreconciliables: un aspecto más conservador de mi personalidad y otro ultra liberal. Yo pensaba que no eran compatibles y lo son, fíjate. Y hacen que uno sea una persona bastante entretenida (risas).

A ver, ¿para qué eres liberal?

Con la crianza de mis hijos: soy tolerante, no trato de cambiar a las personas. Y soy más conservadora tal vez en las emociones, creo en la fidelidad, en el compromiso, en los hábitos, qué sé yo...

Para calmar el nervio, ¿prefieres sexo, pisco sour, shopping o deporte?

El deporte no. Yo creo que prefiero el sexo.

¿Eres mala para los deportes?

No, pero es una tarea en mi vida, no es que diga: ¡qué rico, voy a salir a trotar! Lo hago porque lo tengo que hacer, pero cuando termino la rutina, es rico.

A propósito del sexo, ¿qué cosa, circunstancia o acción masculina te anula la libido por completo?

La cosa ultra mamona, me da monos. Una palabra ultra mamona que te pueden decir en algún momento. Esa cosa ultra melosa no va conmigo, me puede anular la libido por completo.

Ah, te gusta que te traten un poco mal.

No sé si mal. Pero, por ejemplo, el tipo que caía rendido a mis pies y me decía muchas cosas lindas por segundo, no me gustó nunca. En un caso así, inventaba dolor de guata y me iba a mi casa altiro.

¿Eres de las que piensa que no es bueno morir sin antes haberse fumado un buen pito de marihuana?

Creo que uno no puede morirse sin haber hecho lo que tiene ganas de hacer. Pero hay gente a la que un pito no le llama la atención.

¿A ti te llamo la atención en tu época juvenil?

Lo probé, pero me causa un efecto que no me gusta, porque me pongo lenta. Para mí pasarlo bien es estar conectada y rápida.

Mándale un recado o un consejo a Sebastián Piñera y a Michelle Bachelet.

A Michelle Bachelet, que se escuche a sí misma más que al resto. Es verdad que la gente la pide y va súper bien en las encuestas. Pero no sé si a ella la hizo ultra feliz ser Presidenta. Si tiene ganas, genial. Pero que no se maree con la opinión del resto. Y a Sebastián Piñera le aconsejaría que agrande la oreja, porque para gobernar es importante escuchar y que escuche siempre el consejo de Cecilia Morel.

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