El nuevo lugar de Mónica Pérez

Reclama que el gran problema de las chilenas es vivir muy exigidas, pero ha trabajado incansablemente para llegar a ser la titular del noticiero central de TVN, puesto que ocupa desde hace un mes. Mónica Pérez –otrora corresponsal de tres guerras– asegura que sin ambición no se llega arriba.




El mismo día en que Consuelo Saavedra dejó TVN para dedicarse a la campaña de su marido, Andrés Velasco, la vida profesional de Mónica Pérez sufrió un cambio radical. Ese día, "el director de prensa de TVN, Enrique Mujica, me dijo que este no era un reemplazo más, como los que hice antes, sino que ahora me quedaba en 24 Horas Central", cuenta esta periodista, para quien llegar a esa posición fue "un sueño cuando era más joven" y quien reconoce que desde que Saavedra dio un paso al lado, está en el lugar más alto de la pirámide para un lector de noticias. El Everest del periodismo de televisión.

¿Qué significa en tu carrera ser la mujer ancla del noticiero central de TVN?

Pasé a ser la número uno. Es un paso lógico en mi carrera y lo merezco. Uno no quiere ser siempre la secundona.

¿Eres ambiciosa?

Sí. Llegar a un puesto importante en la tele requiere ser ambiciosa. Sin ambición no te levantas nueve años a las cinco de la mañana, no vas a cubrir una guerra cuando no tienes ganas, no trabajas los fines de semana.

"Mi credibilidad la construí trabajando. Llevo veinte años y es un bien mayor que tengo que proteger. Me parece absolutamente incompatible con hacer publicidad. ¿Te imaginas yo haciendo Esto no tiene nombre y ser rostro de una marca?"

Mónica Pérez dice que cada día quiere ser "más periodista" y la pregunta es qué significa eso para una profesional que lleva veinte años en pantalla y ha estado en todos los lugares posibles dentro de un departamento de prensa. Hizo su práctica en Canal 13, fue productora periodística de figuras emblemáticas como Bernardo de la Maza, Cecilia Serrano y Gloria Stanley, cubrió economía en Megavisión, como corresponsal de TVN informó sobre cada detalle de la detención de Pinochet en Londres, convirtiéndose en un referente de periodista en terreno, y fue corresponsal de tres guerras en Afganistán, Irak y Palestina, en una crisis similar a la registrada hace unas semanas en Gaza.

Casada hace cinco años con el periodista y comentarista deportivo de TVN Francisco Sagredo y madre de Laura, de 4 años, dice que no volvería a una guerra. Que esa posibilidad se cerró para siempre desde que tuvo a su hija. "Es horrible levantarte y acostarte con miedo a morir. Son días o semanas de no poder dormir o hacerlo donde se pueda. De tener que conseguir comida y agua, y ojalá una ducha. De sentirte débil, especialmente si estás en un país islámico radical y eres mujer. Cuando cubrí Afganistán, desde la frontera de Pakistán, fue terrible. Me vestía de pies a cabeza con el típico traje negro que usan las mujeres allá y solo se me veían los ojos. Pero eso bastó para ser identificada como occidental, una provocación para los hombres. Me insultaron, me empujaron, me pegaron, me agarraron el poto y las pechugas", recuerda.

¿Por qué se expuso a esos horrores? Mónica responde: "Vivía en España y era corresponsal para Europa y el Medio Oriente. No podía decir 'solo cubro el Festival de Cannes' y dejar de lado noticias duras. Es la pega de un corresponsal".

En el informativo de la mañana, y especialmente en Buenos días a todos, mostraste soltura frente a la cámara y humor, rasgos que no suelen asociarse a una conductora de noticias. ¿Encaja eso con tu nuevo rol?

Uno de mis objetivos es hacer una conducción cercana. Me pone nerviosa leer un encabezado de noticia demasiado formal. No quiero perder la cercanía con la gente, ya que siempre he intentado hablar de una manera natural, explicar las cosas en fácil. Si no te explico claro dónde puedes ir a vacunar a tu hijo para la meningitis, vas a tener una opción menos y eso te hace menos libre.

En estas mismas páginas Consuelo Saavedra y Monserrat Álvarez han calificado el noticiero central como una "jaula de oro". ¿Te parece que sea así?

Es lo que dicen, pero creo que esta posición de mayor importancia que tengo ahora no solo significa ganar más plata o recibir más flores. Significa también tener más posibilidades de influir en la pauta y volcar mi experiencia de tantos años en la gente más joven que trabaja conmigo. Terminó la época de la Mónica Pérez de la mañana que debía ser ágil y rápida, como obliga el formato; ahora debo ser otra, más reflexiva. Y seguiré haciendo periodismo, como Amaro, que todos los días está en la calle. Eso no va a cambiar.

¿Crees que los informativos de televisión están conectados a las necesidades de la gente?

El gran grueso de la gente sigue informándose a través de la televisión. Y eso quiere decir que aún estamos dando un servicio apropiado. Vengo llegando de Estados Unidos, donde estuve viendo cómo se trabaja en algunos departamentos de prensa, y allí se plantea que frente a que hoy todos manejamos más o menos la misma información y que hay muchas maneras de informarse, el gran tema es la inteligencia y talento de los rostros; que sean capaces de encantar a través de una manera de comunicar clara y creíble.

¿Te satisface la información que entregas? Ahora se vienen, como todos los años, la notas sobre la Navidad, las ofertas de Meiggs, luego las playas y bikinis...

Hay gente que no quiere entender que la tele es masiva. Cuando nos critican por twitter las notas navideñas, es una crítica que viene de un nicho muy específico, por lo general un segmento socioeconómico alto. A ellos les molesta, pero por la sintonía se concluye que hay una mayoría a la que le interesa. Eso no significa que no haya autocrítica. Estamos pasando tiempos económicos difíciles en la televisión y hacer buen periodismo es caro. En ese contexto, los informativos de TVN no son sensacionalistas ni damos la nota de la silla de playa para el verano.

Las Argandoñas generó fuertes críticas hacia TVN, entre ellas una que suele repetirse: la misión del canal público. ¿Qué te parece esa eterna discusión?

TVN tiene un pie en el híper competitivo mundo de la televisión comercial y otro en una serie de obligaciones que debe cumplir, entre ellas autofinanciarse. En cualquier parte del mundo Raquel Argandoña y su hija habrían sido llamadas a hacer un reality. La pregunta típica que hacen algunos es si en la BBC habrían tenido cabida. La respuesta es obvia, no, pero la BBC tiene otra forma de financiamiento: los impuestos. Yo estoy completamente en contra de que haya que cobrar impuestos para financiar el trabajo de TVN. Ningún chileno ha puesto un peso en TVN, mi sueldo no es financiado por ningún chileno, ni el de las Argandoñas. Esa plata sale de los auspiciadores.

¿Cómo has construido tu credibilidad?

Trabajando. Llevo veinte años. No tengo afán de quedar como la más inteligente ni hacer la pregunta más inteligente. Quiero proporcionar un servicio.

¿Es compatible ser el rostro de un noticiero y hacer campañas publicitarias?

En los contratos de trabajo de todos los rostros de prensa de TVN existe una cláusula que lo prohíbe. Más allá del contrato, me parece absolutamente incompatible. ¿Te imaginas yo haciendo Esto no tiene nombre y de rostro de una marca? No se trata de ser Sor Teresa de Calcuta, sino de proteger un bien mayor, que es mi credibilidad.

"Me complica tener que contar con una nana. Es terrible que una persona tenga que vivir en tu casa porque no tiene plata y que en muchos casos deba separarse de sus hijos para generar mas ingresos. Me duele el alma. Choco con eso y enfrendo esa culpa a diario".

¿Crees que el rol de Consuelo Saavedra en la campaña de Velasco podría repercutir negativamente en su carrera?

Es delicado tener una militancia política cuando trabajas en noticias. Pero el experimento en que está Consuelo es primera vez que se hace en Chile y no tengo idea qué va a pasar. No podría decir "la Consuelo no puede nunca más volver a trabajar en la tele". Lo que sí tengo claro es que ella está abriendo camino. En países como Estados Unidos hay medios de comunicación que explicitan sus posiciones políticas, que dicen "vamos a apoyar a Obama" y quienes se

informan a través de ellos lo hacen con ese antecedente.

En términos personales, ¿qué te parece el paso que dio ella?

Renunciar, temporalmente o no, a una carrera como la suya para apoyar a su marido es un tremendo acto de valentía y generosidad.

Tú también has adoptado públicamente posiciones. Tras tener que llevar adelante un embarazo inviable, defendiste el aborto terapéutico.

Con mi marido nos arriesgamos. Fue la primera vez en mi carrera que expuse una situación privada. Jamás, siquiera, hemos posado con nuestra hija en una revista, aunque nos invitan a hacerlo. Pero en su momento Pancho me dijo que no podíamos quedarnos callados frente a lo que nos estaba pasando, porque muchas mujeres viven esa tortura: saber que la guagüita que tienes dentro nacerá muerta. Mujeres que como yo lo pasan como las pelotas, pero sin las redes de apoyo ni los recursos económicos con que nosotros contamos. Si para algo sirve nuestra posición de personas conocidas es para hacer el bien. No podíamos quedarnos callados y asumir solo la parte bonita de ser conocidos.

Si fuese legal, ¿te hubieras hecho un aborto?

No sé si me haría un aborto, eso es muy personal, pero sí estoy a favor de que las mujeres puedan elegir.

Mujeres controladoras

¿Cómo se toma tu marido que en la jerarquía de la televisión estés más arriba que él?

Cuando me conoció yo era más o menos lo que soy ahora y él ha crecido un montón. Es un hombre con personalidad y en muchos aspectos lo sigo, porque tiene arrojo y me impulsa a atreverme. Para él no es tema que yo ocupe una posición importante, al contrario, lo hace feliz que me vaya bien.

Tú también has sido bien compañera: él trabaja todos los fines de semana, para las distintas copas y mundiales viaja por semanas o meses.

Ay, sí, en esos momentos lo quiero matar. Pregúntale a cualquier esposa de comentarista deportivo lo que es que su pareja se pase todo el fin de semana pegado al partido de fútbol o que no esté durante semanas. Pancho es inteligente, sabe manejar esa situación y me da el gusto en un montón de cosas. Acabo de llegar de un viaje de trabajo de dos semanas y él se quedó a cargo de nuestra hija y de la casa.

Sin él difícilmente podrías meterle tanta energía al trabajo.

He armado un sistema entre marido, mi mamá y mi nana para poder desarrollar mi carrera. A pesar de eso, no sabes cómo me complica tener que contar con una nana.

¿Por qué?

Es terrible que una persona tenga que vivir en tu casa porque no tiene plata y que en muchos casos deba separarse de sus hijos para generar sus ingresos. Me duele el alma. Choco con eso todos los días y enfrento esa culpa a diario.

¿Cuál es la gran tarea pendiente de las mujeres chilenas?

Generar una mayor igualdad al interior de la casa. Las mujeres estamos agotadas. Mis amigas están destruidas de puro cansancio. Estamos muy exigidas: debemos ser exitosas, sexy, estar bien físicamente –algo que, queramos o no, incide en el éxito profesional–, estar bien con la pareja, hacerse cargo de los niños, la casa. He escuchado a muchas mujeres mayores que nunca trabajaron decir: "Qué tontas fueron ustedes mijitas, qué les dio por ser libres y desarrollarse si ahora parecen esclavas. Trabajan de sol a sol". Y así es.

¿De quién es la responsabilidad de que llegue a existir igualdad en la casa?

De las mujeres. Es nuestra responsabilidad educar a los hombres y decirles a las niñas: "Ojo, no es necesario que estés en todas, no tienes que cocinar, hacer las camas y además trabajar y ganar plata". Si no hay azúcar no tiene por qué ser pega de nosotras ir a comprarla. Hay cosas de la casa que me niego a hacer: no saco la basura, ni me ocupo del reciclaje. Tengo derecho a hacerme la tonta con algunas cosas. Al final, hacerlo todo es querer tener el control.

¿El problema es que las mujeres no soltamos el control?

Sí. Soltar significa estresarse menos, ser más feliz, pero también sentirse menos necesaria. Tenemos una dependencia a sentirnos protagonistas y, claro, si cedes espacios en la crianza de tus hijos, probablemente dejarás de ser la figura más importante. A eso se suma que armamos unas majamamas mentales enormes, tenemos un Chuky adentro muy autoflagelante. Somos terribles con nosotras mismas.

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