Gabriela Fuentes, el despegue

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En 2010 salió elegida como rostro de Elite comenzando una promisoria carrera en pasarelas y revistas nacionales. Hoy, con 16 años, Gabriela Fuentes va por más: quiere convertirse en una modelo internacional y, para lograrlo, viajó este verano a Londres, en una experiencia que mezcla sacrificio y glamour. "Quiero que el mundo sepa que existo", afirma convencida. Aquí, cuenta su periplo.




Mi decisión

Dos años he trabajado en Chile participando en desfiles, haciendo campañas y posando para editoriales y modas para casi todas las revistas. En la práctica he aprendido muchísimo y sentí que ya era el momento de probar un nuevo desafío. Ya tengo 16 años y –aunque todavía soy chica– me considero capaz de explorar en otros escenarios. Desde siempre quise internacionalizar mi carrera, así que les dije a mis papás que quería irme por un mes a trabajar fuera, y la agencia Elite me gestionó los contactos en Londres.

Llegada a Londres

El 15 de enero partí. Me acompañó mi mamá y decidimos quedarnos en un hotel, en lugar de arrendar una pieza en un departamento con otras modelos. Necesitaba viajar con ella porque, como era mi primera experiencia, no quería estar sola. Al llegar, lo primero que hice fue ir a Elite para mostrar mi book de fotos. Después de verlo me dijeron: "Bueno, algunas de estas fotos no van a funcionar mucho". Resulta que en Chile, para armar un portafolio, las fotos son con harto maquillaje, como los labios, bien rojos. Allá, en cambio, son más simples: mientras más natural uno salga, mejor. Por eso me tomaron nuevas fotos para rearmar mi portafolio de presentación, que es lo más importante a la hora de ir a castings.

Buscando trabajo

Cada día me pasaban un itinerario con las horas y lugares de los castings a los que tenía que ir. La primera semana me acompañó una chaperona de la agencia porque no sabía ubicarme en esa ciudad, sobre todo en el metro, que es enredado. Con ella fuimos a comprar ropa para los castings, que eran básicamente vestidos negros –color que está muy de moda–, bien simples, pero elegantes. Infaltables son los tacos y, por supuesto, presentarse sin una gota de maquillaje. En promedio habré ido a unos 50 castings durante todo el mes. Empezaba a las 9 de la mañana y terminaba tipo 6 de la tarde. Llegaba a distintos lugares y siempre habían muchas modelos, en la misma que yo. A veces tenía que esperar sentada en el piso por una hora. Es complicado esto de presentarse con tanta gente porque en cada casting veía rubias, morenas, muy flacas, altas, más bajas, entonces me preguntaba: "¿Seré yo el tipo que necesitan o será la rubia o la colorina de pelo corto?". Te sientes como: "Pucha, ojalá que le achunte". En este rubro hay que ser optimista y tener mucha seguridad para lidiar con el rechazo. No tomarse a lo personal si no quedas: si quedo, bacán, si no, hay miles de otros castings, ¡cómo no voy a quedar en uno!    Probando y probando me contrataron para distintos trabajos. El que más me emocionó fue el que hice para el sitio web de Burberry, donde hice fotos de bikinis y pijamas. Además, hice una moda para la revista Indie y fotos para la colección del diseñador inglés Hussein Chalayan.

Mi aprendizaje

Fue una experiencia increíble. En lo profesional pude expandir mi carrera y en lo personal crecí mucho: soy chica y estoy haciendo cosas de grande, como buscar trabajo, ganar plata e, incluso, haber decidido ceder mi verano por ir en busca de mi sueño. Fui solo porque quiero que el mundo sepa que existo. Por lo pronto mi prioridad es terminar el colegio, estoy en tercero medio, pero no dudo en irme de nuevo para las próximas vacaciones. Al final, uno es las decisiones que toma. Y este es mi camino: soy una modelo por vocación y convicción.

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