Cuando ‘vibrar alto’ se convierte en una presión

En internet abundan consejos de gurús de espiritualidad que consisten en ignorar las emociones negativas para centrarse en las positivas y así estar en un constante estado de bienestar o vibración alta. Sin embargo, mostrar esta posibilidad como una verdad absoluta puede resultar contraproducente para quienes deseen trabajar en su crecimiento personal.




Hace varios años el concepto “vibrar alto” se viene instalando dentro del mundo de la espiritualidad y manifestación. Aquel estado consiste, según se entiende popularmente, en alejarse de las emociones negativas para concentrarse en las positivas y, de esa forma, estar en una alta frecuencia espiritual.

La terapeuta holística Misty Zamorano (@misty.tarot) explica que “se habla siempre de estar en una frecuencia del amor para, de este modo, atraer oportunidades o poder vincularse mejor con las personas y mejor con uno mismo, dejando de lado las emociones que se encuentran en otra supuesta baja vibración”.

Hoy muchos consideran que este concepto —que se masificó rápido, al igual que el amor propio— puede malentenderse desde la vereda del positivismo tóxico, sobre todo en redes sociales donde abundan gurús de espiritualidad que abogan por vibrar alto todos los días. “Más que se haya desvirtuado el concepto, se tomó como una verdad absoluta. Se cree que si no vibras alto, no puedes tener oportunidades en el amor, en el trabajo, que no puedes tener buena autoestima”, explica Mitsy.

Agrega que en redes sociales hay supuestos maestros que hablan de la importancia de vibrar alto y que dan consejos para hacerlo, pero la mayoría suponen dar un salto cuántico y abandonar todas las emociones consideradas como negativas, obviando que también es necesario experimentar esas emociones desagradables. “Si las negamos, lo único que haremos será privarnos de aprendizajes. El hecho de que nuestras emociones no trasciendan también es una forma de invalidación personal que hace más fácil que otros nos invaliden y lo veamos como algo normal”, profundiza Misty.

Camila González (@camila_terapiasdelser), psicóloga transpersonal y profesora de biodanza, coincide en que anular ese tipo de sentimientos y emociones es perjudicial para el crecimiento espiritual. “Las personas tienen una tendencia a ocultar las emociones, porque desde esta visión un poco más espiritual se cree que si tú estas sintiendo cosas negativas, entonces vas a atraer cosas negativas. Se asocia emoción negativa a baja vibración y a emociones displacenteras, pero no son lo mismo. Hay conceptos que están errados, mucha información a veces genera desinformación y eso es lo que tiende a pasar en redes sociales”, explica la profesional.

Para la psicóloga, el concepto actual de vibrar alto se entiende como una anulación de toda sensación o emoción que pueda ser considerada negativa por la sociedad, para así entrar en la frecuencia alta que sí es aceptada socialmente y vista como algo positivo. Camila González aconseja a quienes quieran iniciarse en el camino del crecimiento personal y espiritual que acepten las emociones ‘negativas’. “Lo primero, para entrar en un camino de bienestar, es aceptar lo que te pasa. Lo principal es ser consciente del dilema, de lo problemático, de lo doloroso. Y en tercer lugar es poder solucionarlo, tomar acción. Cuando tomas acción sobre aquello que te aqueja, no necesitas encapsularlo, porque ya lo resolviste. Y no me refiero a una acción de efecto inmediato; el tomar acción implica generar movimiento y darle movimiento a la energía para que pueda cerrar eso que está generando la preocupación. Las acciones no necesariamente tienen que abarcar el macro del problema. Hay que ver la vida como un proceso y no como un inmediato. Los procesos humanos no son como un delivery. Ahora estamos acostumbrado a la inmediatez y nos cuesta verlo”, ahonda.

Ideales que no existen

Nicol Sepúlveda, conocida como @lavidadenicol en Instagram por sus tiras cómicas ilustradas, lleva estudiando temas relacionados con la espiritualidad y la manifestación por más de diez años. Como usuaria de redes sociales y consumidora de contenido de crecimiento personal, considera que “las personas que hablan de estos términos (como vibrar alto) generalmente viven en otra realidad social. Son personas muy afortunadas, con privilegios, y por lo tanto para ellas es fácil hablar de estar siempre en una vibración alta, concentrándose en lo bueno, porque viven en ese entorno. Pero a una persona que no vive esa realidad, estos términos le pueden parecer una verdadera locura. Suena más familiar si se trata el crecimiento personal desde un piso más real, desde el sufrimiento que experimenta la gente día a día. Todos nos vemos reflejados en dificultades y es distinto cuando la gente encuentra compañía en esas dificultades versus alguien que está muy arriba y te llama a estar como él o ella”.

Hace un tiempo Nicol además comparte contenido de crecimiento espiritual en su cuenta de TikTok @nikocosas. Para ella es fundamental entender que “siempre estamos cambiando nuestra vibración. No es que vayamos a encontrar una vibración alta y mantenerla. Podemos estar en un momento súper amoroso y que alguien que pase por el lado nos agreda, y vamos a cambiar nuestra vibración. Ese positivismo de tener ideales y presiones no nos ayuda a enfrentar emociones que debemos transitar, por ejemplo, el dolor. Tenemos que digerirlas, porque sin hacer ese proceso vamos a negar aspectos de nosotros mismos y cuando uno niega esas cosas, esa parte se fortalece”.

En 2018, un conocido ancestrólogo lanzó un desafío en redes sociales: pasar cincuenta días sin quejarse para alejar las malas energías y así atraer las buenas. Pero ¿es la queja necesariamente una respuesta negativa de nuestra parte? La psicóloga transpersonal Camila González explica que “en términos de vibraciones, la queja es necesaria, porque tiene que ver con el malestar que sentimos en relación con algo. Si yo no saco ese malestar y me lo guardo, eso sí se transforma en una baja vibración. Cuando uno se queja, hay una liberación desde el punto de vista biológico. Tu sistema neuroquímico genera una sensación de placer, y por eso queremos volver a hacerlo. Es un efecto placebo, como ir al gimnasio o comer algo rico, por ejemplo. Sin embargo, si constantemente vives de la queja, sin tomar acción, eso también genera una baja vibración. Pero si te quejas y al hacerlo eres consciente del problema y tratas de modificarlo, entonces tu frecuencia sube”.

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