A todo bar

Por fin aparece en Providencia El Polluelo amarillo, un bar donde todo juega bien: la decoración, los tragos generosos, la cocina honesta, la música ad hoc y los precios amigables.




Barrio de bares amigables como el Liguria y el Normandie, el sector de Providencia con Manuel Montt también tiene viudos: cuando hace un par de años inesperadamente cerró el exitoso Bar Central, no hubo un espacio que consolara a los amantes de su comida simple y nada de cara, de su barra generosa y su buena música. Guardando las proporciones –se trata de un espacio mucho más pequeño–, a solo pasos del desaparecido Bar Central y donde antiguamente funcionó el bar Yellow, hace cuatro meses un publicista sibarita con largo entrenamiento como productor de fiestas electrónicas se embarcó en un sueño personal y abrió su propio bar: El polluelo amarillo. Aunque hay rasgos de la decoración anterior –aún se mantienen acertados elementos del desaparecido Yellow como el círculo amarillo de la entrada–, la nueva calidez se nota en detalles hippie-kitsch: hay figuritas de buda por varios rincones, banderitas de colores con plegarias, afiches hechos en fileteado porteño y diez pipas de agua para fumar tabaco ($ 3.000 la carga, el hit es el de manzana).

Pero lo importante: a la hora de tomar, la elección es un agrado. Hay buena variedad de cervezas (desde $ 2.000), de tragos clásicos –ron (desde $ 3.500), pisco (desde $ 2.500), vodka (desde 3.400), gin (desde $ 4.000) y whisky (desde $ 4.000)– y también licores poco habituales en cartas (¡por fin fernet!), botellas de espumantes y cocktails tradicionales –mojito, cosmopolitan, apple martini, caipirinha–, aunque si hay una recomendación por hacer es confiar en el barman y darle la libertad de crear. Pueden salir maravillas como un mojito de manzana verde, un ron Malibú con mango verde o un mojito de pomelo rosado ($ 4.200 c/u), todos con grandes trozos de fruta fresca. Y en cuanto a la comida, hay que alistarse a disfrutar con las manos, al estilo finger food. Para qué usar cubiertos si el hummus (delicioso) se puede untar con pan pita, y el queso camembert –calientito, cubierto con berries y romero–, los nem (rollitos de papel de arroz rellenos con alfalfa, camarones, cilantro y fideos de arroz) o las empanadas de masa philo (¡viva la de queso y pulpo!) son, literalmente, para chuparse los dedos. General Flores 47, Providencia, fono 880 4480.

Al estilo finger food, la cocina del bar está definida por piqueos acompañados de salsas que se disfrutan a pura mano, sin cubiertos. Por eso, en cada mesa hay pocillos con agua -tipo aguamanil para limpiarse los dedos.

A un costado del restorán peruano Asia Lima, en 80 m2 y con un pequeño pero afiatado equipo con capacidad para atender –entre el salón y la pequeña terraza– a no más de 45 personas, El polluelo amarillo llegó a instalarse donde funcionó por dos años el Yellow bar.

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