Las piezas de arte de Héctor Morales

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Lo que pocos saben del actor es que en su casa aloja una variada colección de pinturas y que fue co-fundador de la extinta galería Salón Tudor, en las faldas del cerro San Cristóbal. Aquí, las joyas de su curatoría personal.




Paula 1227. Sábado 3 de junio de 2017. Especial Padres.

Sin título | de Roberto Matta

"Conseguir que esta obra terminara en mi living fue una aventura. En 2013, mi amigo y galerista Óscar Zenteno me habló de ella. La tenía en su casa y quedamos de juntarnos para verla. Pasó más de un año hasta que me enfrenté a este maravilloso grabado volumétrico, concebido en Florencia a principios de los 90 e intervenido con acuarela. La quise de inmediato. La llevé por todo Santiago con la maleta del auto abierta (la obra mide 85x85 cm), manejando a 20 km por hora. No entraba en el ascensor y no podía colgarla, porque los tornillos se caían por su peso. Estuvo meses embalada en mi escritorio esperando su sitio. A fines del año pasado, cuando me cambié de casa, encontró su lugar: en la entrada, recibiendo y despidiendo a las visitas. Eso es amor a primera vista".

Sin título | de Víctor Espinoza

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"Solía toparme con el trabajo de Víctor con frecuencia en exposiciones y libros, hasta que me atreví a llamarlo, atraído por sus obras elaboradas en hilo. Estuve a punto de engancharme con varias, hasta que él me propuso llevarle una fotografía para replicar. Frente a la petición, esta con mi abuela Clemencia –quien murió en 1996– surgió espontáneamente. Soy el único nieto que vivió con ella; mis primeros recuerdos y mi niñez están ligados a ella. Valoro su valentía y coraje de haber sacado adelante sola a una familia de 6 hijos, luego de enviudar. 4 meses después, con la obra enmarcada (que protagoniza la entrada del living de mi casa), la dimensión fotográfica de la única imagen que tengo con ella cedió frente a los cientos de hilos, y me remontó a ese primer día de clases".

Folklor insurrecto | de Francisco "Papas fritas"

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"Esta obra la adquirí para un amigo, pero después de enmarcarla se me hizo imposible regalarla. La ironía de esa máscara diabólica en el cuerpo de un niño, con una bomba molotov en la mano, me parece política y peligrosa. Una peligrosidad y poca simpatía con el entorno que tiene un poco de mi personalidad: es una obra que no cae bien inmediatamente y que la gente demora en entender. La observan, piensan, la observan, piensan. Esas obras me fascinan. Las obras hablan por sí solas, se manifiestan, y creo que esta quería quedarse".

Sin título | de Santiago Ascui

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"Conocí a Ascui hace años, pero pude apreciar su trabajo en profundidad en junio de 2012, cuando visité su taller. Sumergirse en su mundo invitaba a llevarse un trozo de él, pero las vacas estaban flacas. Tiempo después volví a propósito en bicicleta para no poder llevarme nada. A las dos horas estábamos en la mitad de la calle, tratando de encontrar un taxi con parrilla y un par de frazadas para embalarlo, en medio de una emergente lluvia amenazante. Sanos y salvos se instalaron los bailarines, que protagonizan, bailando sin cesar, cualquier reunión de mi living".

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