Quito: Cuatro paradas obligadas

Imperdibles en la capital ecuatoriana, para no dejar de probar.




10:00 HRS. Desayuno en el Cafeto

Bajo los arcos del convento de San Agustín, el Cafeto tuesta su propio café orgánico y es el sitio ideal para energizarse con un espresso o un chocolate caliente con queso, antes de partir a regocijarse con el derroche de arte quiteño de los alrededores, como el dorado interior de la iglesia de La Compañía –cumbre del barroco latinoamericano– y la Virgen de Quito, valiosísima pieza del siglo XVIII del escultor Bernardo de Legarda, en la Iglesia de San Francisco. Chile 930, Centro Histórico, fono (593 2) 257 2921.

13:30 HRS. Almuerzo en La Choza

Fundado en 1966, La Choza es el clásico indiscutido para darse un buen baño de gastronomía tradicional ecuatoriana. Para abrir el apetito: una empanada de viento –con mucho aire entre la masa y el queso–; luego, un cebiche de camarones –que aquí preparan a la serrana, con salsa de tomate y jugo de naranjas–, y de fondo, una fritada, especialidad de la casa que consiste en carne de cerdo frita en manteca acompañada de mote, maíz tostado y papas con salsa de queso (US$ 13). Av 12 de Octubre N24-551, La Mariscal, fono (593 2) 223 0839.

16:00 HRS. Un helado de paila en Cumbayá

Vale la pena bajar de Quito a Cumbayá, en el valle de Tumbaco, para comerse un auténtico helado de paila de Rosalía

Suárez, carismática mujer que vivió hasta los 105 años, inventora de un sencillo método heladero: con puro jugo de frutas, revolviendo en una paila de bronce sobre hielo. Ha pasado más de un siglo desde que Rosalía abrió su heladería en la ciudad de Ibarra y hoy su bisnieta Carolina Ceballos continúa la tradición en Quito. Hay varios sabores, pero el más pedido es de leche con canela y otras especies que solo conocen los herederos de Rosalía Suárez. US$ 1 el cono de 2 sabores. Calle Salinas y Francisco de Orellana, Cumbayá.

20:00 HRS. Canelazo en La Ronda

Agua de canela, licor de caña y naranjilla lleva el canelazo, el digestivo perfecto para rematar un día de copiosa comida. Se toma tibio en cualquiera de los locales que hay a lo largo de La Ronda, una de las calles más antiguas de Quito.

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