Tiempo para escribir

Paula 1227. Sábado 3 de junio de 2017. Especial Padres.

El escritor Diego Zúñiga fue jurado del Concurso de cuentos Paula en 2013, año en que Mónica Drouilly ganó de forma unánime con un cuento que ficcionaba sobre una experiencia biográfica: una madre que de un día para otro parte a Moscú por varios meses y al regresar les confiesa a sus hijas que no las echó de menos.

Cuatro años después del concurso, Drouilly acaba de lanzar Retrovisor, su primer libro, en el que Diego Zúñiga anota en la contratapa: "Hay algo hermosamente caótico en los relatos de Retrovisor: historias quebradas donde la narración juega con los tiempos y con el espacio, zigzagueantes, fragmentados".

Hasta julio de 2016, Mónica –ingeniera civil industrial– trabajaba como finance manager en el Deutsche Bank: veía portafolios de inversión y estaba en comunicación con equipos bancarios de países como India o Ucrania. Pero el año pasado, el banco se retiró de Chile: cerró. Entonces vio una oportunidad para tomarse un año y hacer otras cosas. "El cierre del banco coincidió con un momento en el que me estaba reconectando con la creación. Había hecho un taller de teatro documental en el Teatro La Memoria. Luego, tomé un diplomado en Dirección Teatral. Y, cuando estábamos en la recta final de mi participación en el cierre del banco, postulé al taller de Pablo Simonetti y quedé seleccionada", relata.

¿Qué cosas te propusiste hacer en este año para ti misma?

Me quité la excusa clásica del "no tengo tiempo". Me propuse escribir de manera más sistemática, practicar mi prosa y tratar de descubrir cuál es mi metodología de creación y mi lenguaje. Además, quería trabajar en teatro, participar del proceso de montar una obra, conocer cómo funcionaba ese proceso. Y me di permiso para viajar más largo y para pensar cómo quiero que siga mi vida laboral como ingeniera, porque seguiré trabajando en eso.

Viajó a Japón, un lugar que siempre la atrajo, al comienzo de la primavera cuando florecen los cerezos y, con ello, se celebra el Hanami. También fue productora de un proyecto teatral, Fin, de los actores Trinidad Piriz y Daniel Marabolí, que se estrena el 15 de junio.

¿Te sientes una escritora ahora, que ya tienes un libro bajo el brazo?

Es difícil esa pregunta. Aún no tengo claro qué es ser escritora. Esto de la escritura no es como graduarse de ingeniera, donde un título te valida. Para mí no tiene que ver con necesariamente escribir, sino con detenerse a mirar de otro modo, de escuchar más allá del murmullo generalizado, con la manera de enfrentar lo que te rodea. La publicación de un libro no funciona como una varita mágica, pero indudablemente es un hito.