La biografía de las cosas

¿Qué puede decirnos un tupu aimara o una copa fabricada a principios del siglo XX? En el Museo de Artes Decorativas de Santiago hay 2.500 objetos que cuentan historias de formas de vida cotidiana que han cambiado radicalmente, en Chile y en el mundo. Acá, una selección de tesoros del museo, próximo a reabrir sus puertas tras el violento asalto que sufrió en febrero.




Paula 1174. Sábado 23 de mayo de 2015.

El 13 de febrero pasado, la tranquilidad habitual del Museo de Artes Decorativas (MAD), emplazado en el antiguo convento dominico de Recoleta, fue interrumpida abruptamente por cinco hombres armados que, luego de amenazar al personal, rompieron una de las vitrinas para robar 27 joyas de oro y piedras preciosas en exhibición, todas piezas patrimoniales de alto valor histórico. Desde entonces, el museo ha estado cerrado para reparar los daños y abrirá recién sus puertas en julio, aunque parte del recinto estará abierto el próximo domingo 31 de mayo, para el Día del Patrimonio.

Único en Chile, este museo de la Dibam, inaugurado en 1982 con la donación de la colección privada del abogado Hernán Garcés Silva, atesora objetos de uso cotidiano –cucharas, muebles, monedas, porcelanas, cristales, textiles– que, ya sea por la técnica usada para manufacturarlos o por el mérito artístico alcanzado, tienen las condiciones para ser parte de un museo. La colección incluye 2.500 piezas de los más diversos rincones del planeta y de distintas épocas –el más remoto proviene de la Grecia Antigua– que en su conjunto son una verdadera síntesis de la historia de nuestra civilización.

"Los objetos del MAD, más allá de su sentido estético y de una muy buena factura, nos hablan de momentos históricos específicos, de contextos socioeconómicos determinados o de intercambios de conocimiento entre diferentes culturas. Nos cuentan de nuestros antepasados que usaron esos objetos. Así, el museo muestra cómo las sociedades han ido evolucionando y modificando sus gustos y modos de vida", explica la historiadora del arte y directora del museo, Macarena Murúa.

LIBRO DE HORAS

Francia, 1480

El MAD es el único museo chileno que posee libros de horas. Estos valiosos objetos propios de la Edad Media –cuyo fin era marcar el ritmo de las oraciones diarias– son compendios de salmos y rezos católicos, confeccionados para una persona en particular, generalmente alguien de la nobleza, con preciosas ilustraciones en miniatura pintadas en detalle con ricos materiales, como oro y plata. El museo tiene tres de estos libros, dos manuscritos y otro incunable, es decir, hecho durante los primeros años de la imprenta. En la imagen se muestra el libro de horas más valioso de la colección, realizado completamente a mano en Francia a fines del siglo XV. Por su pequeño tamaño, de solo 10 cm de largo y 6,5 cm de ancho, se cree que servía para ser portado durante las actividades cotidianas, al estilo de una edición de bolsillo actual. Escrito en latín, este libro es un documento invaluable de la iconografía del cristianismo medieval y grafica cómo en esta época el texto y la imagen eran inseparables para transmitir mensajes.

TUPU AIMARA

América del Sur, siglo XVI-XVIII

Este prendedor de metal, compuesto por una larga aguja y una cabeza, es la pieza metálica más importante del mundo andino. Utilizado por las mujeres para sujetar su vestimenta desde mucho antes de la llegada de los españoles, el tupu permitía distinguir el estatus social, el origen geográfico de quien lo usaba e incluso si la mujer era casada o soltera. El tupu de la imagen es de plata, mide 37 cm de largo y, como era usual en este tipo de objetos, tiene unido por una cadena un pez colgante, símbolo de la vitalidad del agua que permite la existencia del pueblo aimara. Actualmente, el uso de esta pieza se ha perdido casi por completo.

PRIMERAS MONEDAS

Chile, siglo XIX

La moneda como símbolo constituye un elemento extremadamente significativo en la cultura visual de una sociedad: los rostros, imágenes y leyendas que circulan con ellas marcan el imaginario de toda la comunidad. Aunque fueron creadas hace 2.500 años en China y Turquía, las primeras monedas acuñadas en Chile son de 1746, cuando se inauguró la Casa de Moneda, que funcionó primero en la calle Huérfanos y luego en el edificio neoclásico donde está hoy el palacio de gobierno. Entre las 839 piezas que posee el MAD, las más excepcionales son las primeras monedas fabricadas en el Chile independiente, en las que se imprimen por primera vez los símbolos patrios que existen hasta hoy: en una de 1819 ya se lee el lema "Por la razón o la fuerza" y en otra de 1836 se puede ver el escudo nacional –el del huemul y el cóndor– que aún mantiene la moneda de 100 pesos.

MINIATURAS

Europa, siglo XVIII-XIX

Tan reales como una foto de carnet y pintadas en un diámetro de 5 cm eran las miniaturas que irrumpieron

en Europa durante el siglo XVI. Estuvieron vigentes hasta que llegó la fotografía, 300 años después.

Retratos pintados en un diámetro de 5 cm tan reales como el de una foto carnet de hoy. Así son las miniaturas que comenzaron a usarse en Europa durante el siglo XVI y se mantuvieron vigentes hasta la llegada de la fotografía, 300 años después. El museo tiene nueve miniaturas, en su mayoría anónimas y elaboradas sobre una delgada lámina de marfil con la técnica del gouache, similar a la acuarela, que maravillan por su nivel de detalle a pesar del reducido espacio en el que están hechas. Estos diminutos cuadros encajados en medallones, relojes o joyeros se regalaban a personas queridas para sustituir la ausencia física de alguien.

CENTRO DE MESA

París, 1856

Se cree que este majestuoso candelabro de plata, utilizado como centro de mesa, fue un obsequio de la familia Gallo Goyenechea a la mujer del Presidente Manuel Montt. De 75 cm de alto, fue realizado con la plata extraída de la mina de Chañarcillo de propiedad de los Gallo, y mandado a hacer a la prestigiosa Casa Odiot de París, taller donde se creaban las piezas de plata para las monarquías europeas. Este objeto neorrococó de decorado exquisito es símbolo de la riqueza proveniente de Chañarcillo, el yacimiento de plata más importante que ha existido en Chile, creador de grandes fortunas y sostén económico de la entonces naciente República.

Macarena Murúa, directora del museo.

MATE

Chile, siglo XVIII-XIX

Antes que el té o el café, la hierba mate fue la infusión más popular en Chile desde el siglo XVI. Esta costumbre de los indígenas guaraníes fue divulgada por los misioneros jesuitas de Paraguay, quienes expandieron la práctica de beber el mate en una pequeña calabaza en la que se introducía una caña para succionar. Los primeros recipientes fueron de calabaza con algunos elementos de plata, como el de la imagen, y luego completamente de plata. El MAD posee una colección de 37 mates de plata de los siglos XVIII y XIX, que demuestra la importancia del gremio de plateros, el más prestigioso del Reino de Chile y el más antiguo, con una actividad que se remonta a 1556.

JUEGO DE LICOR

Lota, 1936-1952

Esta pieza art déco, compuesta por una bandeja triangular, una botella y tres vasos, elaborada en la Fábrica de Cerámica de Lota durante la primera mitad del siglo XX, da cuenta de la paulatina incorporación de las mujeres como fuerza laboral. La fábrica nació en el contexto de la explotación de carbón de la ciudad, dirigida por la familia Cousiño, para dar oportunidades de trabajo a las mujeres de los mineros. En la fábrica de cerámica, las mujeres eran las encargadas de los tornos y de pintar y esmaltar las piezas. Aunque la empresa elaboró objetos decorativos y artículos de menaje solo entre 1936 y 1952, sus orígenes se remontan a 1854, con la fábrica de ladrillos refractarios, que continuó hasta 1997. Sus floreros, ceniceros y adornos con personajes populares chilenos se comercializaron en una sala de ventas a la entrada del Parque de Lota, pero fue tanto su éxito que abrieron sucursales en Valparaíso y Santiago.

ESTRIBO DE MUJER

Virreinato del Perú, siglo XVIII-XIX

Hasta mediados el siglo XX, las mujeres montaron a caballo de lado. Se creía que ir a horcajadas era perjudicial para la fertilidad femenina y las largas y pesadas faldas tampoco facilitaban montar de frente. Este delicado estribo de mujer, hecho de plata y de solo 20 cm de largo –una talla 32 actual–, es testimonio de esta práctica: como las mujeres apoyaban solo un pie en el estribo, eran elaborados como piezas únicas, sin par.

MENAJE NACIONAL

Chile, siglo XX

La mítica fábrica Cristal Yungay, fundada en 1922, permitió que la clase media chilena pudiera adquirir cristalería de excelente factura, soplada y tallada a mano.

El desarrollo de la industria chilena durante el siglo XX permitió que la clase media tuviera acceso a vajillas, cubiertos y cristales de buena calidad y de hermosa factura. Parte de este proceso fue la Compañía Manufacturera de Metales S.A., Mademsa, fundada en la década del 30 por los hermanos de origen italiano Américo y Aurelio Simonetti, marca a la que pertenecen los cubiertos de la imagen. Otra de esas industrias fue la Fábrica Nacional de Loza, Fanaloza, fundada en Penco en 1927, que a través de sus populares vajillas trabajadas de manera industrial (también en la imagen) estuvieron presentes por décadas en la vida cotidiana de las casas chilenas. •

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