La píldora que elimina grasas

Luego de que en octubre pasado se prohibiera la venta de sibutramina, sólo queda un medicamento aprobado en el país para tratar la obesidad: el orlistat. Su tentadora promesa es que impide la absorción de las grasas que comemos. Este artículo cuenta su lado B.




Durante las pasadas fiestas de fin de año, Mariana (42, secretaria) comió a destajo y sin culpas el banquete preparado para la ocasión. No le importó. Y no precisamente porque sea una de esas insoportables mujeres beneficiadas por la genética que pueden comer de todo sin engordar ni un gramo, sino porque, dice, encontró un perfecto aliado en el orlistat. "Descubrí que si me tomo una píldora media hora antes de cada comida, prácticamente puedo comer cualquier cosa. La comida pasa de largo, sin que mi cuerpo absorba la grasa que contiene", cuenta. Según registros del ISP, el medicamento que consume Mariana está comercializado en Chile por 14 laboratorios que lo venden bajo distintos nombres como Xenical, Viplena y Symfona, entre los más conocidos. El fármaco, lanzado al mercado mundial por laboratorios Roche en 1998 bajo el nombre de Xenical, y en Chile en 2007, actúa localmente en el intestino. "Bloquea la enzima intestinal que permite la digestión de las grasas, impidiendo la absorción de hasta el 30% de las que se consumen, las que luego son eliminadas por las deposiciones", explica la doctora Paola Negrón, nutrióloga del Centro de Tratamiento de la Obesidad de la Universidad Católica.

La caja de 84 unidades de orlistat cuesta entre 30 mil y 50 mil pesos y, aunque es de venta libre, debe ser indicado bajo supervisión médica. Si un profesional monitorea su consumo, es considerado un medicamento de bajo riesgo y muy útil para coadyuvar en tratamientos contra la obesidad basados en dieta hipocalórica, cambio de hábitos alimenticios y ejercicios. El problema es que muchas mujeres lo están consumiendo sin supervisión. Los especialistas observan con preocupación que la ingesta excesiva e inadecuada de orlistat se puede disparar como consecuencia de la suspensión de la venta de sibutramina, decretada en octubre. La sibutramina es un medicamento anorexígeno, que actúa sobre el sistema nervioso central, inhibiendo las ganas de comer. Fue retirado del mercado en octubre pasado después de que la FDA –Food and Drug Administration, organismo regulador de EE.UU.– detectara 19 muertes asociadas a su uso y casos de brotes sicóticos y alzas de presión.

Hasta ese momento, había sido un gran aliado para médicos y nutricionistas a la hora de apoyar a los pacientes obesos y con sobrepeso. "Sin la sibutramina nos quedamos faltos de herramientas farmacológicas para controlar la ingesta alimentaria, que es lo que la mayoría de los pacientes necesita", dice la doctora Carolina González, nutrióloga de la Clínica Alemana. Aunque, como reemplazo, se están recetando antidepresivos y antiepilépticos que también inhiben el apetito, muchos pacientes se han volcado al orlistat consumiéndolo de manera inadecuada. Creen que basta con el fármaco, y no lo acompañan de dieta ni se restringen en los alimentos que consumen.

Es el caso de Mariana, quien solía tomar sibutramina. Sin el medicamento, ha recurrido al orlistat, el que consume cada vez que come. No ha engordado pero tampoco ha bajado ninguno de los 67 kilos que pesa.

Cuando como papas fritas

Cada mañana, con el mismo cuidado con que revisa que no se le queden las llaves ni la billetera, Paola (29 años, periodista), echa en su cartera una tira de orlistat. "Hay que estar preparada por cualquier cosa. Una nunca sabe cuándo te va a salir un panorama", explica. Y, como no se quiere limitar, porque le carga hacer dietas, se toma un orlistat cada vez que sabe que tiene una actividad que implica comer de más.

La indicación médica para el uso del remedio es muy precisa. "Se debe tomar una píldora media hora antes o media hora después del desayuno, del almuerzo y de la cena, pero hay que restringir la ingesta de grasas. La recomendación es que de la totalidad de los compuestos de un plato de comida, sólo 30% sean grasas", explica la doctora Negrón.

Paola ha llegado a consumir el doble de la dosis recomendada en un día. "Me tomo un orlistat incluso si picoteo chocolates o papas fritas", cuenta. "La idea es eliminar la grasa de cada cosa que como", añade convencida. Con este método personal, asegura, evita subir de peso. Según la doctora González, ingerir así el remedio no sirve de nada. "El orlistat es una pequeña ayuda que implica un ahorro de no más de 200 ó 300 calorías diarias, siempre y cuando el paciente sea constante en su dieta baja en grasas, con lo que al cabo de dos años logra bajar cuatro kilos", explica. "En ningún caso", advierte, "está indicado para mujeres que se lo toman para comer sin culpas, ya que así el tratamiento no surte efecto. Si pensamos que la grasa tiene 9 calorías por gramo y que el orlistat absorbe 70% de las grasas, la gente que no se cuida va a engordar igual".

Añade la doctora Negrón: "Hay que pensar que los alimentos no tienen sólo grasa, sino también carbohidratos y azúcares, que igual aportan calorías y engordan". Incluso el laboratorio Roche, el primero que patentó el compuesto, ha insistido en su comunicación pública sobre la ineficacia de la automedicación.

"Sería mejor que las mujeres que lo toman para comer en exceso dejaran de ingerir grasas y asumieran un cambio integral para bajar de peso. Si es necesario, con ayuda de un nutricionista, un sicólogo y un kinesiólogo. Con este plan el paciente logra disminuir un promedio de diez kilos en cuatro meses, lo que sí es un cambio considerable", aporta la nutrióloga Mónica Manrique, directora del Instituto Médico de Salud y Nutrición, Nutramed.

Qué vergüenza

El mayor problema cuando el fármaco se consume sin disminuir simultáneamente la ingesta de grasas, es el aumento del bochornoso efecto goteo o escape oleoso. "Es común que durante las primeras semanas con orlistat, exista un manchado de aspecto aceitoso en la ropa interior o en las prendas de vestir", dice la doctora Ada Cuevas, nutrióloga de la Clínica Las Condes. El efecto es tan rápido, que tan sólo una hora luego de haber comido, ya se hace visible. Si bien este efecto tiende a disminuir en pacientes que toman orlistat con supervisión médica, en mujeres como Paola y Mariana los episodios son permanentes. "He pasado las vergüenzas más terribles de mi vida", dice Paola, quien aún así está dispuesta a seguir consumiendo el fármaco.

Este efecto obedece a que cuando las mujeres toman orlistat sin disminuir su ingesta de grasas, la grasa que no se absorbe –y que se elimina por las deposiciones–, es proporcional a la grasa que se comió. "Si ingieres mucha grasa, vas a botar mucha y ahí no hay control y no alcanzas a llegar al baño", explica la doctora Cuevas. Junto con este efecto, también se incluyen diarreas, aumento en la cantidad de evacuaciones del intestino y gases.

Para Silvana (32, ingeniera comercial) éstas fueron razones suficientes para dejar de tomar orlistat luego de cuatro meses de incómodos episodios y ningún kilo de menos. "Lo empecé a usar porque una amiga me lo recomendó para bajar de peso. Tragaba uno antes de cada comida. Una vez lo tomé para un matrimonio y fue horrible. Después de eso, preferí hacer dieta y limitarme con las grasas, antes que pasar otra vergüenza", dice.

Sin vitaminas

Según el ISP el orlistat se considera un medicamento con un perfil de seguridad favorable. Incluso, está indicado para ser usado en forma prolongada, por uno o dos años. Pero, como todo medicamento, tiene riesgos que Mariana y Paola ignoran. En primer lugar, está contraindicado para pacientes que sufren de problemas digestivos o disfunciones en la vesícula biliar. "Hay patologías que se pueden agudizar, como úlceras o colon irritable", advierte la doctora Manrique. En junio de 2010, el ISP emitió una alerta de seguridad, luego que la FDA reportara 13 casos de personas con daños severos en el hígado, de un total de 40 millones de pacientes. Aunque la cifra no es alarmante, el ISP de todos modos decidió advertirlo en los folletos del fármaco.

"En estos casos no había claridad en cuanto a que el orlistat fuera la causa del daño hepático, ya que había otras posibilidades, incluyendo la obesidad en sí misma. En rigor, casi no hay medicamento que no pueda provocar complicaciones hepáticas", dice el doctor Max Buchheister, cirujano digestivo de la Clínica Santa María.

Lo más delicado, finalmente, es que el uso prolongado del orlistat sin supervisión médica acarrea problemas nutricionales a largo plazo. En primer lugar, el orlistat no discrimina: barre con todas las grasas por igual. Es decir, junto con las nefastas poliinsaturadas, también vuelan las beneficiosas monoinsaturadas (omega 3, omega 6).

Pero el principal riesgo tiene que ver con que se puede generar un déficit de vitaminas liposolubles, como la E, K y D, que el organismo absorbe a través de las grasas que comemos. "Con el orlistat, al eliminarse parte de la grasa que ingerimos, también se pierden vitaminas. Un déficit de vitamina E, hace que las células se oxiden; sin vitamina D, se corre el riesgo de osteoporosis y sin la K, se interrumpe el proceso de coagulación sanguínea", explica la doctora Negrón. "Es por esta razón que el orlistat no está indicado para embarazadas, madres en lactancia ni niños", agrega. Para prevenir, recomienda un suplemento vitamínico a todos sus pacientes que llevan más de seis meses tomando orlistat. Y, sobre todo, convencerse de que la píldora mágica para bajar de peso todavía no se ha inventado.

Más información sobre consumo seguro en www.xenicare.cl

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