La propuesta educativa de Mary Anne Müller

Mary Anne Müller (54) es directora de la Fundación Origen, pionera en un modelo educacional agroecológico que enseña de manera holística, sin seleccionar a sus alumnos, sin inspectores en los pasillos, sin imposiciones pero con mucha naturaleza, animales y meditación. "Celebramos el año nuevo mapuche, el comienzo del año agrícola y todo lo que nos lleve a la paz y a la convivencia sustentable", dice ella que en 1978 fue Miss Chile y que hace 24 años empuja este proyecto que acaba de ser premiado por Ashoka, como la primera escuela transformadora en Chile.




Paula 1157. Sábado 27 de septiembre de 2014.

Mary Anne Müller no le acomodan las entrevistas. No tiene ningún interés en ser una persona pública. Quizás porque lo fue muy joven en 1978, cuando fue Miss Chile. Ahora, en un punto de mayor madurez, prefiere estar lo más retirada posible para conectarse con ella misma y demás seres en espacios cada vez más profundos. Tal vez por eso la exposición le resulte molesta y haya establecido todo un protocolo de obstáculos para no sucumbir ante ella. Pero, esta vez, se hizo un tiempo y nos invitó a Pirque a visitar el bellísimo lugar donde se ubica su fundación y la Escuela Agroecológica por la que han pasado más de 2.000 mil estudiantes que egresan como técnicos en agricultura orgánica. La escuela se ubica en 10 hectáreas donde hay amplias áreas verdes, huertos, lechería y salas de clases, junto a una pequeña y acogedora casona de principio del siglo XX. También hay un hotel boutique que utilizan como centro de convenciones y retiros budistas. Y un nuevo colegio particular: el Virginia Subercaseaux, que utiliza para llevar su modelo educacional a otros sectores de la comunidad, y también para obtener recursos para financiar todas las actividades que realiza la fundación.

TODO ES EXPERIENCIA

"A los 7 años me fui a vivir a Suiza con mis papás. Y nos pusieron en un internado de monjas. Luego ellos se separaron y se fueron de Suiza, y con mi hermana chica nos quedamos internas allá. Pese a todas las cosas difíciles, fue una experiencia muy enriquecedora; de todo lo que se vive se puede sacar un hermoso aprendizaje. Por ejemplo, al educarme en Suiza tuve el privilegio de estudiar con personas de todas las razas, religiones, culturas y situaciones económicas. Porque el internado tenía un sistema donde también estudiaban las niñas que vivían en el lugar. Entonces, por un lado estaban las nietas del emperador Hirohito, Batista, o las hijas de Chaplin; y, por el otro, las hijas del carnicero y el panadero del pueblo. En Suiza todo es integración. Eso me formó y ha sido de una importancia muy grande porque me ayudó a todo lo que hice después.

"Tuve el privilegio de estudiar con personas de todas las razas y situaciones económicas (...) En vez de crecer en un Chile clasista y racista, me formé en un país libre, diverso, respetuoso".

En realidad fue un regalo no haber crecido en un Chile clasista, racista y lleno de compartimentos. Agradezco haberme formado en un país libre, diverso, respetuoso. Recuerdo que a los 16 años regresé a Chile y fue de alto impacto. Llegué en 1976 y la realidad que ofrecía la dictadura militar de la magnitud que tuvimos en Chile, no era el mejor escenario para que comenzara a familiarizarme con mi país. Me gritaban: 'Traidora de tu clase'. Y yo me preguntaba: '¿Qué es eso?; ¿De qué clase soy?; Soy ser humano, ¿qué más soy? (se ríe)'. Quedé en shock. Quienes me gritaban eran personas cercanas a mi familia, gente muy fanática de derecha. Para mí, que venía llegando de una cultura de libertad e igualdad, eso no fue un recibimiento amigable. De hecho, los únicos vínculos que pude hacer en esa época fue con personas de izquierda y del mundo gay. Porque fue en el mundo de los marginados donde sentía que tenía más pertenencia. Al final, con 17 años, me escapé de Santiago y me fui a Isla de Pascua. Estaba ahogada. Me fui con algo de dinero que tenía y que me duraría una semana. Allá conocí a la mejor familia del mundo: la familia Tuki-Pakarati, que me adoptó por un año. Viví con ellos trabajando la tierra y alimentando animales. Hasta que un buen día me encontré con un fotógrafo chileno que me propuso presentarme al concurso Mis Chile. Imagínate, ¿qué sabía yo del Miss Chile? Ese fotógrafo era Roberto Edwards, y me insistió y me insistió. En ese momento yo estaba viendo qué hacer. Me había preparado para irme a estudiar becada Arqueología a Hawái, pero al final eso no había resultado. Y me hizo sentido concursar para ganarme el auto y las joyas del premio, y así tener plata para irme a México y a Guatemala para involucrarme con el mundo indígena. Me presenté al concurso, en el año 1978, y ¡gané! (se ríe). Vendí los premios y comencé a preparar mi viaje a Guatemala. Un día, a las pocas semanas de haber ganado el Miss Chile, me entrevistó Jaime Moreno para la revista Análisis, y tituló la entrevista "La reina de la libertad", porque yo dije en esa entrevista que estábamos viviendo una dictadura horrorosa, que habían violaciones a los derechos humanos. ¡Imagínate que una Miss Chile, en dictadura, saliera diciendo eso en una revista! Al otro día me citó la Junta Militar a tomar desayuno al edificio Diego Portales. Y fui. Estaban estos cuatro señores en una mesa larga y me dijeron 'usted es muy ignorante'. Luego me presentaron a una mujer de la Secretaría de Comunicaciones, para que autorizara todo lo que yo diría en público porque me prohibieron seguir hablando por mi cuenta. Eso fue la gota que rebasó el vaso: decidí irme lo más rápido posible a Guatemala. Me fui, recorrí Guatemala y también viví en México. Luego me fui a Francia. Regresé a Chile en 1989 y me vine a vivir a Pirque".

EL COLEGIO PARA JÓVENES REBELDES

"Al primer colegio que asistí en Suiza fue a un internado de monjas católicas que implementaban una educación extremadamente rígida y estructurada. Eso fue forjando en mí una rebeldía muy profunda, que se manifestaba desde organizar acciones para alterar el orden en el colegio, hasta convertirme en una lectora compulsiva que leía con linterna bajo las sábanas de la cama cuando las monjas apagaban las luces en la noche para dormir. Lo hacía porque era la única manera de contrarrestar lo aprisionada que me sentía en una estructura tan rígida y sin contención emocional; los libros me transportaban a mundos que quería conocer y vivir. Hasta que un día con una amiga italiana se nos pasó la mano en una broma que les hicimos a las monjas, y la madre superiora nos echó del colegio. En ese momento ocurrió lo más maravilloso que pudo pasar en esos años de adolescencia: me cambiaron a un colegio para 'jóvenes rebeldes', donde muchos de los profesores habían sido expulsados de sus universidades por las revueltas de Mayo del 68 que ocurrieron en Francia. Llegar a este colegio fue como llegar al paraíso (se ríe). Ahí sentí por primera vez que me veían; que existía para mis profesores. Porque lo usual es que los adultos no veamos a los niños, que los profesores no vean a los alumnos; los adultos solo vemos nuestras proyecciones en los niños. Y en este nuevo colegio conocí a un par de profesoras hermosas que me vieron y entendieron que yo necesitaba amor y no represión. Y de a poquito fui entrando en una dinámica de respeto, libertad, reconocimiento, confianza, que hizo que algo en mí comenzara a florecer, y que con el tiempo he ido entendiendo que eso fue lo que dio origen a lo que ahora es esta fundación. Así que al regresar a Chile, junto con trabajar en la revista Caras como directora de la sección moda, y que fue como un paréntesis muy raro en mi vida, comencé a trabajar con jóvenes en la cárcel de Puente Alto, y también con mujeres de Pirque en temas de género. Un día, en 1991, después de haber estado 2 años viendo y escuchando los problemas que tenían los jóvenes y las mujeres, apareció en mí la profunda convicción de crear una escuela agroecológica que pudiera entregar educación y herramientas efectivas a los niños de Puente Alto y Pirque, para que pudieran desarrollar todo su potencial. Y fue de esta manera que se me ocurrió empezar a trabajar en vencer la tremenda inequidad que existe en Chile: por un lado una abundancia excesiva, y por otro una carencia absoluta, y que hace que muchos seres no puedan desarrollar sus hermosos dones simplemente por no tener las posibilidades de hacerlo. Eso es doloroso, pero no debe quedar en la sola constatación del hecho, sino que tenemos que hacer algo al respecto para que deje de serlo".

SACAR LAS REJAS

"Una vez que ya teníamos los objetivos estructurales de la fundación, comenzamos a buscar financiamiento por todas partes: Estados Unidos, Europa y Chile. Paralelamente comencé a pensar en un modelo de educación que permitiera trabajar desde otro punto de vista las potencialidades de los jóvenes, una que incluyera su bienestar emocional. Quería demostrar que las cosas se podían hacer de manera distinta; que la educación que se impartía en los mal llamados sectores vulnerables, –porque vulnerables somos todos–, se podía entregar de una manera distinta a lo que se venía haciendo. Cuando comenzamos, lo primero que queríamos era armar un espacio donde los niños no tuvieran ganas de desertar, de escaparse. Que fuera al revés, que quisieran asistir y quedarse porque sienten que son más felices, que los ven, que crecen, que aprenden, que se desarrollan, que encuentran lo que buscan. Entonces teníamos que repensar completamente la educación que se venía entregando, y que no era tan distinta a la que aún se sigue entregando en el sistema educacional tradicional. Recuerdo que en ese momento realicé un puerta a puerta en Pirque, preguntando a las mamás y a los niños: ¿qué les gustaría tener en un colegio?, ¿cómo sería el espacio donde les gustaría ir a estudiar? Con esas respuestas, más nuestro ideal de crear un modelo educacional amoroso, partimos trabajando con un grupo de profesionales que aún, algunos de ellos, siguen trabajando en la fundación. Desde un comienzo incoporamos el trabajo de la tierra como método de sanación y aprendizaje, llevando así la naturaleza al desarrollo emocional de los niños. Establecimos el trabajo de huerto y lechería como parte curricular de los estudios. También hacer experimentar a los niños que lo necesitaran, o que quisieran, con las terapias complementarias, por ejemplo con las flores de Bach y reiki; junto con incorporar la meditación budista como algo regular en su formación. Fuimos creando un sistema de aprendizaje basado en el amor, el respeto y la confianza, que ha ido alcanzado excelentes logros académicos, pero por sobre todo un maravilloso crecimiento emocional de los jóvenes; y gracias a un equipo de profesores preciosos. Aquí los profesores no son enemigos del alumno, y la malla curricular es atractivamente interdisciplinaria: las materias académicas están vinculadas entre sí para entregar un aprendizaje integrado. Y el profesor logra entregar este tipo de contenido integrado por el cariño y dedicación que le pone a su trabajo, y también porque le damos la posibilidad de hacerlo al entregarle 12 horas pagadas de libre disposición a la semana para que las dedique a crear y a conectarse con las necesidades de sus alumnos. Y todos los días vamos viendo y repensando lo que funciona y no funciona. Por ejemplo, creamos un reglamento de convivencia sustentable, beneficios de todos los involucrados, en vez de un código de disciplina y castigador; y que surgió después de un hecho que nos marcó. Los niños se nos escapaban todo el tiempo, y un día los juntamos a todos y les preguntamos qué era lo que no les gustaba del colegio. Y su respuesta fue que en realidad les gustaba, pero que estar enrejados les producía ahogo. Entonces decidimos abrir completamente el colegio; y, si te das cuenta, la entrada no tiene reja, es de libre acceso, tanto para entrar como para salir. Aquí nadie está por obligación; todos los que aquí estamos es porque así lo queremos. Tampoco creemos en el concepto de inspectores de patio, porque lo consideramos invasivo y agresivo. Entonces, lo que hemos hecho ha sido ir reemplazando estos elementos por un sistema de convivencia sustentado en la confianza, y que fomenta el concepto de las 'Escuelas de oficio' como elemento central de nuestro modelo educativo, y que entrega una herramienta concreta a los alumnos para que puedan desarrollar sus talentos y aprender oficios que les permitan vivir dignamente, dentro de las distintas alternativas que aquí ofrecemos: eco construcción, energía solar, gasfitería, electricidad, cerámica y ahora en cocinería gracias a una alianza que hemos hecho con el chef Carlo von Mühlenbrock".

"Al principio, los niños se nos escapaban del colegio. Les preguntamos ¿qué no les gustaba? Y su respuesta fue que en realidad les gustaba, pero que estar enrejados les producía ahogo. Entonces, decidimos sacar las rejas y abrir el colegio".

ENTRENAMIENTO BUDISTA

"El sistema educacional tradicional tiene puesto sus objetivos en la tecnología, infraestructura y resultados académicos. Pero eso a nosotros nunca nos ha preocupado, porque no nos parece relevante para la educación que les queremos entregar a nuestros alumnos. Pero si nos basamos en las mediciones estandarizadas como el Simce y PSU, hace más de 10 años que hemos sido distinguidos con excelencia académica; también tenemos 0% de deserción escolar; y menos del 2% de adolescentes embarazadas, donde el promedio en los establecimientos educacionales es cerca del 20%. Y esto se ha producido porque nuestro interés está puesto en las personas; enseñamos a repensar el mundo que nos toca vivir. No nos interesa programar a los niños; lo que nos interesa es educarlos insertos en un mundo tremendamente dinámico y cambiante. Y para estar en sintonía con eso no hay que quedarse pegados en modelos obsoletos. Pero el sistema educacional chileno es tan lento en sus modificaciones, y reacciona tan a destiempo, que cuando hace algunos pocos cambios, ya está atrasado. De manera que entrar a reflexionar sobre qué tipo de formación le queremos dar a nuestros niños, si les damos una educación para que sean simplemente consumidores o una para que sean capaces de transformar profundamente sus realidades. Parece un sueño, pero no lo es. Más bien se ha ido transformando en una realidad. Nuestro sistema es un espacio integral donde se acoge al niño con toda su historia. Darles seguridad, protección física y emocional ha sido nuestro norte. El lema del colegio fue, al principio, 'un espacio seguro'; luego se convirtió en 'un espacio sagrado'. Y entre todos hicimos un compromiso donde decretamos no a la violencia, no a la droga, no a la discriminación, no al maltrato en ninguna de sus formas. Y esto es resguardado por un equipo de profesores realmente extraordinarios, a quienes los capacitamos con el entrenamiento del Bodhisattva, que es un entrenamiento proveniente del budismo tibetano para comprender cómo funciona nuestra mente, el sufrimiento y crear una práctica compasiva. Y, como esta capacitación se fue transformando en una experiencia maravillosa, implementamos una escuela para capacitar profesores, y también el Instituto del Bodhisattva para Sudamérica. Ambas experiencias muy significativas. En el caso de la escuela para profesores, la comenzamos hace algunos años, con unos resultados increíbles. Es un proyecto que hacemos gracias al aporte que nos hace la compañía brasileña Natura, y que nos permite capacitar a los profesores de 200 escuelas de Chile que educan a 100 mil niños de pocos recursos económicos. Les entregamos herramientas para su crecimiento personal, para que luego ellos puedan entregar modelos positivos a los niños. Enseñándoles, además, la importancia de darles más profundidad a nuestras opciones educativas practicando ritos que simbolizan nuestros compromisos. Por ejemplo, realizamos la ceremonia del cierre del espacio sagrado; el año nuevo mapuche; el comienzo del año agrícola; la protección de las semillas; y todo lo que nos lleve a la paz y a la convivencia sustentable, como una conmemoración consciente de nuestras decisiones. Y, en experiencias como estas, te das cuenta que el ambiente va generando la conducta. Los niños de este colegio son jóvenes dignos, llenos de dones, talentos y sueños. Que conviven con total paz y pertenencia en un espacio de puertas abiertas. Esa es la maravillosa experiencia de relacionarnos con amor y respeto. Y construir entre todos un modelo de sociedad que tome a los seres humanos como individuos pensantes llenos de hermosas potencialidades".

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