Maternidad post 45

En los últimos años, en Chile y en el mundo ha crecido el número de mujeres que son madres cuando están muy cerca de la menopausia. Aquí, cinco mujeres relatan su experiencia de tener un hijo a una edad en que podrían ser abuelas.




En mayo pasado, Magaly Zúñiga, dueña de casa, fue al ginecólogo por un atraso en la regla. A sus 47 años, pensó que estaba ante la primera señal de la menopausia. Sin embargo, tras examinarla, el médico le dijo: "Tienes el útero con la dilatación de un embarazo de dos meses". A Magaly se le puso la piel de gallina. En el mismo hospital le acababan de diagnoticar una distrofia muscular en una de las arterias del corazón que la obligó a bajar 7 kilos y a abandonar la sal en las comidas. "¿Embarazada?", pensó como 30 veces mientras el médico insistía en que, con los cuidados apropiados, no tendría problemas.

Magaly está casada con un asistente de operaciones de Endesa. Vive en Rancagua, en una casa de tres dormitorios que la empresa les facilita. Tiene dos hijas, de 23 y 19 años, que estudian Enfermería y Técnico Jurídico en la universidad.

Magaly seguía llorando cuando salió de la consulta. Pensaba en el fin de semana recién pasado en que ella y su marido se habían escapado a Santiago, habían bailado hasta las tres de la mañana y se habían devuelto felices a la casa. En la nueva complicidad con su marido. En la independencia de sus hijas. "¿Seré capaz de criar a un hijo a estas alturas?", se repetía.

Todavía confundida, Magaly comunicó la noticia a la familia. Las hijas aplaudieron y prometieron toda la ayuda del mundo. Pero Guido Campos, el marido, a sus 50 años no lo tomó bien. "Me costó asimilarlo. No me veía cambiando pañales, yendo a reuniones de apoderados o haciendo tareas", dice Guido.

Magaly ya tiene siete meses de embarazo y sabe que la parte más dura –aceptar el embarazo– pasó. Ahora su vida y la de la familia gira en torno a Renato, que nacerá en enero. Ella y Guido encontraron la manera de mantener la complicidad que les daba el baile: hacen largas caminatas, porque a Magaly le recomendaron ese ejercicio. Van juntos a las ecografías que, por su edad, Magaly debe hacerse cada tres semanas. Pero todavía la ronda insistentemente una preocupación. "¿Tendré salud suficiente para encaminar a Renato?", se pregunta Magaly.

La estadística

¿Cuándo es tarde para ser madre? "Mientras exista la posibilidad, nunca es tarde", responde el doctor Mauro Parra, obstetra de la Unidad de Medicina Materno Fetal del Hospital J.J. Aguirre. "El límite lo puso la naturaleza al darles a las mujeres un reloj biológico: el periodo para reproducirse naturalmente va desde la primera regla hasta la última, entre los 15 y los 50 años aproximadamente, cuando cesa la capacidad reproductiva y llega la menopausia. Pero mientras la mujer ovule, existe la posibilidad de tener un hijo", explica.

La mayoría de las mujeres chilenas experimenta la maternidad entre los 20 y los 35 años, periodo en que están biológicamente mejor preparadas para ser madres, porque aún no se han presentado enfermedades que pueden complicar el embarazo, como la hipertensión o la diabetes, y que aparecen con la edad. "Sin embargo, si una mujer mayor es sana, tiene los mismos riesgos que una mujer más joven", afirma Parra.

A partir de los 35 años, la fecundidad decae considerablemente. Así, la posibilidad de embarazarse naturalmente después de los 45 es muy baja. En esta etapa, los ginecólogos han visto que el uso de métodos anticonceptivos tiende a relajarse, debido a que las mujeres sienten muy cerca la menopausia. "Y los cuidados son tan necesarios como en la adolescencia", afirma Parra.

La maternidad tardía es una tendencia que recorre el mundo. En Chile, según estadísticas del INE, 242 mujeres mayores de 45 años dieron a luz en 1997. Seis años después, en 2003, la cifra aumentó a 369.

"En la última década, el único grupo etario en el que han aumentado significativamente los nacimientos es el de las mujeres de 40 años o más, el que tiene mayores riesgos de muerte materna, fetal y neonatal asociados. Esto nos ha llevado a afirmar que la reproducción en la quinta década de vida es un problema de salud pública, porque va en aumento y merece atención y cuidado", señala el doctor Enrique Donoso, académico del departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica, quien ha publicado estudios sobre la evolución de la natalidad en Chile.

Donoso tiene una teoría acerca de esta tendencia. "Es probable que las chilenas estén teniendo hijos cada vez más tarde, porque tienen mayores posibilidades de desarrollo profesional. Y también se debe a las segundas uniones conyugales; en promedio, las mujeres se vuelven a casar a los 38 años, entonces no es raro que, pasados los 40, deseen tener hijos con su nueva pareja", agrega.

A diferencia de sus primeros embarazos, Lucía Stuardo no programó el último, que ocurrió inesperadamente cuando tenía 46 años. Lucía era productora publicitaria, tenía dos hijos de 18 y 13 años de su primer matrimonio, estaba separada y llevaba un año con una nueva pareja. Poco antes de conocerlo, le había pedido a su ginecólogo que le sacara el dispositivo intrauterino, segura de que su edad, próxima a la menopausia, era protección suficiente contra un posible embarazo.

"Fue inesperado, pero lindo. Lo sentí como un regalo. A mis hijos les costó un poco acomodarse, porque la mamá que tenían sólo para ellos pasó a estar ocupada con una guagua y mi pareja, que era puertas afuera, se vino a vivir con nosotros. Yo terminaba de dar pecho a medianoche y a las dos de la mañana tenía que ir a buscar a mi hija a una fiesta. Agotador", recuerda Lucía, que es la apoderada de más edad del curso de su hija, hoy de 9 años.

Sin embargo, Lucía le ve ventajas a la maternidad tardía. "Con mis primeros hijos, como estaba separada y tuve que trabajar mucho para que no les faltara nada, pasé poco tiempo con ellos. Delegué el cuidado en otras personas, me faltó acompañarlos más. Ser mamá vieja ha sido una oportunidad porque, sabiendo todo eso, ordené mi vida para dedicarme y gozar esta hija", dice. Lucía abandonó la producción publicitaria para dedicarse a la reflexología y a una tienda. Va a buscar y a dejar a su hija menor al colegio y hace las tareas con ella.

Las aprensiones

En España hay quienes, a modo de reproche, clasifican a las mujeres que tienen hijos después de los 45 como madres abuelas. "¿Y bien?", se pregunta la doctora Victoria López-Rodó, de la clínica barcelonesa Instituto Dexeus y autora del libro Nunca es tarde para ser madre.

"Tengamos la edad que tengamos, las mujeres vamos a ser capaces de desarrollar el papel de madres. Que una mujer hoy tenga el doble de edad que cuando su madre la tuvo a ella no la convierte en una madre abuela. Por lo demás, hay casos de niños que pierden a sus padres y son cuidados por sus abuelos y se desarrollan adecuadamente. Independiente de la edad, la maternidad siempre es un reto", señaló la doctora en una reciente entrevista publicada en el diario español La Verdad.

Así entendió Ana Luz Alonso, profesora de Historia, su último embarazo, a los 47 años: como un desafío cronológico.

Ana Luz tiene diez hijos y nueve de ellos aún viven en la casa ubicada en Vitacura. "Físicamente, estoy más cansada. A Rodrigo le doy la mamadera acostada en la cama con él. No lo puedo tener en brazos, porque me duele la espalda. En general, no me complico. Todavía duerme conmigo, porque no tiene pieza. Como sus hermanos están en el colegio o la universidad, no puede dormir con ellos, porque tiene otros horarios. ¿Sabes qué? Todas esas cosas dan lo mismo, los niños crecen igual", señala, vestida con buzo y zapatillas, mientras mece el coche en que Rodrigo, de diez meses, duerme.

El mayor temor que acecha a las mujeres maduras que se embarazan es la posibilidad de que su hijo nazca con alguna alteración cromosómica, siendo la más frecuente la trisomía del cromosoma 21 o síndrome de Down.

"La mujer nace con un determinado número de óvulos que envejecen igual que ella. Con la edad, el óvulo se va dañando. A los 20 años la probabilidad de tener un hijo con alteraciones cromosómicas es de uno en mil. A los 45, es de uno en cincuenta. Pero sigue siendo más alta la probabilidad de que el hijo nazca sano", señala Mauro Parra, obstetra del Hospital J. J. Aguirre.

Existen exámenes para diagnosticar si un hijo viene con problemas. Sin embargo, los procedimientos son invasivos y requieren introducir agujas al útero para sacar una muestra, lo que implica un riesgo de que el embarazo se pierda. "Ante esa disyuntiva, las mujeres prefieren no someterse a los exámenes, porque no hay mucho que hacer. En Chile el aborto no es legal. "Entonces dicen: 'Prefiero esperar a que nazca para saber'", indica Parra.

Marlene Mecklenburg y su marido Marcantonio Mongelli recuerdan con cierta amargura la reacción de algunos amigos cuando se enteraron de que ella, a sus 45 años, esperaba a su séptimo hijo. "En general, no fuimos bien mirados. Era atroz que, en lugar de felicitarme, me dijeran que era una locura embarcarme en una guagua o que me advirtieran que podía nacer con problemas", relata Marlene, en su casa ubicada en Reñaca. Al igual que en sus anteriores embarazos, se sentía feliz de volver a ser madre. Y no se le ocurrió pensar que podría tener un hijo diferente, porque no había vivido la experiencia.

Pía, la hija menor de Marlene, nació con síndrome de Down. Lo supieron cuando nació. "Fue un shock, porque fue inesperado y no sabíamos nada sobre los niños como ella. Pero en la misma sala de parto Marcantonio y yo nos comprometimos a sacarla adelante", señala Marlene. Hoy, ella y su marido tienen un centro de estimulación temprana para niños con síndrome de Down en Viña del Mar. Se llama Senda, y Pía asiste regularmente.

Marlene, de 56 años, y Marcantonio, de 63, defienden a los padres mayores. "Nuestros amigos están en crisis porque sus hijos se han ido y se han quedado solos en la casa. Nosotros no tenemos tiempo para quejarnos o aburrirnos. La Pía tiene 12 años y eso nos obliga a mantenernos jóvenes de espíritu y sabemos que nos necesita así por muchos años más", dice Marlene

Óvulos jóvenes

En los centros chilenos de medicina reproductiva cada vez es más frecuente que lleguen mujeres en el final de su etapa reproductiva a pedir ayuda para embarazarse.

"En la última década apareció un diagnóstico nuevo en mujeres que quieren ser madres: la edad. Gracias a la ovodonación, hoy existe la posibilidad de tener un hijo usando el óvulo de una mujer joven. Tradicionalmente, quienes recurrían a este procedimiento sufrían de alguna falla ovárica o menopausia precoz. Hoy la ovodonación tiene indicación médica cuando la mujer tiene 40 años o más y desea tener un hijo", señala Ricardo Pommer, jefe de la unidad de reproducción humana de la Clínica Las Nieves y del Hospital San Borja-Arriarán.

Según la curva de fertilidad por edad que manejan los médicos que trabajan en medicina reproductiva, la probabilidad de que una mujer logre un embarazo de forma natural a los 45 años es de un 3%. "Si extraes un óvulo de esa mujer y lo fertilizas en el laboratorio con un espermio de su marido, la probabilidad no mejora, porque la semilla es mala. La alternativa es usar el óvulo de alguien más joven. Ahí las posibilidades mejoran inmediatamente y llegan al 50%. No hay dónde perderse. Los que trabajamos en medicina reproductiva sabemos que la gran mayoría de las mujeres que se embaraza después de los 45 años no lo hace con óvulos propios", asegura Pommer.

Mariana es enfermera. Tiene 47 años y hace dos meses tuvo a su primer hijo usando el óvulo de una mujer más joven. A los 17 le extrajeron sus dos ovarios debido a quistes. No podía tener hijos e intentó adoptar, pero la institución les dijo a ella y a su marido que no estaban preparados para ser padres. "Fue muy duro enfrentarme a la idea de que ni siquiera mediante la adopción podría ser madre. Recién a los 43 años supe que existía la ovodonación. Lo intenté cuatro veces. Las tres primeras fallaron y cada vez viví un derrumbe emocional. Por eso me prometí que el cuarto intento sería el último", dice.

El día de la implantación Mariana se concentró en la pantalla del ecógrafo, donde veía cómo le introducían con una jeringa los óvulos fecundados en su útero. "Por favor, que se agarre uno", rogó. Y así ocurrió. Quince días después volvió a llorar, esta vez de alegría: estaba embarazada.

Mariana y su marido están pensando en tener otro hijo. Él tiene muchas ganas; ella, muchas dudas. Sabe que, por su edad, debe decidirlo pronto. "Me da susto que pueda pasarme algo. Desde que nació Antonio, me he vuelto precavida y temerosa. Sé que tengo que cuidarme mucho más para poder estar con él", dice.

Han sido largas las discusiones médicas para fijar el límite de edad aceptable para embarazar a una mujer ya que, con la donación de óvulos, se logran embarazos a cualquier edad. "La técnica permite embarazar a mujeres de 70 años, porque el útero no envejece. Es el óvulo el que se deteriora. Si usas óvulos jóvenes, los riesgos asociados a la edad, como el aborto espontáneo o las complicaciones cromosómicas, desaparecen", señala Pommer.

Se han reportado casos excepcionales, como el de Adriana Iliescu, una profesora rumana de 67 años que, en 2004, dio a luz a una niña gracias a esta técnica de donación de óvulos. O el de la inglesa Patricia Rashbroock, una sicoanalista que fue madre a los 63.

Las comisiones de ética de los establecimientos de fertilización asistida son los que han fijado los plazos aceptables que, en gran parte del mundo, tienen como tope los 50 años, la edad promedio en que la mujer pierde su capacidad reproductiva y se inicia la menopausia. Ésa es la edad aceptada en la Clínica Las Nieves y en el Hospital San Borja-Arriarán. En la Clínica Las Condes y la Clínica Alemana, el límite es de 40 años. "Fijar un límite responde al intento de velar para que, durante la etapa de dependencia del hijo, hasta los 18 años, cuente con una madre que cuide de él", apunta Pommer.

Un reciente estudio de la Universidad del Sur de California aporta evidencia para que la medicina siga ayudando a las mujeres mayores a tener hijos y concluye que son tan buenas madres como las más jóvenes. La investigación, que fue presentada en el encuentro anual de la Sociedad Americana para la Medicina Reproductiva en Nueva Orleans, analizó el historial de 49 madres que dieron a luz a los 50 años o más y lo comparó con el de mujeres de entre 30 y 40 años que también recibieron fertilización asistida con óvulos donados entre 1992 y 2004. El estudio, que fue ampliamente divulgado, señala que las mujeres mayores de 50 sufrían menos problemas sicológicos que las más jóvenes y no se encontró que las madres tardías hubieran disminuido su capacidad maternal o presentaran un riesgo mayor de estrés que el resto.

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