Así mira Paz Errázuriz

Por primera vez, la fotógrafa despliega todos los retratos que conforman su emblemática serie de los boxeadores. La muestra da el puntapié inicial a la Galería 64, un nuevo proyecto que promueve exclusivamente la fotografía contemporánea.




Por primera vez, la fotógrafa despliega todos los retratos que conforman su emblemática serie de los boxeadores. La muestra da el puntapié inicial a la Galería 64, un nuevo proyecto que promueve exclusivamente la fotografía contemporánea.

Los rostros que fueron capturados por el ojo de Paz Errázuriz, ahora nos devuelven la mirada frontal, estoica y un poco amenazante. Son las caras de once boxeadores, ampliadas a un metro por un metro treinta, que configuran la serie El combate del Ángel, muestra que se despliega en la pulcritud de la nueva sala de exhibición Galería 64. Se trata de una de las primeras series de la artista, realizada en 1988. Y es emblemática, porque concentra el sentimiento trágico que atraviesa toda la obra de Errázuriz y lo lleva a su máxima tensión, contrastando la condición precaria de estos pugilistas menudos y livianos con la pose heroica con que se plantan frente a la cámara, mientras se mantiene siempre latente la posibilidad de la derrota.

Inaugurar un nuevo espacio para la fotografía fue la propuesta que recibió Paz Errázuriz. La fotógrafa, que siempre ha sido muy cuidadosa y selectiva con sus exposiciones, aceptó. "Es un proyecto muy profesional", dice respecto de Galería 64. "Y es, efectivamente, el único espacio en Chile que se va a dedicar solamente a la fotografía contemporánea, mostrando obras que tienen cierta presencia internacional". Pero, sin duda, es la sala la que gana lanzándose con la obra de una artista con la trayectoria y legitimidad de Paz Errázuriz. Más allá de lo puramente visual, lo que la fotógrafa hace es llevar a imágenes una crítica muy profunda sobre el poder y la marginalidad, en las que ella rescata y dignifica aquellos rostros y personajes anónimos que suelen ser segregados por prejuicios de clase, sexo, edad o raza.

Su trabajo con la fotografía surge de una necesidad personal de entender el mundo y entenderse ella misma, ajena a las ansiedades del éxito y del reconocimiento artístico. Pero la persistencia de 40 años de andar con su cámara escarbando en las grietas sociales, produjo una obra que hoy cae por su propio peso y que se encuentra en las colecciones de arte más importantes del mundo. Hasta el 10 de junio, en Patio Bellavista.

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