Livia Marín: la perversión de los objetos cotidianos

Tazas para tomar el té, peluches viejos, vasos desechables, frascos vacíos. En la obra de Livia Marín elementos banales y cotidianos son transfigurados dramáticamente hasta pervertirlos por completo y convertirlos en objetos perturbadores. Hasta el 24 de enero en Galería Patricia Ready.




Paula 1138. Sábado 4 de enero de 2014.

Tazas para tomar el té, peluches viejos, vasos desechables, frascos vacíos. En la obra de Livia Marín elementos banales y cotidianos son transfigurados dramáticamente hasta pervertirlos por completo y convertirlos en objetos perturbadores. Hasta el 24 de enero en Galería Patricia Ready.

Formada como escultora, radicada en Londres y doctorada en Arte en la prestigiosa escuela británica Goldsmiths College, Livia Marín (40) es una de las artistas chilenas de su generación que ha llevado más lejos su obra y su carrera. Su obra, que entre otros reconocimientos obtuvo el premio Altazor 2005, consiste en instalaciones realizadas a partir de la manipulación de objetos de consumo corriente, que han sido dados de baja. Marín los somete a variadas operaciones quirúrgicas (los rompe, los desfigura, los recubre), hasta transformarlos en presencias extrañas y ambiguas, que al ser despojadas de toda familiaridad desafían radicalmente nuestra percepción.

En su actual muestra Faltas –título que alude a la pérdida de la identidad original de los objetos y de los códigos cotidianos que utilizamos para percibirlos y reconocerlos– Marín ocupa la sala mayor de la Galería Patricia Ready, con cuatro series de trabajos que ya ha mostrado en museos y galerías de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.

Con estructuras especialmente diseñadas por la artista para su exhibición, como vitrinas, plataformas u otros dispositivos de muestrario, la muestra consiste en 116 fotografías pequeñas de tazas de loza que ella ha quebrado e intervenido con hilo de oro; tres instalaciones donde monta peluches viejos recubiertos en pan de oro; 16 objetos de cerámica negra que camuflan vasos de plástico desechables; y cuatro cuadros realizados con látex y residuos de construcciones derruidas. Especialmente seductoras son las fotografías, intervenidas a través de un oficio laborioso y fino, que exacerban el contraste entre la fractura de los objetos y la delicadeza de la ejecución.

Soft Toys se titula el último trabajo de la artista, en el que, a través de una cobertura de yeso y pan de oro, se anula el carácter tierno y familiar de una serie de osos de peluche para que aparezcan anónimos, desfigurados.

En la obra Soft toys –su producción más reciente– Marín recuperó pequeños peluches usados, los recubrió con una capa de yeso y, luego, con pan de oro. El resultado son objetos amorfos, cuyo carácter primario, tierno y familiar, queda totalmente adulterado, bajo la cobertura que anula las diferentes piezas del juguete, para que aparezcan como especies de fetos, desfigurados y momificados por la operación que los encubre.

Frecuentemente la artista Livia Marín utiliza en sus obras piezas de loza que aparecen quebradas, desfiguradas o derretidas. También ha usado lápices labiales esculpidos en distintas formas, objetos de plástico desfigurados o forrados con otros materiales, frascos vacíos, vasos desechables y tapas de botella, entre otros. Estos elementos transformados se clasifican en series, donde piezas del mismo tipo pero con variaciones formales se relacionan entre sí mostrando similitudes y diferencias.

El montaje utiliza una eficiente estrategia de ocupación, para tomarse la sala principal de la galería y generar un ambiente unificado, a pesar de la diferencia de lenguajes y materiales que hay entre las series.

"Mi trabajo adopta los objetos cotidianos cuando han perdido su valor de uso o su valor de intercambio económico", explica la artista. "Al apropiarme de elementos que circulan en el mercado masivo, intento ofrecer una reflexión sobre cómo particularizamos nuestra relación con ellos. El efecto de producir extrañamiento es central en mi trabajo, como una forma de eliminar el exceso de familiaridad que estos objetos no solo engendran en la vida cotidiana, sino también en su transacción como bienes de consumo".

La muestra Faltas (hasta el 24 de enero en galería Patricia Ready) consiste en la reinstalación de cuatro series de obras realizadas por la artista Livia Marín en los últimos años.

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