Una novelista tardía

Aunque ha dedicado toda su vida a la literatura, la mexicana Margo Glantz (1930) publicó su primera novela recién a punto de cumplir los 50 años. La fama internacional le llegó entrando a los 70, sobre todo con Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador (Anagrama, 2005). Hoy sigue activa en la escritura, los viajes y la academia. A Chile acaba de llegar su último libro, Coronada de moscas (Sexto Piso), unas intensas crónicas sobre la India. Aquí da cuenta de su periplo.




Paula 1128. Sábado 17 de agosto 2013.

Aunque ha dedicado toda su vida a la literatura, la mexicana Margo Glantz (1930) publicó su primera novela recién a punto de cumplir los 50 años. La fama internacional le llegó entrando a los 70, sobre todo con Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador (Anagrama, 2005). Hoy sigue activa en la escritura, los viajes y la academia. A Chile acaba de llegar su último libro, Coronada de moscas (Sexto Piso), unas intensas crónicas sobre la India. Aquí da cuenta de su periplo.

-Tras una vida dedicada a enseñar y a escribir, ¿cómo se mantiene la pasión por la literatura que usted sigue desplegando?

Bueno, afortunadamente las pasiones duran mucho, en mi caso serían como una mezcla de obsesión y de pasión por la obsesión. Mis obsesiones, aunque parezca que me disparo en muchas direcciones que no convergen, son las mismas: la literatura y su enseñanza, y el consiguiente trabajo de hacer libros, investigar y, sobre todo, leer. Y, además, el cuerpo, la autobiografía, el erotismo, la enfermedad, la cultura popular, el arte, la moda, el viaje. Y ahora las redes sociales, especialmente el tuit.

-Usted publicó su primera obra de ficción poco antes de cumplir 50 años. ¿Qué significó ese giro en su trabajo, antes enfocado a ensayos y textos académicos, y hacerlo, de cierto modo, tardíamente?

Desde niña quise escribir, pensé siempre que cuando fuera grande escribiría y a menudo he dicho, y ahora lo repito, que mientras mis compañeros de generación fueron precoces y a los 20 años habían publicado obras maestras, yo seguía siendo una joven promesa con arrugas. Escribí cosas que no eran ficción hasta que acepté que lo mío no calzaba con ciertos registros tradicionales en relación con los géneros canónicos. Mi primer libro de narrativa, bastante fallido, se llama Las mil y una calorías, novela dietética, y está construido a base de fragmentos, cosa que suele suceder en casi todo lo que hago, solo que esos fragmentos se van organizando y estructurando de maneras diversas.

-Usted ha sido bastante innovadora en su escritura, ¿cree que eso tiene que ver con la libertad que da el paso de los años?

Quién sabe. Puede ser que sea cierto, a medida que me vuelvo más vieja, me importa mucho menos adaptarme a los ritmos convencionales. No es que no me importe lo que piensen de mi escritura, en parte se escribe también para que otros lo lean, pero pienso que si no cumplo con lo que yo creo que debe ser mi tarea creativa, esta no tendría ni identidad ni sentido.

Además de desplazarse con holgura por la escritura, los viajes y la academia, margo glantz es una tuitera compulsiva.

-Como viajera incansable, ¿qué es lo que la sigue fascinando de recorrer el mundo?

Bueno, viajar desanquilosa. La rutina, que es saludable, también hace que las cosas se vuelvan demasiado cotidianas. Viajar me abre nuevas perspectivas y experiencias, me rejuvenece, me permite pensar que aún tengo futuro.

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